La Weiße Rose, la Rosa Blanca, fue un grupo de universitarios que en la Alemania nazi abogaba por la resistencia no-violenta contra el régimen liderado por Adolf Hitler. Fundado en 1942, desapareció un año después cuando todos sus miembros fueron arrestados y ejecutados.
Los hermanos Scholl se refieren a los hermanos Hans y Sophie Scholl pertenecían a la Rosa Blanca, un movimiento de resistencia no violento en la Alemania nazi. Hoy en día, hay muchas calles y escuelas en Alemania que llevan el nombre de los hermanos Scholl. También hay un premio literario en su honor, el Geschwister-Scholl-Preis. Foto: CordonPress
En el apogeo del III Reich, nadie estaba a salvo de ser delatado, de los juicios arbitrarios o de ser ejecutado. Teniendo en cuenta esas peligrosas circunstancias, puede surgir la pregunta ¿no había nadie que hiciera algo al respecto? La respuesta es un rotundo sí. En aquella época surgieron algunos movimientos de resistencia formados por socialdemócratas o comunistas, había otros de carácter religioso, tanto católicos como protestantes, y otros estuvieron compuestos por intelectuales alemanes, como es el caso de un grupo de alumnos de la Universidad de Múnich conocidos como “La Rosa Blanca”.
HONRADEZ Y VERGÜENZA Con el lema “la pluma contra la espada”, La Rosa Blanca era un grupo reducido de alumnos de la Universidad de Múnich, liderados por los hermanos Sophie y Hans Scholl. Junto a ellos había otros estudiantes como Christoph Probst, Willi Graf y Alexander Schmorell. El profesor Kurt Huber se uniría al grupo más tarde por recomendación de Sophie Scholl. La temible Gestapo, la eficaz policía política del Tercer Reich, sabía de las actividades de este grupo, pero era incapaz de frenar su expansión o de descubrir la identidad de sus miembros.
Inspirados por los sermones del obispo de Münster, el cual también era un firme opositor del nazismo, Hans y sus compañeros empezaron a distribuir panfletos escritos a máquina denunciando al régimen. Con frases tan incendiarias como “cualquier alemán honesto se avergüenza de su gobierno actual” o “un gobierno que comete los crímenes más horribles, crímenes que sobrepasan ilimitadamente cualquier medida humana”, los miembros de La Rosa Blanca afirmaron que cualquiera que no actuara era cómplice de esos crímenes y suplicaron a toda la población que se organizase en una gran “resistencia pasiva”.
LA GRAN ALEMANIA La Rosa Blanca también denunció en un segundo panfleto las atrocidades cometidas contra la población judía: “Aquí vemos el más espantoso crimen en contra de la dignidad humana, un crimen que no tiene paralelo en toda la historia puesto que los judíos también son seres humanos”. Tampoco se mordían la lengua a la hora de criticar al Fiuhrer: “Todas las palabras que salen de la boca de Hitler son mentiras”. Llenos de referencias a Goethe, Aristóteles, Schiller, el libro del Eclesiastés o a Lao-Tse, los panfletos concluían con frases como éstas: “No guardaremos silencio” o “Somos su conciencia. La Rosa Blanca no los dejará en paz”.
A finales de junio y mediados de julio de 1942, estos panfletos aparecieron en buzones de correos y se difundieron entre los estudiantes afines al movimiento. El propio Hans, como miles de jóvenes de su edad, había formado parte de las Juventudes Hitlerianas y había creído en la gran Alemania que propugnaba Hitler. Pero a pesar de su patriotismo, todos creían que el gobierno nacionalsocialista ocultaba un lado oscuro y que su aclamado líder no era la persona que muchos creían. Durante la contienda, Hans, Schmorell, Graf y Probst fueron enviados al frente oriental donde pudieron comprobar en persona el descalabro militar tras la derrota alemana en Stalingrado donde 300.000 soldados fueron abandonados a su suerte por su propio líder.
