La carta del profesor que renunció a ejercer porque sus alumnos eran adictos al móvil

Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies

“Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla”, así son las palabras del periodista y académico uruguayo Leonardo Haberkorn, quien renunció a seguir dando clases en la universidad ORT de Montevideo en Diciembre de 2015. ¿El motivo? Estaba cansado de tener que discutir con ellos acerca del uso de teléfonos móviles en clase, de los selfies y de las actualizaciones de las redes sociales.

Haberkorn era profesor y coordinador del título de Ciencias de la Comunicación, pero en diciembre de 2015 decidió que no iba a volver a dar clases. La emotiva y sincera carta, publicada en su blog, ‘El Informante’, se convirtió en viral. Sin embargo, no solo se convirtió en un fenómeno de Internet, sino que además destapó uno de los mayores problemas a los que los profesores se deben enfrentar día a día en sus clases: los teléfonos móviles.

“Hasta hace tres o cuatro años la exhortación a dejar el teléfono de lado durante 90 minutos -aunque más no fuera para no ser maleducados- todavía tenía algún efecto. Ya no. Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal. Pero hay algo cierto: muchos de estos chicos no tienen conciencia de lo ofensivo e hiriente que es lo que hacen.”

En su post, Haberkorn explica que se dio cuenta de que sus alumnos estaban más interesados en mirar su WhatsApp, Facebook o en hacerse selfies, que prestar atención a lo que él les decía.

Clases que sus alumnos no recuerdan, preguntas que él lanzaba en clase, apasionado, y que sus alumnos ignoraban. Haberkon recuerda cómo se sentía: “conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado. Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales”

Sin embargo, Haberkon puntualiza que no toda la culpa de esto es de los jóvenes, sino que ellos también son víctimas de toda la información que les bombardea por Internet: En La Naranja Mecánica, al protagonista le mantenían los ojos abiertos con unas pinzas, para que viera una sucesión interminable de imágenes, veloces, rápidas, violentas.”, dice, comparándolo con el inquietante éxito de Anthony Burgess. “Con la nueva generación no se necesitan las pinzas. Una sucesión interminable de imágenes de amigos sonrientes les bombardea el cerebro. El tiempo se les va en eso. Una clase se dispersaba por un video que uno le iba mostrando a otro. Pregunté de qué se trataba, con la esperanza de que sirviera como aporte o disparador de algo. Era un video en Facebook de un cachorrito de león que jugaba.”

El uso de la tecnología móvil en el aula es un tema actual de debate entre todo tipo de docentes y equipos directivos de centros educativos. A pesar de que muchos están en contra de dejar que sus alumnos utilicen estos dispositivos en clase, son muchos los centros educativos que prohíben el uso de teléfonos móviles en las clases, poco a poco se convierte en una lucha contra la realidad: la aparición de nuevos modelos en el mercado y la atracción de las generaciones jóvenes por todo aquello que es nuevo hace prácticamente imposible controlarlos todos.

Sin embargo, los hay que apuestan por permitir los teléfonos en el aula, pero para poder utilizarlos como herramientas para el aprendizaje. “Se educa en el uso no en la prohibición. Podemos decirles que no traigan el móvil, pero en la calle lo van a seguir utilizando. Prefiero enseñarles en clase antes que dar la espalda a la realidad”, aclaró Evaristo González, director del instituto Torre del Palau, en una entrevista a La Vanguardia. Desde hace cuatro años este centro cuenta con una norma para teléfonos móviles, aprobada por el claustro y el consejo escolar. Los alumnos pueden llevarlo consigo y usarlo entre clase y clase o el patio, pero en el aula debe estar en silencio y guardado en la mochila.

Habekorn, sin embargo, lo deja claro y lanza un rotundo ‘NO’ al uso de las nuevas tecnologías en clase, que hacen que se pierda la magia de la enseñanza por parte de los docentes. Él insiste en que lo intentó con las historias más fascinantes, pero no consiguió llegar a sus alumnos:

“Este año no. Caras absortas. Desinterés. Un pibe despatarrado mirando su Facebook. Todo el año estuvo igual. Llegamos a la entrevista. Leímos los fragmentos más duros e inolvidables. Silencio. Silencio. Silencio. Ellos querían que terminara la clase. Yo también.”

https://www.lavanguardia.com/cribeo/cultura/20160920/47409140820/la-carta-del-profesor-que-renuncio-a-ejercer-porque-sus-alumnos-eran-adictos-al-movil.html

Leave a comment