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Por qué los hombres se suicidan más que las mujeres y qué tiene que ver con el machismo

En España, los hombres se suicidan tres veces más que las mujeres, aunque los expertos alertan de que ellas lo intentan más; son muchos los factores que entran en juego, pero los estereotipos de género y los mandatos patriarcales también tienen que ver con estas cifras

Cuando el psicólogo Iñaki Lajud lanzó la pregunta en el grupo de hombres que dinamizaba, prácticamente todos levantaron la mano: “¿Quién ha pensado alguna vez en quitarse de en medio?”. El resultado sorprendió a los hombres, pero no al psicólogo. “Suele repetirse en los grupos en los que reflexionamos sobre cómo ha influido el machismo en nuestra forma de vida”, explica el profesional de la asociación Masculinidades Beta.

Los datos avalan esa mayoría de manos levantadas. En España, los hombres se suicidan tres veces más que las mujeres, una tendencia generalizada en los países ricos, y que confirman los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Varios estudios muestran, no obstante, que las mujeres registran más intentos de suicido. Aunque en un fenómeno como este son muchos los factores que entran en juego, los estereotipos de género y los mandatos patriarcales también tienen que ver con estas cifras.

Los suicidios son tres veces más frecuentes entre los hombres

Evolución de la tasa de suicidios por cada 100.000 habitantes en España por géneros

En 2021, 4.003 personas murieron por suicidio: 2.982 hombres y 1.021 mujeres. Los datos indican que hay 12,8 suicidios por cada 100.000 hombres y 4,2 por cada 100.000 mujeres. Desde 2019, los suicidios han aumentado, tanto en hombres como en mujeres, aunque la proporción y la diferencia entre sexos sigue siendo parecida. Aunque la extrema derecha ha utilizado estos datos como arma arrojadiza contra el feminismo, lo cierto es que el análisis de expertos concluye justo lo contrario: son precisamente los mandatos patriarcales los que influyen negativamente en la salud de los hombres (y también de las mujeres) y los que se suman como factor de riesgo del suicidio masculino.

La psicóloga experta en trastorno mental grave y especialista en suicidio Paula G. Valverde Fonseca subraya que el del suicidio es un fenómeno multifactorial en el que influyen muchas variables, desde factores genéticos a sociales y económicos: la existencia de traumas, discriminaciones, antecedentes familiares, trastornos mentales, dolor crónico, consumo de sustancias, situación financiera, abusos, existencia o no de red de apoyo…

Los datos e investigaciones, agrega la experta, apuntan en una doble dirección: “Los hombres fallecen más por suicidio, pero las mujeres lo intentan mucho más. Así que los hombres cometen intentos letales con más frecuencia que las mujeres”. Ese hecho, que las mujeres registran más intentos de suicidio, lo constatan diferentes estudios internacionales.

¿Cómo es posible, entonces, que los hombres mueran más por suicidio? Una explicación tiene que ver con los métodos: los hombres eligen formas más letales. “Son más eficaces a la hora de tomar la decisión. Existe una cuestión de género tanto en la eficacia como en los métodos elegidos: son métodos más letales, además, el haber meditado el plan hace más difícil el rescate. A veces, o el método falla o la persona es rescatada a tiempo y digamos que los hombres tienen eso más en cuenta, que no falle el método y que no les rescaten a tiempo”, apunta Valverde Fonseca. La autora del libro Prevenir el suicidio: una guía para ayudarte a ayudar (Almuzara) prefiere no especificar las diferentes metodologías utilizadas pero asegura que las formas elegidas por los hombres suelen implicar niveles más elevados de violencia.

El antropólogo mexicano Benno de Keijzer, especialista en salud y género, insiste en que las mujeres utilizan medios “no necesariamente letales”. Si bien cualquier suicidio puede ser considerado como una llamada de socorro, De Keijzer cree que esta diferencia puede indicar que en muchas mujeres el intento es más “una petición desesperada de ayuda”, mientras que los hombres “ni siquiera piden ayuda” y ejecutan con más violencia una decisión aun más meditada.

