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Jóvenes que dicen ser trans y no lo son

Celso Arango, jefe de Psiquiatría Juvenil del Gregorio Marañón: “Vivimos un boom de jóvenes que dicen ser trans por moda y en realidad no lo son”

Celso Arango, uno de los psiquiatras más reputados de España, sostiene que la cifra de adolescentes que se reclaman trans sin serlo se ha multiplicado por la ideologización y cree que la Ley Trans “puede causar un daño enorme”. Apadrina a la Asociación Amanda, de personas afectadas por esta “moda”, que se presenta hoy

“Esto es una locura, va a hacer daño a mucha gente, muchos jóvenes que tienen trastornos creen que los van a arreglar convirtiéndose en trans cuando no lo son. La Ley Trans no puede salir adelante así”.

No lo dice ningún activista de ningún tipo, ningún adversario de la ministra Irene Montero, ni ningún rival político del Gobierno que intenta sacar adelante en estos meses la norma que regulará la transexualidad.

Lo dice Celso Arango (Palma de Mallorca, 1968), una de las mayores autoridades de la psiquiatría española, jefe del departamento pediátrico y juvenil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, catedrático por las universidades Complutense y de Maryland, y ex presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.

Arango está muy alarmado con la posible aprobación en el Congreso de los Diputados de una Ley Trans que excluye la supervisión de los profesionales de la salud mental sobre adolescentes, dice, que en realidad, “no son trans, sino que tienen otros trastornos y creen que siendo trans los van a superar. Como la OMS ha despatologizado la transexualidad, ni nos han pedido opinión. Pero es una barbaridad lo que quieren hacer, y los vulnerables, los de siempre, podrían sufrir mucho”.

Por eso apadrina hoy, en el Colegio de Médicos de Madrid, la presentación de la Asociación Amanda, que agrupa a unos 300 padres de toda España que aseguran sufrir la situación que él denuncia.

¿Qué visión tiene usted de la Ley Trans tal y como está planteada en el proyecto del Gobierno?
Profesionalmente, asisto con preocupación a la gestación de esta Ley, porque está alejada de la realidad. Desde el día a día en el Hospital Gregorio Marañón estamos asistiendo a una explosión, un boom, un incremento exponencial de adolescentes que dicen ser trans, muchos por moda, y no lo son. En nuestra unidad de hospitalización, si habitualmente teníamos uno o dos adolescentes que decían ser trans al año, ahora lo manifiesta el 15%, o 20% de los ingresados. Obviamente no es una cifra normal, no responde a la realidad.


¿Qué explicación tiene para eso?
Cuando aparece una cosa así y no es vírica o contagiosa, te preguntas: ¿esto a qué responde? Me preocupa mucho, conociendo la psicopatología de los adolescentes, esa búsqueda inmediata de respuesta, gratificación, variabilidad, cambio… Una de las cosas que primero aprendemos en psiquiatría infantil es a esperar antes de actuar. Cuando llega un niño y dice que su vida no vale nada, antes de poner tratamiento farmacológico, lo que haces es citarle una semana después. Y a lo mejor ha desaparecido el problema.


Esperar, sencillamente.
Sí. Esos cambios en la población pediátrica, en menores de edad, son muy frecuentes. Lo que antes se llamaba disforia de género, que ahora se llama incongruencia, por supuesto que existe, y estoy completamente de acuerdo con que se despatologice y se ‘despsiquiatrice’, en los casos en los que es real. Pero a mí lo que me preocupa es que la mayor parte de los adolescentes que estoy viendo, al estudiarlos longitudinalmente, dicen ser trans y no lo son. Y el problema es que si esto les abocara a una situación de esperar y ver, o de empezar con una psicoterapia, bueno. Pero si hablamos de que alguien que dice ser trans desde hace tres semanas va a un centro privado y le dan hormonas… Pues es una barbaridad. Hacemos algo que tiene complicada marcha atrás, cuando no es irreversible. Y a nosotros como profesionales sanitarios nos han enseñado que nuestra primera obligación es cuidar de la salud de nuestros pacientes. En dos visitas no conoces a un paciente, imagínese a los que se reclaman trans.