EL FIN DE LA ASOCIACIÓN
Al regresar del frente, el grupo emitió dos panfletos más, en los que advertían de que tras el fracaso en Stalingrado la derrota final era inevitable. En dichos panfletos se formulaba una pregunta: “¿Tendremos que ser por siempre una nación odiada y rechazada por toda la humanidad?”. No conformándose sólo con los panfletos, Hans, Schmorell y Graf salían por las noches y hacían pintadas en la avenida principal de Múnich en las que podía leerse: “Abajo Hitler” y “Libertad”.
El 18 de febrero de 1943, Hans y Sophie, decididos a distribuir panfletos en la universidad, dejaron varios paquetes en los pasillos. Cuando estaban a punto de irse, Sophie vio que había unas copias en su maleta. Se dirigió a lo alto de una de las escaleras que daban a un patio y los lanzó, sin darse cuenta de que Jakob Schmid, el encargado de mantenimiento y un ferviente simpatizante del partido nazi, la estaba mirando. Rápidamente, Schmid cerró las puertas de la facultad y comunicó a las autoridades el incidente. Los hermanos fueron arrestados y trasladados al palacio de Wittelsbach, el cuartel general de la Gestapo, donde poco después también llegó arrestado Christoph Probst. Fueron interrogados durante varios días, pero se negaron a implicar al resto de integrantes del grupo. “Desde las llamas de Beresina y Stalingrado los muertos nos convocan”, ése fue el último panfleto lanzado por La Rosa Blanca.
¡QUE VIVA LA LIBERTAD!
El juicio contra los miembros de La Rosa Blanca fue, evidentemente, una pantomima. El encargado de dirigir el proceso fue Roland Freisler, un abogado, militar, político y presidente del Tribunal Popular o Corte del Pueblo, que llegó desde Berlín expresamente para ello y actuó más como fiscal que como juez. A lo largo del juicio, Freisler no dejó de gritar, de golpear la mesa y de tachar de traidores a los jóvenes acusados. Después de tres horas de juicio, el juez dictó sentencia: culpables de alta traición. Para aquel delito sólo había una pena: la muerte. Freisler estableció que fuera por decapitación, y tan sólo unas poca horas después de haberse dictado la sentencia, la tarde del 22 de febrero de 1943, se llevaron a cabo las ejecuciones.
Los padres de Sophie y Hans les visitaron antes de su ejecución y su madre les dijo: “Estoy orgullosa de vosotros”. Por su parte, el padre tuvo una acalorada intervención durante el juicio ante el temible juez Roland Freisler: “Si nadie defiende a mis hijos lo voy a hacer yo. Hoy somos nosotros, pero mañana será su turno, nosotros estamos en la verdad, pero usted no”. Sophie fue la primera en subir al cadalso donde esperaba la guillotina. Tras ella, le llegó el turno a Cristoph Probst. Hans Scholl, al grito de “que viva la libertad”, fue el último. Tras las ejecuciones, la Gestapo prosiguió con sus investigaciones y los demás miembros de La Rosa Blanca acabaron detenidos. Entre abril de 1943 y octubre de 1944 se celebraron los juicios que se saldaron con cuatro nuevas condenas a muerte y numerosas penas de prisión por colaboración.
Con la muerte de sus fundadores, La Rosa Blanca desapareció, pero sus palabras, la única arma que aquellos jóvenes idealistas emplearon contra el régimen nazi, no cayeron en el olvido. Una copia de su último panfleto cayó en manos del abogado alemán, contrario al nazismo, Helmuth James Graf von Moltke, quien, con la ayuda de colaboradores en los países nórdicos, hizo llegar el último panfleto a Londres. Los aliados lanzaron miles de estos documentos sobre Alemania desde sus aviones. Bajo el titulo El manifiesto de los estudiantes de Múnich, en ellos se podía leer: “Nuestro pueblo se alza contra la esclavización de Europa a manos del nacionalsocialismo en una nueva irrupción de libertad y honor”. Pero aquellos panfletos no provocaron ninguna oposición activa contra el régimen nazi entre la población alemana.