Las tasas de suicidio son más elevadas en los países bálticos

Tasa de suicidios por cada 100.000 habitantes, entre hombres y mujeres, en cada país. Datos de 2017. No hay datos para los países en gris

La tormenta perfecta
El psicólogo de Masculinidades Beta Iñaki Lajud considera que, en el caso de los hombres, hay una mezcla de factores, algunos muy relacionados con la masculinidad tradicional, que terminan formando una “tormenta perfecta”. “Muchos hombres tienen intenciones suicidas en algún momento de sus vidas, durante periodos malos, pero luego no siempre llevan a cabo ese pensamiento, ni siquiera hay un intento. Pero ahí subyace una muy mala gestión emocional. Los hombres identificamos muy mal las emociones, no las detectamos, no las sabemos manejar… eso hace que haya estados que no identifiquemos como un problema”, asegura.

“Además –prosigue Lajud– tenemos la idea de que podemos solos. Para los hombres, pedir ayuda es un símbolo de debilidad, mostrar cómo nos sentimos es ponernos en un lugar de vulnerabilidad. Y para la masculinidad tradicional, la vulnerabilidad es debilidad”, apunta.

Según el estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD ‘La caja de la masculinidad’, “el tipo de posicionamiento frente a la masculinidad tiene un claro impacto sobre la salud mental”. El informe recoge que el 51,2% de las mujeres de entre 15 y 29 años afirma haber experimentado ideas suicidas alguna vez o con frecuencia, frente al 34,3% de los hombres de la misma edad.

También son más mujeres que hombres las que afirman haber sufrido algún tipo de problema psicológico o psiquiátrico en el último año. Sin embargo, el estudio muestra cómo, entre los hombres, el malestar psicológico y las ideas suicidas se incrementan en aquellos que se sitúan dentro de “la caja de la masculinidad”, esto es, dentro de los valores tradicionales que se le asocian. El porcentaje es mucho menor en aquellos que se sitúan más lejos de ese estereotipo.

Paula G. Valverde Fonseca constata que “la cuestión cultural” marca importantes diferencias: “Las mujeres estamos más acostumbradas a apoyarnos y comunicarnos para buscar soluciones mientras que parece que los hombres tienen que ser autosuficientes, desatendiendo incluso el sufrimiento psicológico. Para nosotras es más habitual buscar una solución en comunidad, en nuestra red de apoyo, o buscarla fuera, en psicología, psiquiatría, terapia ocupacional… Esta búsqueda de apoyo no se da tanto en los hombres, en buena parte por miedo a lo que van a pensar los demás”. Curiosamente, apunta la experta, las mujeres llegan en menor medida a los recursos de salud mental, como centros de día o de rehabilitación. Es decir, las mujeres buscan más ayuda, formal o informal, pero son derivadas en menor medida a determinados dispositivos.

“Por un lado, en los hombres influye la presión de que tienes que volver a ser productivo, recuperarte, seguir. Y, sin embargo, parece que las mujeres, socializadas para ser cuidadoras, no necesitan esa ayuda mientras sigan ‘sirviendo’ para cuidar a sus familias y mantener el hogar. Todo eso es un factor para la cronificación del sufrimiento de las mujeres, porque no están viendo sus necesidades atendidas, y un factor de riesgo para los hombres porque la urgencia para que vuelvan a ser productivos puede llegar a desatender la situación de vulnerabilidad en la que están”, explica la psicóloga. Esos estereotipos, apunta, influyen en quienes experimentan una situación de sufrimiento pero también en los profesionales que deciden a quién derivar a un recurso.

Los hombres se suicidan más en todo el mundo

Tasas de mortalidad por suicidio, por cada 100.000 habitantes, ajustados por grupos de edad. Se agrupan los países según su renta. Datos de 2017 o el último año anterior disponible

Más allá de quién llega a esos centros, la psicóloga pone en cuarentena el enfoque que muchas veces tienen los tratamientos y las intervenciones con personas que sufren. “A menudo se trabaja desde la funcionalidad, desde la recuperación de las funciones que te van a hacer útil para la sociedad, desde la vuelta al trabajo, pero no tanto desde la atención a las necesidades emocionales. La urgencia puede evitar que se trabajen herramientas de comprensión y comunicación, de acercamiento y proceso de las emociones, algo que seguramente muchos hombres necesiten. Es atender a la punta del iceberg”. Y atender solo la punta del iceberg puede empeorar o cronificar determinados estados mentales.

Amigos, pero no para hablar de sí mismos
La brecha de género en el suicidio se agranda con la edad. A partir de los 70 años, el impacto crece muy significativamente entre los hombres, y no así entre las mujeres. Entre los 80 y los 89 años, la tasa de suicidios es del 34,3 por cada 100.000 en los hombres y del 7,1 en las mujeres. Este aumento tan significativo de la diferencia podría estar relacionado con la red social con la que cada persona cuenta.