Aunque ellos lo manifiesten con total rotundidad.
Lógicamente, no. Hay que seguir los protocolos: esperar, escuchar, hacer diagnósticos diferenciales… El que yo diga que las personas trans no lo son por un trastorno mental, esto es, que no es una enfermedad, no significa necesariamente que muchas personas con trastornos mentales no vayan a decir que son trans sin serlo. Las dos cosas son compatibles, y están sucediendo. Voy a ponerle un ejemplo extremo: si tengo una persona esquizofrénica que las voces le dicen que es trans, qué hago: ¿le hormono?

Rebate usted la autodeterminación de género.
Desde luego. Y mezclar el género con el sexo, y dar la imagen de que uno puede elegir el sexo que tiene… No, es una locura. Uno, o es XX, o es XY. Vive como quieras, pero el sexo es el que es, y los médicos tenemos que saber cuál es el sexo de una persona, porque los tratamiento en ocasiones son diferentes dependiendo de uno u otro.

¿Cuál sería la causa de esta avalancha o boom del que habla? Para ustedes, que ven a los adolescentes en el Hospital Gregorio Marañón.
Pues mire, hay un patrón de, digamos, falsos casos: niño excluido, con autismo, quizás acoso, problemas de adaptación, asperger, problemas de relación social, que de repente encuentra un grupo de personas que le acogen y le apoyan. Y que por el hecho de decir que es del equipo de fútbol X o del partido político Y, le acogen y se encuentra…

Aceptado.
Exacto, aceptado. Pues ya está. Ese era el problema, que yo era trans. Todo se va a solucionar ahora. Cuando les preguntas a estos chicos: pero qué es ser trans, qué es ser mujer, ser hombre, les desmontas muy fácilmente. Los que lo son de verdad se ve desde los cuatro o cinco años. A esa edad ya te dicen que el pito les da asco, que si pudiesen se lo quitaban, que no van a ponerse calzoncillos en su vida. Y en dos años siguen igual. Y en cinco, igual. Y te desmontan todo lo que les argumentes. Estos segundos los hemos visto toda la vida, sufren esa disforia de que hablábamos, y están completamente justificados los tratamientos para ellos. Pero son la proporción que le decía al principio: en nuestro hospital, puede que tres casos al año. El problema son los primeros. Ahora hay una explosión de los primeros.


El lector se preguntará: ¿pero cómo puede llegar una Ley así al Parlamento y nadie de la comunidad científica levantar la mano?
Los legisladores deben escuchar a quienes atendemos a estas personas. Ojo, que podéis hacer mucho daño con esto. Y yo soy el primero a favor de la Organización Mundial de la Salud cuando dice que la disforia de género no es un trastorno mental, aunque también es verdad, ojo, que la gente con disforia de género sí tiene muchos trastornos mentales derivados de eso. Si a esta gente le sienta bien la hormonación y la intervención quirúrgica, pues fantástico, para esto es la ciencia. Pero estoy obligado a decirles a los del Hemiciclo que vengan a conocer lo que está sucediendo en nuestra unidad. Les invito a venir.

Pero, ¿por qué no salen los profesionales de la psiquiatría a decir esto?
Es que no nos han preguntado. Como está despatologizado, creen que no nos tienen que preguntar. También es verdad que este fenómeno, el boom, es muy reciente, cosa de los tres últimos años. La Sociedad Española de Psiquiatría acaba de crear un grupo sobre esto. Es la solución facil: huir hacia adelante. ‘Esto es lo que me pasa. Estoy en un cuerpo que no es el mío y ser trans me va a curar todos mis males’. Es un clásico adolescente, la solución mágica, de aquí y ahora, desinhibición del lóbulo frontal, hacer antes que pensar. Luego, esto tiene dos vertientes más. Es la ideología la que ha cegado a los impulsores de esta ley, pero la naturaleza es la que es, no hay ideología que se imponga. Ninguna ideología, aclaro, la de ningún partido, ni unos ni otros. Por otro lado, la manera en que esto se plantea atrae el riesgo de que se meta la medicina privada a hacer determinadas cosas, y a beneficiarse de ello. Cuidado con eso.