Que no falte el contexto Vamos a ir por partes para que Ana Pastor no pueda alegar que falta contexto.
Gracias a Francisco de Goya y Lucientes cualquier visitante del Museo del Prado podrá apreciar en su “Familia de Carlos IV” algunos rasgos borbónicos característicos y repetitivos; entre otros, sus mutuas y entrecruzadas deslealtades e infidelidades. Además de un gran pintor, también fue un excelente Grabador y a él se debe, entre otras series, la dedicada a las salvajadas y los crímenes de unos y otros, los “desastres de la Guerra”. Murió en el exilio.
Por el contrario, el más popular Grabador del siglo XXI, José Manuel Villarejo Pérez, una excelente síntesis goyesca, un artista de los pies a la cabeza, sí que es un esforzado hijo del Reino de España; y no merece morir en el exilio. El genio esta vez ha resultado ser un policía español y patriótico. A pelo y con una Grabadora ha construido un cuadro irrebatible de la Corte de Juan Carlos I y Felipe VI, de la maquinaria de su Estado y el botín de sus miserias.
Él debe estar convencido que merece medallas y reconocimiento por los innumerables servicios prestados a la patria, pero se ha pasado cuatro años provisionales en el trullo y sigue metido en juicios. Pero igual le caen por las escaleras, porque en los Puestos de Mando andan, pero muy mucho, mosqueados ante el reparto por todas partes de copias de sus innumerables grabaciones. Ya advirtió que podía hacer mucho daño al Estado.
La “obra de arte” de Villarejo es de una obscenidad difícil de superar. Muestra y demuestra la articulación de la maquinaria del Estado encargada de la Guerra Sucia, y que ha resultado ser prácticamente todo el Estado. Policías, agentes secretos, políticos, jueces y fiscales, altos funcionarios del Estado, periodistas y medios de comunicación, poderosos empresarios… Cada uno en su rol, cada objetico sus procedimientos, cada etapa una misión. No se trata de las Cloacas del Estado, es el Estado-Cloaca. Y viene de muy lejos…
Un poco más de contexto. Medios de comunicación y periodistas. Los que se deben estar forrando son los de las mensajerías, con tanto reparto de cintas. Recuerdo aquella masiva distribución de videos con la Exuperancia Rapú y su intrépido galán y periodista en plena faena, aquel que montaba dossiers contra todo el mundo; y si no te dedicaba uno es que no eras nadie. Pedro J. Ramírez fue, entre otras cosas, una pieza clave en aquello conocido como Sindicato del Crimen; un colectivo, y no solo periodistas, haciendo todas las maldades posibles (según lo reconoció en 1998 Luís María Anson (que ya venía de conspirar contra Adolfo Suárez) para echar del gobierno a los socialistas. Según algunas fuentes, eran expertos en juguetear (para decirlo finamente) con los dineros de la publicidad, de los negocios y de las reputaciones O sea que lo de Inda, Ferreras y Etc. viene de muy antiguo.
Mucho más contexto Anson lo reconoció 9 años después del cese de Pedro J. Ramírez de la dirección de Diario 16. En aquella fecha andaba Ramírez buscando cómo echar al propietario y dando palos día sí, día también, al gobierno de Felipe González con todo lo que podía: Amedo, los Gal y la gota que quizá colmó el vaso de Juan Tomás de Sala, el editorial mofándose del ministro Semprún y llamándole “capullo”. Diario 16, tocado y hundido.