Las diferencias por género en los suicidios se acentúan con la edad

Tasa de suicidios por cada 100.000 habitantes en España, por géneros y grupos de edad, en 2020:

El antropólogo Benno de Keijzer habla de “la caída del sistema” que tiene lugar para muchos hombres en la tercera edad. “El hombre jubilado se queda sin su lugar-identidad, muy centrada en lo laboral, y se queda sin proyecto porque no lo ha construido o preparado. Muchos regresan a casa a tiempo completo sin involucrarse en lo doméstico o en la crianza, como sí lo hacen las mujeres, jubiladas o no. También las mujeres logran construir más vínculos emocionales significativos y diversos que los hombres”, explica a elDiario.es. Los datos de suicidio , dice, muestran el impacto que llegan a tener “los mandatos de la masculinidad tradicional” para muchos hombres: “Ese tener que ser los fuertes, no poder pedir ayuda, no reconocer la vulnerabilidad, tener un concepto equivocado de autosuficiencia”.

El factor social es también una de las claves que menciona el psicólogo Iñaki Lajud: “Un gran mandato de la masculinidad es no hablar de nuestras emociones, es ser frío, la independencia. Eso nos da estatus”. Un hombre puede tener muchas amistades, pero ¿qué tipo de amistades? Contar con una red robusta tiene más que ver con la calidad que con la cantidad de relaciones.

“Puedes quedar para ver el fútbol o jugar al pádel y te vas luego a casa y no has hablado de ti o no sabes bien cómo está tu colega. Nosotros nos vinculamos más a través de las acciones y las mujeres a través de las palabras y de crear intimidad. Una mujer queda con sus amigas y hablan o incluso quedan para hablar, nosotros siempre tenemos una actividad por medio y en los silencios los temas que se suelen tratar son la política, los deportes, la tecnología, la música… pero no hablamos de nosotros mismos, de nuestros miedos, preocupación sentimientos”, afirma el psicólogo. Las conversaciones masculinas giran en torno al afuera y el interior se vuelve así un terreno menos explorado y, desde luego, mucho más difícil de compartir con los otros.

Cuando existe un sufrimiento o alguna patología, “el mandato de no pedir ayuda hace que vayamos cayendo en una espiral cada vez más compleja y sin salida, que incluye no buscar atención psicológica”, añade Benno de Keijzer. Iñaki Lajud subraya la importancia de la red social, “de tener a diferentes personas de diferentes ámbitos y momentos de la vida que nos puedan proporcionar cariño, escucha, alternativas.”. “Con compartir el dolor y pedir ayuda y dejar que nos ayuden se solucionarían muchas cosas”, agrega el psicólogo, que habla de la importancia de contar con una red que permita contrastar los malos pensamientos que pueden llegar a tenerse.

Paula G. Valverde Fonseca habla de otra de las diferencias de género que existen y que tiene que ver con las metodologías del suicidio: “Las mujeres pueden ser hasta cuidadosas, piensan en quién las va a descubrir, que no quieren molestar a nadie.. hasta en ese momento están cuidando. Los hombres sienten que tienen que hacerlo y lo hacen sin importar tanto esas circunstancias y eso tiene mucho que ver con la socialización de género”.

En cualquier caso, la experta recuerda que apenas se registran como suicidios una pequeña parte de los que en realidad lo son. Algunos accidentes o abandono de tratamientos también podrían responder a esa lógica, pero no se reconocen como tales en la estadística. Y eso, aventura, podría cambiar algunas de las cifras que conocemos.

https://www.eldiario.es/sociedad/hombres-suicidan-mujeres-ver-machismo_129_9806017.html

What to know about Ozempic, TikTok’s favorite weight loss drug

Ozempic_prep
Since gaining popularity online, the diabetes medication Ozempic (semaglutide) has been increasingly requested to manage weight. Now, there’s a shortage that’s affecting people who use the medication.

Scientists caution that for weight loss, the diabetes medication’s long-term safety and efficacy aren’t settled. That hasn’t stopped influencers.

Billionaire Elon Musk credited it for his dramatic weight loss. Celebrity sites allege that many more A-listers are using it to stay trim. And TikTok is full of influencers showing off their startling before-and-after shots showing off their weight loss after using it.