Pero entonces, que usted sepa, ¿qué criterio científico se ha empleado para componer esta Ley tal y como está redactada?
Pues no lo sé. Con las sociedades científicas no han contactado. El criterio imagino que ha sido ideológico. Si yo pienso que los trans no tienen ningún problema de salud mental, pues para qué voy a hablar con los médicos. No les necesito. Es como aplicar la ideología a la eutanasia. No puedes darle eutanasia a alguien que tenga una depresión mayor, porque le medicas y de pronto se siente está genial. Si permites la eutanasia eso se llamaría suicidio. Hay que hacer un diagnóstico diferencial. A alguien que ha llegado a la eutanasia tras un razonamiento meditado, sopesado, etcétera, sí se le puede aplicar.

https://www.elmundo.es/papel/2022/10/08/634062b8e4d4d89c0c8b45b3.html

“Als EUA la moda transgènere s’imposa entre les adolescents”

Abigail Shrier, periodista, ens parla de “la bogeria transgènere entre les adolescents”

Un estudi polèmic

El seu assaig Un daño irreversible.La locura trasgénero que seduce a nuestras hijas (Deusto), considerat un dels llibres de l’any per The Economist i The Times , ha provocat gran polèmica als EUA, on va ser acusat de transfòbia i ignorat per molts dels grans mitjans de comunicació. El llibre és un estudi sobre com el canvi de sexe en les adolescents nord-americanes s’ha convertit en una forma de buscar consol a les angoixes pròpies de l’adolescència i a molts estats poden iniciar el seu procés de transformació sense el permís dels pares. “Els terapeutes no s’atre­veixen a qüestionar l’auto­diagnòstic de disfòria de gènere, podrien perdre la llicència. Segons un assaig clínic el 70% dels púbers prescrits amb bloquejadors de la pubertat l’haurien superat pel seu compte”. Cal fer molta atenció als efectes psicosocials, adverteix Shrier.

Vostè és transfòbica?

Per descomptat que no tinc fòbia a les persones transgènere, jo m’he limitat a estudiar un greu problema que estem vivint entre les adolescents als EUA: la sensació de greu incomoditat amb el sexe biològic propi.

Avui les noies volen ser nois?

L’any 2016, als EUA, les dones van representar el 46% de totes les cirurgies de reassignació de sexe. El 2017 va ser del 70%.

Defineixi el problema.

Les nenes adolescents d’avui dia estan passant la pitjor crisi mental que hem vist mai.

Amb quins símptomes?

Les púbers tenen ràtios molt altes d’ansietat, de depressió, hi ha trastorns nous com les autolesions, l’odi envers els seus cossos i el seu desig d’escapar de la seva forma femenina. I aquí és on irromp la moda trans.

Estan a desgrat amb el seu sexe biològic?

Exacte, és el que anomenem disfòria de gènere. Normalment comença a la infantesa i històricament s’ha donat en nens. Avui la demogràfica ens diu que fonamentalment el pateixen nenes adolescents sense un histo­rial en la seva infantesa de disfòria.

De quin percentatge estem parlant?

Fa una dècada, una de cada dues mil alumnes s’identificaven com a transgènere i avui és una de cada vint, és a dir, s’ha multiplicat per cent en només una dècada.

Nenes d’entre 12 i 13 anys?

Sí, sol passar a la pubertat. Les adolescents amb les seves amigues afirmen que odien el seu cos, els seus pits i el període, tenen ansietat i depressió i creuen que si comencen un tractament de testosterona i es converteixen en noi tot s’arreglarà. S’animen les unes a les altres.

D’on surten aquestes idees?

Són nenes que no han experimentat mai cap incomoditat amb el seu sexe biològic fins que descobreixen la comunitat d’ influencers i estrelles trans de YouTube.

Com ho treballen a les escoles?

Algun trans dona conferències a les escoles sobre la seva experiència, i els queda la idea que seran més populars si es declaren transsexuals. Més que una necessitat psicològica, són el resultat d’estímuls i suggeriments.

Amb quines conseqüències?

La bogeria de diagnòstic actual de disfòria de gènere porta púbers a omplir-se de testosterona i a extirpar-se els pits perquè, mal aconsellades, creuen que la incomoditat pròpia de l’adolescència es deu al fet que el seu cos i el seu sexe no es corresponen.

Segons la llei, a partir de quina edat es poden operar sense el permís patern?

Varia segons l’ estat. A Oregon, per exemple, és a partir dels 15 anys. Jo he investigat col·legis, terapeutes, treballadors socials, la cultura i el rerefons que donava suport a aquest contagi social tan ràpid.

Què ha esbrinat?

Els adults, excepte els pares, animen les adolescents a tractar-se amb testosterona. Promocionen i acceleren el canvi.

