
Taiwán, siempre presente en la prensa, es, pese a las múltiples dificultades de todo tipo que afronta (aislamiento diplomático, falta de recursos naturales, urbes con altísima densidad de población, alta sismicidad, orografía y clima complicados) una sociedad moderna y próspera, es una potencia económica. Disfruta de una renta per cápita de 33,775 $, superior a la española, y tiene un endeudamiento de solo el 32,6% del PIB. Como contó Pablo Diez hace unos días en ABC, Taiwán es el líder mundial indiscutible en semiconductores, tanto en porcentaje de mercado como en posesión de la tecnología más avanzada en este campo.
Hay por tanto que preguntarse el porqué de este éxito. Es siempre una buena práctica inspirarse en lo que funciona y no en lo que fracasa. Hay que emular en vez de envidiar. Su éxito se fundamenta en una buena estrategia a largo plazo construida sobre pilares sólidos, que comentamos a continuación.
Es un hecho muy desconocido la gran influencia que posee en Taiwán el think tank, con sede en New York, Intelligent Community Forum. Taiwán aplica desde hace años sus recomendaciones. Quince de sus veinticuatro ciudades y condados han sido ya reconocidos con los premios que este foro otorga cada año. New Taipéi, con casi cuatro millones de habitantes, ha sido reconocida como Comunidad Inteligente de 2022. Su alcalde Hou Yu-ih acaba de ser reelegido con el 62% de los votos y se vislumbra como candidato a la presidencia en las elecciones que se celebraran en catorce meses. En 2019 fue premiada Taoyuan con una población de dos millones y medio de personas.
Este foro de pensamiento promueve una metodología para construir sociedades más prósperas basada en cinco más un indicadores. Considera que para construir una sociedad de éxito hay que desplegar infraestructuras, promover la educación y el talento, la innovación, la equidad y la sostenibilidad y resiliencia, todos estos aspectos bajo el paraguas del liderazgo y el buen gobierno, el sexto indicador.
De los seis aspectos sin duda el más importante y el que tiene un efecto más contundente y a más largo plazo es la educación, la creación de talento. La mejor definición del país me la dio el profesor Shiann- Far Kung de la National Cheng Kung University de Tainan: “los taiwaneses lo único que poseemos es nuestra inteligencia”. Es obvio que la usan mucho y muy bien. Taiwán es sin duda un ejemplo del éxito de la inteligencia como medio para sobrevivir y prosperar superando dificultades y adversidades de todo tipo. Las comunidades humanas fracasan cuando ni cultivan ni usan la inteligencia de sus ciudadanos. Se precisa educación exigente que estimule a las personas a desarrollar sus capacidades, a adquirir conocimientos y hacer suyos valores sólidos como la laboriosidad, la colaboración, el respeto a la autoridad. Una educación que presente un equilibrio entre actitudes y aptitudes.
También hay que destacar que la sostenibilidad es un campo mucho más amplio que el mero cuidado del medioambiente, debe incluir el mantenimiento de los valores raíces que hacen resiliente a una comunidad. Taiwán mantiene y cuida los valores de la China milenaria.
Taiwán es un claro ejemplo de que la inteligencia y los valores prevalecen frente a las riquezas naturales en la construcción de una sociedad próspera. Es un buen referente en el que inspirarse. En España hacemos todo lo contrario disminuir el nivel educativo, de reforma en reforma, desde hace 40 años y menospreciar e ignorar nuestros valores. Precisamos un cambio de tercio.
Artículo publicado en ABC el 25 de diciembre de 2022