What is it? A medication called semaglutide, which is sold under different brand names, including Ozempic, approved in 2017 for treating type 2 diabetes, and Wegovy, approved just last year for weight loss.

The buzz about these drugs has created a shortage of both, according to the U.S. Food and Drug Administration, which is expected to last for several months—causing alarm among patients with diabetes who rely on Ozempic to help control their blood sugar. Experts caution that it’s important to understand these are not miracle drugs—and that there are risks to taking them outside of their intended use.

Here’s what you need to know about semaglutide, including how it works and the risks.

What’s the science behind the drug?
Semaglutide helps lower blood sugar by mimicking a hormone that’s naturally secreted when food is consumed, says Ariana Chao, assistant professor at the University of Pennsylvania School of Nursing and medical director at the school’s Center for Weight and Eating Disorders. This medication, administered through injection, helps people feel full for longer, helps regulate appetite, and reduces hunger and cravings.

(How psychedelic drugs can help with anxiety, depression, and addiction.)

There is significant demand for the drug. In 2019, more than 11 percent of the population was diagnosed with diabetes, while more than four in ten adults classified as obese in 2020.

Patients with type 2 diabetes often have impairments in insulin, a hormone that helps break down food and convert it into fuel the body can use, Chao says. Semaglutide signals the pancreas to create more insulin and also lowers glucagon, which helps control blood sugar levels. This can result in weight loss but experts point out that Ozempic has not been approved for that purpose, though semaglutide at a higher dose (Wegovy) has been.

Wegovy is the first drug since 2014 to be approved for chronic weight management. The difference between the two drugs is that Wegovy is administered at a higher dose of semaglutide than Ozempic. Wegovy’s clinical trials showed more weight loss but only slightly greater improvements in glycemic control compared to Ozempic, Chao says.

The FDA sees Ozempic and Wegovy as two different medications for different uses. Chao says many insurance companies cover Ozempic for diabetes but don’t cover Wegovy for obesity—a prime example of weight bias in health care. That’s why some medical providers use the two doses somewhat interchangeably, as obesity and type 2 diabetes are inextricably linked–obesity is the leading risk factor for developing type 2 diabetes.

What are the risks?
Like every medication, there can be downsides.

The most common side effects are gastrointestinal issues, such as nausea, constipation, and diarrhea, Chao says—and more rarely, pancreatitis, gallbladder disease, and diabetic retinopathy.

These drugs have been extensively studied, but their relatively recent approval means researchers still don’t know what the effects of taking them long term might be.

(This is how you should disposed of unused or expired medications.)

Continuing research is helping us understand more about what happens when people stop taking these medications—which many may be forced to do amid current shortages. Research does suggest that stopping use of this medication could cause patients to regain weight, especially if they didn’t make any lifestyle changes.

“In almost all weight-loss studies, it really depends on your foundation,” says Stanford endocrinologist Sun Kim. “Your efforts at lifestyle will determine how much weight you lose. If you have your foundations like food, exercise, and sleep, you’re gonna do well.” If not, you might regain as much as 20 percent of the weight lost per year.

These medications can also be incredibly expensive, especially without insurance. Kim says an injection pen can run more than $1,000.

What does it mean to use this drug off-label?
Using a drug off-label means using it in a way other than its intended and its FDA-approved purpose, which may not be safe or effective. Ozempic has been approved only for type 2 diabetics, and Wegovy has been approved only for patients with a BMI above 30, or 27 if they have a weight-related comorbidity like high blood pressure.

“There is no scientific evidence to show whether this medication will be effective or of benefit to those who do not fit the criteria from the FDA-approved label indications, such as people with a BMI lower than 27,” Chao says. “We also do not know the side effects or risks in these populations—there could be unknown drug reactions. These medications are not meant to be a quick fix.”

(How are medicines named?)

Even if you meet the criteria, experts warn against trying to obtain the medication without a prescription by traveling to countries that don’t require them.

“When the medication’s not used under supervision of a health-care provider, then they can come into misuse,” Chao says. “There could be more serious adverse events that can happen.”

Other experts also argue that, with Ozempic becoming hard to find, diabetes patients should be the first in line.

“What I do worry about, and I hope it’s only temporary, is the supply chain issue,” Kim says. “If I had to triage and prioritize, I would maybe favor someone that is controlling their diabetes to get it.”