Està segura del que diu?

Als EUA les escoles han adoptat una ideologia radical respecte al gènere, proporcionada per activistes, i l’inclouen al currículum. Des de molt petits se’ls ensenya que poden tenir un “cervell de nena en un cos de nen”, o viceversa. He recollit molts casos en els quals l’ escola arriba a conspirar contra els pares.

Com?

Les nenes decideixen canviar-se el nom per un de masculí i a l’ escola ho assumeixen sense consultar els pares.

Quantes arriben a extirpar-se els pits?

El 2007 hi havia una clínica de gènere i avui n’hi ha centenars. Es pot arribar a donar testosterona en la primera visita, i el Govern paga el tractament o ofereix un copagament de 10 dòlars al mes. La transició és molt fàcil, barata i celebrada. Una cosa molt temptadora.

A TikTok els metges fan publicitat d’aquest tipus de cirurgia que és molt popular.

Un altre negoci.

Quin és el perfil social d’aquestes adolescents?

Blanques de classe mitjana alta i classe alta, de famílies progressistes i que, criades amb pocs murs, busquen barreres per fer caure. El conflicte de fons són les ganes d’encaixar socialment.

Quin és l’efecte de la testosterona?

Al cap de pocs mesos canvia la veu, es fa més profunda, i això és permanent, les espatlles s’eixamplen, els trets es masculinitzen, apareix pèl facial i corporal, un inici de calvície i el clítoris s’inflama i creix, però també et sents genial perquè aquesta medicació suprimeix l’ansietat i et proporciona eufòria.

Ho entenc.

Els bloquejadors de la pubertat poden causar infertilitat permanent i tenir efectes secundaris bastant greus.

Experts en adolescència no donen la veu d’alarma?

Han començat a fer-ho, però són titllats de transfòbics i són apartats. Aprenguin de nosaltres, és un problema enorme.

https://www.lavanguardia.com/encatala/20220209/8043906/als-eua-moda-transgenere-imposa-adolescents.html

Andalucía registra un incremento del 136% de menores trans desde la aprobación de la Ley del 2014

Cristina Prieto firma este reportaje en el que indaga en el aumento de menores de 14 años atendidos en las Unidades de Personas Transexuales en Andalucía, con el apoyo de profesionales sanitarios, que discuten el suministro de bloqueadores de la pubertad y tratamientos con hormonas cruzadas en niños y niñas sin diagnósticos exhaustivos sobre las causas de su disforia de género, a pesar del riesgo que entraña.

banderas trans

El número de casos de menores que manifiestan sentirse del sexo contrario no para de incrementarse desde 2005 y registra ya cifras llamativas desde que en 2014 se aprobara en Andalucía la Ley integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales. El texto legal, que contó con el voto afirmativo de los tres partidos con representación en el Parlamento andaluz en aquel momento –PP, PSOE e IU- dio lugar a la creación de cinco unidades de menores transexuales en nuestra comunidad que atienden a niños y niñas menores de catorce años en Almería, Cádiz, Córdoba, Granada y Sevilla.

Desde 2014, según los datos aportados por la Junta de Andalucía a través de su Portal de Transparencia, entre los años 2015 y 2021, se ha registrado un incremento del 136% con un leve descenso en 2017. Aunque las cifras oficiales aseguran que, en el periodo 2014-2021, un total de 291 niños y niñas menores de 14 años han solicitado ser atendidos en estas unidades, la percepción de varios profesionales de atención primaria, que han preferido ocultar sus nombres por miedo a represalias, indican que hay un número mucho más elevado de casos. El propio responsable de la unidad de Granada, en un primer contacto vía email con El Independiente de Granada, aseguró que en nuestra provincia se atiende una media de 140 menores de 16 años al año, aunque la Consejería de Salud y Familias asegura que Granada ha dado entre 2015 y 2021 un total de 86 primeras citas a menores de 14 años de Granada, Málaga y Jaén, las tres provincias que cubre la unidad granadina. Raúl Hoyos, responsable de este servicio no ha accedido a la solicitud de este periódico para mantener una entrevista en la que aclarar estos datos.