La operación de El Mundo a finales de 1989, el nuevo periódico de Ramírez, tiene su cosa. Hace ya algunos años se publicó un estudio que mostraba cómo sus lectores iniciales (captados de Diario 16) se posicionaban en la izquierda moderada. Tiempo después se ubicaban en la derecha. La persecución mediática al gobierno socialista no fomentó una audiencia más crítica, en busca de una nueva izquierda alejada de la “beatiful people”, de la guerra sucia, de las puertas giratorias y de sus contradicciones entre discurso y práctica. Provocó el descredito del PSOE y el final de un ensueño; y propició el desplazamiento de una parte de su electorado hacia un “marco mental” más conservador. Empezó en Diario 16 y culminó con El Mundo. Puro y exitoso “pastoreo” sociopolítico.
Contexto y texto No fue el único caso de “pastoreo”. Ni mucho menos. Hay que reivindicar una operación más sutil. Más fundacional. La que nace en las cloacas periodísticas del franquismo que apadrinarán y ayudarán a alumbrar la Operación Transición Política y el Régimen del 78. Cloacas exquisitamente blanqueadas. Como solo se puede hacerse desde los salones del Poder. Los salones donde los Aporreadores de una generación transmiten a sus vástagos el Cuarto Poder Aporreador. O sea, desde “la ley a la ley” y desde el puesto de mando al puesto de mando.
Érase una vez, un periódico órgano del partido fascista español. Se llamaba Arriba. También, había un órgano de los Sindicatos fascistas españoles. Diario Pueblo, se llamaba; sutil ironía. Había mucho más, pero con estas dos cloacas bastará. Al frente de Arriba, Vicente Cebrián. En el de Pueblo, Emilio Romero. Además de compartir afinidades ideológicas, ambos eran muy buenos e íntimos amigos. El vástago llamado a recoger uno de los testigos sería Juan Luis Cebrián. Con 19 años ya era redactor jefe en Pueblo y muy poco después ocupaba su subdirección. En 1974 y con 30 años, es jefe de los servicios informativos de Radio Televisión Española.
Una carrera tan meteórica presagiaba un destino fulgurante y exclusivo: ser cofundador y primer director de El Pais. Así nace un nuevo periódico (4 de mayo de 1976) que, seis meses después de la muerte de Franco y autorizado por el fascista Arias Navarro (Carnicerito de Málaga por sus fechorías durante la guerra civil), se presentaba en sociedad con el propósito de posicionarse como el medio escrito de referencia para el antifranquismo y el izquierdismo. Y con un objetivo estratégico inmediato, contribuir al éxito de la operación de los franquistas reformistas en prejuicio de la ruptura democrática. Justificar la rendición. Misión: hacer creíble y deseable entre los antifranquistas el proyecto de Adolfo Suárez y colaborar, sobre todo en una segunda fase, en la creación del liderazgo de Felipe González, un “reformista” ejemplar. El resto de los periódicos, con muy escasas excepciones, ya estaban bajo el control de los Medios de Comunicación del Estado o de los propietarios privados fieles colaboradores de la dictadura. RTVE cumplió también su papel.
Las elecciones de 15 de junio de 1977 (las primeras en 40 años) eran importantísimas por razones obvias. En una Tribuna de El Pais de tres días antes, Juan Luis Cebrián reconocía:
“EL PAIS, a decir verdad, ni siquiera ha sido un diario de oposición. Ha colaborado con el poder hasta donde dignamente ha sido posible, no en la ocultación de informaciones – cosa que el poder hubiera deseado -, pero sí en la moderación de pareceres y actitudes”.
Y en el mismo texto lanzaba dardos, siempre sutiles, acusando a algunas izquierdas de modales “fascistas”: “La reacción de algunos partidos de izquierda a los editoriales recientes de nuestro periódico, nada tiene que envidiar en modales a la de ilustres colaboradores de la dictadura” ¿Se estaba refiriendo a los modales de su propio padre, que conocía a la perfección?