Robert Gabbay, the American Diabetes Association’s chief scientific and medical officer, says the organization is “very much concerned” about the Ozempic shortage.

“The medication has been an important tool for people with diabetes,” he says. “Not only does it lower blood glucose and weight but it has been shown to decrease cardiovascular events—heart attacks—one of the leading causes of death for those living with diabetes.”

A last resort?
Still, Kim says that prescribing drugs like Ozempic and Wegovy to patients who are desperate for a new approach to weight loss can make her feel “like a superhero.” By the time patients come to her, they’ve often tried methods like Weight Watchers and following the advice of dieticians. In that case, she says, medications like Ozempic and Wegovy can be a great option.

“What I find is sometimes as they’re becoming successful at losing weight, it really does feed into their lifestyle too, and then they’re able to be more active,” Kim says. “It’s hard to lose weight. Seventy-five percent of the U.S. population is overweight or obese. I feel that we shouldn’t be holding this back if this can help.”

Chao agrees that these medications are a good alternative for those who are unable to lose 5 percent of their body weight within about three months of making lifestyle changes. Still, she recommends trying those approaches before turning to medication.

Patients should “make sure that they’re focusing on a healthy dietary pattern, reducing calories, as well as increasing physical activity,” she says. “It’s important they know that even if they are taking the medication, it’s not an easy way out: They’re still going to have to make lifestyle changes.”

https://www.nationalgeographic.com/science/article/ozempic-tiktoks-favorite-weight-loss-drug-is-unproven

https://www.sabervivirtv.com/endocrinologia/ozempic-peligros-medicamento-diabetes-para-adelgazar_7782

https://www.eldiario.es/sociedad/desabastecimiento-ozempic-afan-desmedido-adelgazar-deja-diabeticos-medicamento-esencial_1_9789178.html

Un de cada quatre adolescents catalans s’ha autolesionat almenys un cop a la vida

Salut i Educació formaran mestres per detectar i acompanyar els estudiants amb ideació suïcida

Joves jugant al Complex Assistencial en Salut Mental Benito Menni,
a Sant Boi de Llobregat. PERE VIRGILI

L’onada de malestar i problemes de salut mental entre els infants i els joves no és només una qüestió de quantitat, sinó de gravetat. Un 26,8% dels joves catalans d’entre 12 i 18 anys verbalitzen que s’han autolesionat o s’han fet mal voluntàriament almenys un cop a la vida i un 43% han arribat a pensar en algun moment que es volen morir o adormir-se i no despertar-se més. Són dades que emanen de la primera gran enquesta que han fet els departaments de Salut i Educació conjuntament per mesurar el benestar emocional dels estudiants, a partir de les opinions i experiències de 270.000 alumnes d’entre 10 i 18 anys (de cinquè de primària a batxillerat i FP) de 1.965 centres. Segurament algunes de les conductes podien tenir una intencionalitat suïcida i altres eren una manera perjudicial de gestionar el dolor emocional, la ira o la frustració, sense voluntat de posar fi a la pròpia vida. Però per prevenir-les, independentment de l’objectiu, el Govern formarà els mestres en l’abordatge de conductes suïcides i autolesives perquè tinguin eines per detectar els estudiants que es trobin en aquesta situació, reaccionar-hi i acompanyar-los.

Els consellers de Salut, Manel Balcells, i Educació, Josep Gonzàlez-Cambray, han presentat aquest dimecres el protocol d’abordatge del suïcidi i les autolesions a les aules. Unes instruccions que es basen en la credibilitat del mestre davant de la ideació suïcida que l’alumne verbalitza i la comunicació fluida entre la direcció del centre, la xarxa sanitària i les famílies. A partir de gener, els dos departaments enviaran als docents les directrius i recomanacions per poder actuar diligentment davant d’un alumne que verbalitzi que es vol suïcidar o que ha comès autolesions, tant si és amb intenció suïcida com si no i independentment de si passen al centre educatiu o no. Per exemple, un alumne que explica a un professor que té intenció de llevar-se la vida. En aquest cas, primordialment es demana al docent que no el deixi sol en cap moment i que informi de la situació a la direcció del centre. Serà aquesta qui, en funció de si la ideació és imminent o no, es posarà en contacte amb el 061, la família de l’alumne, l’orientador, la infermera referent i l’equip d’assessorament i orientació psicopedagògic (EAP) per activar els circuits establerts.