La aprobación de leyes de identidad de género, la presión de los colectivos transactivistas, el apoyo de gran parte de los medios de comunicación y la difusión masiva en redes sociales de la ideología cuir (queer, en inglés) que promueve la creencia de que tanto el sexo como el género son una creación cultural y por ello el sexo puede elegirse a voluntad porque la importancia reside en la identidad de género que cada persona siente, empujan a niños y niñas a manifestarse del sexo contrario ante la sorpresa de sus familias y a comenzar tratamientos farmacológicos con graves consecuencias para su salud. “Se están suministrando hormonas y bloqueadores de la pubertad a quienes los demandan, sin valoración psicológica” apunta el endocrinólogo A.B.C. (nombre supuesto) quien asegura que “la puerta de entrada a las unidades de transexualidad es la endocrinología porque la Ley andaluza así lo establece, y los y las menores, aleccionados ya a través de las redes sociales, llegan con su propio autodiagnóstico y con un perfecto conocimiento de lo que tienen que pedir”. A ello hay que sumar el protocolo de atención recogido en el Proceso Asistencial Integrado (PAI) del Servicio Andaluz de Salud para la atención a la transexualidad que, atendiendo a lo recogido en la Ley de 2014, insiste en el derecho de la persona a “no verse obligada a someterse a tratamiento, procedimiento médico o examen psicológico que coarte su libertad de autodeterminación de género”. Es decir, se elimina el diagnóstico psicológico o psiquiátrico para pasar, directamente, a un tratamiento farmacológico consistente en bloqueadores de la pubertad y hormonas cruzadas si así lo decide el menor. El propio paciente se autodiagnostica y acude a la unidad de personas transexuales para recibir la medicación sin ninguna otra evaluación especializada mientras profesionales de la psicología y la psiquiatría se ven obligados a seguir los protocolos que les impiden realizar diagnósticos certeros.

El PAI específico para la atención a personas transexuales en la infancia y la adolescencia indica que en los centros de atención primaria se realizará una entrevista para conocer sus demandas, se le informará de la evolución de la identidad sexual y los distintos tratamientos y se solicitarán pruebas complementarias para descartar procesos que contraindiquen la terapia hormonal. El papel soporta estos protocolos pero, en la práctica, desde los centros de salud se deriva a niñas y niños directamente a las unidades de personas transexuales de referencia a las que pertenezca su provincia, según los dos médicos de familia consultados, sin una historia clínica sobre una posible disforia de género. “Hormonarse es el espíritu del PAI” asegura el endocrinólogo A.B.C. y se está sometiendo a niños y niñas a tratamientos farmacológicos, que pueden tener consecuencias muy graves, para atender un sentimiento como la identidad de género. La administración de hormonas cruzadas y bloqueadores pueden producir esterilidad, impotencia, osteoporosis, alopecia en las mujeres y “nadie sabe las consecuencias a largo plazo en el cerebro que necesita hormonas sexuales para su desarrollo” asegura este endocrinólogo.

Espectacular aumento

Andalucía contaba desde 1999, con una Unidad de Transexualidad e Identidad de Género (UTIG), que cubría la demanda de nuestra comunidad autónoma y de otros territorios que no ofrecían atención especializada para este colectivo. El Hospital Carlos Haya de Málaga era el centro de referencia para toda España (excepto Cataluña) hasta que en 2014 se crean siete unidades de adultos (en todas las provincias andaluzas menos Huelva) y cinco para menores hasta los 14 años. En un artículo científico publicado en la Revista Clínica Española en junio de 2011 por el equipo de la unidad malagueña donde se recogían los datos de los pacientes atendidos, se reseñaba que en casi una década (entre 2000 y 2009) habían pasado por consulta 75 adolescentes (56 varones y 19 mujeres) y un niño procedentes de varias provincias españolas. En la actualidad, la unidad malagueña ha tratado sólo en el año 2021 a 48 personas de 14 a 18 años pertenecientes exclusivamente a la provincia de Málaga, lo que denota un espectacular aumento de casos. A esta cifra habría que sumar los menores de 14 años que son atendidos en la unidad de menores de Granada.

La curva de pacientes en las unidades de atención a menores transexuales muestra una clara tendencia al alza con un elevado crecimiento el pasado año 2021 una vez superados los peores momentos de la pandemia provocada por la COVID 19 como puede observarse en el gráfico 1. De 38 en 2020 se ha pasado a 78 en 2021, un incremento superior al 100% en sólo 12 meses.