Por situar el contexto. Cebrián se estaba defendiendo de las críticas por un reportaje que su diario había dedicado a Adolfo Suárez: “Yo no digo que un reportaje a color de Suárez en un diario de gran circulación no le pueda favorecer…”
Todo parece indicar que Suárez había tocado a rebato. Según el semanario Cambio 16 que apareció el 1 de junio, “El presidente Suárez, relegado a un segundo término en la campaña electoral, ha decidido iniciar contactos privados con la prensa, por medio de reuniones semanales con destacados periodistas en el Palacio de la Moncloa. A Suárez le preocupa la pérdida de imagen que pudiera estar sufriendo mientras periódicos y revistas dedican grandes titulares a políticos de partidos adversarios de la Unión del Centro Democrático”. Diríase que el reportaje a color publicado tendría algo ver. Tal vez también tendría que ver que el mismo día que se publicaba esa información de Cambio 16, el editorial de El Pais (diario independiente de la mañana) decía: “El PSOE se verá ante la grave responsabilidad de administrar un resultado electoral que no es seguro sea capaz de digerir”. Y añade: El PSOE seguirá siendo un carrusel de verbalismo revolucionario y de hechos moderados”. Además, les acusa de “una verdadera crisis de identidad”. Todo eso en puertas de unas elecciones decisivas para consolidar la Monarquía y el proyecto reformista; y frustrar definitivamente la “ruptura democrática”. Y el día después, en su Tribuna, Cebrián reclama un pacto nacional: “Habrá que comenzar por arriba: estableciendo las bases constitucionales de una Monarquía…” Blanco y en vidrio.
El gran pacto de los Cebrianes. La prensa del franquismo (el padre) y la nueva prensa de la democracia (el hijo). La metáfora explícita del Pacto de las Familias. Controlando el Castillo de Naipes. Una clave sobre la que deberemos volver más adelante.
La “misión” del diario del grupo PRISA ha ido adoptándose al compás de los acontecimientos. El modelo bipartidista del Régimen del 78 corrió algún peligro cuando irrumpió un nuevo diario impreso en papel, Público (muy bien recibido por la audiencia), porque amenazaba la “moderación” del partido socialista y del electorado de izquierdas. El Pais se alzó frente al “fuego cruzado”.
Más tarde, la cristalización de un nuevo proyecto político, Podemos, y su posible sorpasso al PSOE pronosticado por las encuestas, movilizó a El País del director Antonio Caño, tanto como cualquiera de los otros Medios de las Cloacas. Tas solo lo hizo con mayor sutileza.
Y es que El País siempre ha estado donde se le necesitaba; en primera línea contra la izquierda no domesticada y contra el independentismo catalán. Exactamente los objetivos estratégicos del Reino de España que nació para matar el 18 de julio de 1936. (En este artículo que publiqué hace ya algunos años pueden seguirse muchas de las piezas del puzle fundacional franquista); y siempre a favor de la Monarquía y del Régimen del 78, demostrando su lealtad con los silencios (cómplices) durante décadas sobre la corrupción en la cúspide del Estado, la guerra sucia, la práctica de torturas y los muchos chanchullos…
Durante la llamada Transición, una etapa que debería denominarse la “Adaptación”, la mayor parte del resto de los medios de comunicación, eran propiedad del Estado o estaban a su servicio. Cumplieron con las instrucciones del Gobierno. Estaban acostumbrados. Durante 40 años habían formado parte del aparato ideológico del franquismo, en amigable camaradería con el partido único (FET y de las JONS-Movimiento Nacional), la Iglesia Católica y el sistema educativo. Por cierto y no en balde, la Iglesia ha continuado controlando a cientos de miles de alumnos a través de sus 2.400 colegios concertados en los que continúan adoctrinando con los más de 4.000 millones de euros anuales que reciben del actual Estado “laico”; una Iglesia que se proyecta también en los medios a través de la COPE y 13TV, donde no dan respiro a la izquierda ni al independentismo. Podríamos añadir sus homilías, hojas parroquiales y declaraciones de la jerarquía. Todo por la Patria. Salvo honrosas excepciones, la mayoría de los medios han seguido en la tarea durante los últimos 45 años.