Entre el març del 2020 i el març del 2021, les temptatives de suïcidi entre els joves es van disparar: en noies van incrementar-se un 195% i, en nois, un 10%. Aquesta escalada, juntament amb el malestar creixent vinculat als canvis vitals de l’edat i els generats per les conseqüències socioeconòmiques de la pandèmia, es va traduir en un augment del 23% de les visites i un 8,5% dels joves atesos als Centres de Salut Mental Infantil i Juvenil (CSMIJ), així com en un augment del 28,5% d’urgències hospitalàries i del 40% d’ingressos en unitats psiquiàtriques. Davant d’aquest context, l’enquesta conjunta entre Educació i Salut, que és inèdita, permet posar el termòmetre del benestar emocional dins les aules. Segons les respostes dels joves de 12 a 18 anys, un 5,8% dels adolescents catalans han pensat “sovint” en fer-se mal a ells mateixos; un 8,3% ho han pensat “diverses vegades”, i un 19,1%, “poques vegades”. En total, un terç dels estudiants han tingut pensaments autolesius com a mínim un cop a la seva vida.

Sobre el pensament de voler morir, fins a un 43% d’aquests menors han verbalitzat tenir-los: un 8,7% els han tingut de forma recurrent; un 10,9%, diverses vegades, i un 23,8% en alguna ocasió. El 49,1% afirmen no haver-hi pensat mai i un 4,5% s’estimen més no respondre. A la pregunta “En algun moment t’has fet mal de manera voluntària o conscient?”, un 64,1% diuen que no ho han fet “mai” i un 9,9% no volen respondre. La resta sí que ho han fet en algun moment: el 17,4% unes “poques vegades”, el 6,2% “ocasionalment” i el 3,2%, “sovint”. “La lectura sobre els pensaments suïcides s’ha d’analitzar amb precaució”, ha volgut matisar la directora general d’Alumnat, Anna Chillida, que en general n’ha fet una primera lectura positiva, adduint que la gran majoria dels alumnes (79,4%) perceben que el seu estat de salut és bo.

Generació marcada pel covid
Tot i que la tendència de defuncions per suïcidi es manté estable –en els últims cinc anys 53 menors s’han llevat la vida i la taxa d’incidència és de 2 per cada 100.000 habitants–, la fotografia que ofereix l’enquesta confirma la gravetat de la salut mental infantojuvenil. “Els joves han patit molt directament el confinament, les mesures de distanciament físic i l’ús de les mascaretes. Primer no van poder anar a l’escola i després no podien relacionar-se lliurement amb els seus iguals o els seus avis”, ha explicat la directora general de Planificació i Recerca en Salut, Aina Plaza. Tots aquests canvis en una etapa convulsa, plena de canvis físics, emocionals i relacionals, poden empènyer els joves a tenir conductes perjudicials per a la seva salut i integritat física. “Hem fet aquesta guia perquè és una preocupació compartida pels dos departaments. Ens preocupa la generació de joves que estan marcats per la pandèmia”, ha dit Cambray.

La guia l’ha elaborat la cap de psiquiatria infantil de l’Hospital Parc Taulí de Sabadell, Montse Pàmias, que ha destacat que el covid ha provocat situacions d’estrès que “han desencadenat trastorns mentals de manera especial entre els nens, que són més vulnerables quan canvia el seu entorn”. Les autolesions no sempre s’associen amb la intenció de suïcidar-se ni a una malaltia mental. Són força freqüents entre els adolescents –entre un 20% i un 30% han experimentat algun episodi autolesiu– quan acaben la primària i comencen la secundària. De fet, la distinció entre els dos tipus de lesions (les suïcides i les que no ho són) és una de les prioritats de la guia, juntament amb la possibilitat d’ensenyar alternatives als alumnes propensos a fer-se mal per canalitzar el malestar o les emocions. “La prevenció des dels centres educatius és ideal: perquè és un espai democratitzador, perquè hi podem treballar de manera igualitària independentment de l’estrat social”, ha afirmat el conseller Balcells. En aquest sentit, també ha defensat que la coordinació entre Educació i Salut permetrà que la relació entre el sistema educatiu i sanitari sigui més àgil per garantir una atenció prioritzada en els casos que calgui.