En datos globales, el número de primeras citas en las cinco unidades de atención a menores transexuales de Andalucía en el periodo 2015-2021 se eleva a 291. De ellas, 23 corresponden a Almería, 72 a Cádiz, 14 a Córdoba (la Junta de Andalucía no ha facilitado en esta provincia las cifras de los años 2017, 2019 y 2020), 86 a Granada y 96 a Sevilla, como puede observarse en el gráfico 2.

Especialistas en endocrinología aseguran que los tratamientos con hormonas y bloqueadores de la pubertad deberían suministrarse con más rigor porque comprometen la corporalidad de los menores, su sexualidad y su fecundidad. Sin embargo y hasta el momento, los colegios de médicos de España permanecen en silencio y las familias de estos niños y niñas piden que se aplique el principio ‘primum non nocere’ (‘lo primero es no hacer daño’) que debe guiar las intervenciones de sus profesionales.

Sin diagnósticos
Los datos no dejan lugar a dudas y el crecimiento de casos de disforia de género se han disparado en los últimos siete años y un gran número de niños y niñas reciben tratamientos hormonales sin ningún diagnóstico previo para conocer su origen a pesar de que varios estudios e informes como los desarrollados por Hillary Cass (Reino Unido) o el de Singh, Bradley y Zucker (Canadá), concluyen que el 80% de los casos de disforia de género en menores desaparece cuando se supera la pubertad y el porcentaje restante serán mujeres u hombres homosexuales que no precisan ningún tratamiento farmacológico.

Eduardo Velázquez, psiquiatra forense en el Instituto de Medicina Legal de Granada y psiquiatra clínico, señala que el término disforia de género “es un término descriptivo de poca utilidad porque, únicamente, hace referencia a una circunstancia, una emoción, pero no explica nada acerca de las causas y sirve de poco porque nunca va solo”. La opinión de Velázquez es corroborada por las familias de los y las menores y diversos estudios científicos realizados en Suecia o Reino Unido cuyas conclusiones indican que la disforia de género es el síntoma de otras causas como depresión,  Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), Trastorno del Espectro Autista  (TEA), Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), abusos sexuales o bullyng que no requieren ningún tratamiento farmacológico ni quirúrgico sino psiquiátrico o psicológico para abordarlas.

Este experto, en cuyo departamento evalúa a quienes desean rectificar la mención registral del sexo – en cumplimiento de la Ley 3/2007 – también ha constatado un incremento de los casos entre niños ya que, de no tener ninguna situación de estas características ha pasado a evaluar a seis menores en el último año y medio, todos varones que querían figurar en el registro como mujeres. La Ley de 2007 señala como requisitos para el cambio de la mención registral del sexo un diagnóstico de disforia de género mediante informe médico o psicológico y un informe que acredite un tratamiento hormonal durante, al menos, dos años emitido por un médico forense especializado. Desde la óptica de Velázquez, “los niños tienen pocos contenidos mentales y muchas conductas por eso los síntomas son, principalmente, conductuales” como ocurre con la anorexia. Estos comportamientos son siempre observados por otras personas que son los que consideran que “algo está pasando” porque “en la niñez, ningún niño se considera a sí mismo persona trans sino que se produce en la adolescencia cuando sale del entorno familiar y explora el mundo”. Sobre la frase más repetida en el entorno de quienes defienden la ideología cuir, Velázquez es tajante y asegura que “nadie nace en un cuerpo equivocado porque la naturaleza no se equivoca”.

Todos los y las profesionales consultados para la elaboración de este reportaje han coincidido en señalar que, ante las manifestaciones de disforia de género a edades tempranas, lo más prudente es observar y esperar su evolución antes de suministrar cualquier fármaco. La misma recomendación solicitan para la denominada Disforia de Género de Inicio Rápido (DGIR) en adolescentes, especialmente niñas, que, sin haber dado muestras con anterioridad de disconformidad con sus caracteres sexuales, se manifiestan como personas del sexo contrario en un espacio de tiempo muy breve.

Un caso paradigmático. La joven británica Keira Bell, sometida a tratamientos hormonales a los 16 añosy con una doble mastectomía para ser hombre, demandó a la sanidad pública inglesa por este tratamiento sin un diagnóstico psicológico de disforia de género. Demandó a la sanidad pública del Reino Unido y ha ganado el juicio.

http://www.elindependientedegranada.es/ciudadania/andalucia-registra-incremento-136-menores-trans-aprobacion-ley-2014