L’enquesta a partir de la qual s’ha pogut radiografiar la situació emocional dels alumnes s’articula entorn de cinc blocs: l’autopercepció de salut, la manera com se senten en el seu entorn escolar, quina relació mantenen amb la família i si han patit situacions de violència (en què s’inclouen les temptatives de suïcidi) i abús i addiccions. En aquests últims dos blocs només han participat 180.000 alumnes, ja que se n’han exclòs els nens de 5è i 6è de primària. El risc de patir un trastorn mental entre els 4 i els 14 anys ha anat incrementant a Catalunya des del 2015, quan un 4,5% dels infants tenien possibilitats de desenvolupar-ne. El 2019 la xifra va créixer fins al 7,5% i el 2020 es va assolir la xifra rècord del 10,6%. El 2021, el risc va baixar lleugerament al 9,4%, però continua molt per sobre de la registrada a l’època prepandèmica.

https://www.ara.cat/societat/salut/quatre-adolescents-catalans-s-han-autolesionat-almenys-cop-vida_1_4573321.html?utm_source=newsletter

Suïcidis

Els experts addueixen molts motius pel suïcidi, i en molts casos no és un desig de morir, sinó un desig de deixar de patir i una manca de trobar sentit al perquè de tot plegat. Parlar-ne no és promoure’l, ni atiar nefastos efectes mimètics.

A Catalunya fa uns mesos que funciona un nou telèfon. És el 061, una veu contra el suïcidi. És un servei personalitzat d’atenció especialitzada per a persones amb conducta o ideació suïcida. També atenen familiars i persones properes. Són especialistes, infermers, psicòlegs i psiquiatres. Naturalment un servei així està obert 24 hores i els experts escolten i deriven els casos a emergències o activen el codi Risc Suïcidi. També són aquests experts els qui demanen als mitjans de comunicació que procurem parlar més del fenomen del suïcidi, i no de detalls de casos concrets. Recomanen que es posi el tema sobre la taula, perquè no estem davant d’una minoria de casos sinó d’una realitat tabú que existeix i que es veu afectat per l’estigma, la falta d’informació i la desinformació.

Aquesta setmana , i dins el marc del cicle “Els reptes ètics del periodisme”, el Col·legi de Periodistes, el Consell de la Informació de Catalunya i la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna han aplegat periodistes, entitats de salut mental i experts per abordar aquesta temàtica entre els quals hi havia Salut Mental Catalunya, Metges de Catalunya i Associació Catalana per la Prevenció del Suïcidi. Els joves que escoltaven no es distreien mirant el mòbil. El tema els toca i els interessa sens dubte. La salut mental ha passat a ser un dels àmbits que més els preocupa. El telèfon es va activar al juny i al setembre van sortir les primeres dades: 1.716 consultes i 12 activacions del Codi Risc Suïcidi. El 43% de les trucades s’han fet a la nit, i un 61% són dones. Un 15,1% dels episodis de conducta suïcida els protagonitzen menors d’edat. La dada més crua, però, no és la telefònica sinó aquesta: a Catalunya el 2020 es van produir 527 suïcidis. Gairebé dos per dia. Un 74% són homes. Davant aquesta realitat, les administracions han activat programes d’atenció a la salut mental de manera intensa, i programes de benestar emocional i de salut comunitària.

Les comunitats religioses i les parròquies també s’han anat traient el tabú i ho afronten, perquè amagar el suïcidi  només crea dolor a les famílies que l’han patit i no contribueix a abordar-lo ni prevenir-lo. Es parla de la mort i del suïcidi assistit, es discuteix sobre l’autolesió i les insatisfaccions corporals en els adolescents. De les crisis d’ansietat creixents entre els joves. I també d’un tema poc explorat, el suïcidi entre gent gran. Una civilització que tanqui els ulls al suïcidi no contribueix a la salut, ni mental ni de cap tipus, de la seva gent. Els experts addueixen molts motius per al suïcidi, i en molts casos no és un desig de morir, sinó un desig de deixar de patir i una manca de trobar sentit al perquè de tot plegat. Parlar-ne no és promoure’l, ni atiar nefastos efectes mimètics. Parlar-ne és exercir un dels deures del periodisme, que protegint la dignitat de la persona, posa en el debat públic les qüestions, pors, fracassos i èxits de la nostra societat. No posarem sordina davant del suïcidi precisament perquè encara creiem en la capacitat dels mitjans de comunicació de ser un servei públic, útil i transformador del nostre món.

https://www.elnacional.cat/ca/opinio/suicidis-miriam-diez_920025_102.html