El Estado-Cloaca Las cloacas no solo utilizan periodistas y medios. Una inestimable aportación de las cintas de Villarejo (rindamos homenaje también a los Papeles de Bárcenas) es que está dibujando el funcionamiento de los elementos de la maquinaria y su ensamblaje. Cloacas, a fin de cuentas, aunque no siempre ni todos se ensucien directamente las manos. Su larga continuidad y la diversidad funcional de sus partícipes demuestra el carácter sistémico de las Cloacas, de su lógica constitutiva, de la naturaleza del Estado-Cloaca. En su origen, el Régimen del 18 de julio, un Estado-Cloaca, que también fue un Estado-Mafia.
El Reino de España es una estructura estatal, con sus cloacas “sucias” y sus cloacas “limpias” bien coordinadas, creada al servicio de unas élites que llevan ejerciendo el poder desde hace mucho tiempo.
Continuará, porque nos queda mucho texto y mucho contexto. Los que puedan, disfruten de un buen verano.
La portavoz de Adelante Andalucía alude a pasajes bíblicos para reprochar a la formación de ultraderecha una moción sobre vivienda que excluye a extranjeros
Teresa Rodríguez habla desde la tribuna del Parlamento andaluz. Joaquín Corchero (EP)
La portavoz de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, ha esgrimido versículos de la Biblia en el Parlamento andaluz para reprocharle a Vox sus políticas xenófobas al hilo de una moción que la formación de ultraderecha ha presentado sobre política general en materia de vivienda en la que pone el requisito de “prioridad nacional” para los aspirantes. Rodríguez, además de incidir en que medidas de este tipo coinciden con las que defienden partidos como Fuerza Nueva, le ha reprochado a Vox que hay que verlo poniéndose en el papel de los miles de andaluces que han emigrado al extranjero y que pueden verse muy perjudicados si, en sus países de adopción, una formación de ultraderecha plantea iniciativas similares.
Al hilo de que el parlamentario de Vox Alejandro Hernández ha señalado que “la caridad empieza por uno mismo”, Teresa Rodríguez ha aprovechado para hablar de cristianismo, “una cultura que yo he compartido y una formación que he compartido seguramente con muchos de ustedes”. En este sentido, le ha recordado a la formación de ultraderecha que su candidata en las pasadas elecciones autonómicas, Macarena Olona, “estuvo toda la campaña diciendo que había que regar Andalucía de cruces y recuperar la cultura cristiana como base de nuestra civilización”, además de señalar que “trajeron a la señora Meloni [primera ministra italiana], que habló de la universalidad de la cruz”.
“No les voy a citar aquí ni el Manifiesto Comunista ni la Declaración Universal de Derechos Humanos, ni siquiera la Constitución ni el Estatuto de Autonomía de Andalucía, les voy a citar la Biblia, y miren ustedes, señores de Vox, la Biblia maldice a los xenófobos”. A continuación, ha citado versículos como “maldito el que viole el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda” (Deuteronomio 17:19) o “al forastero que reside junto a nosotros lo miraréis como a uno de vuestro pueblo y le amarás como a ti mismo” (Levítico 19:34). También ha recordado que “conoceréis la suerte del emigrante porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto” (Éxodo 23:9).
También ha recordado palabras de Jesucristo en el Nuevo Testamento, como “tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis”, o cuando resalta que al ayudar a personas, entre ellas migrantes, “lo hicisteis también a mí mismo, eso dice Jesucristo”. También ha mencionado Hebreos 13:1 (“no se olviden de practicar la hospitalidad porque gracias a ello algunos sin saberlo hospedaron a ángeles”), “así que señores de Vox, no les pido que sean humanitarios, les pido que sean ustedes cristianos”, afirmación que ha remachado con un “feliz Navidad”.
Un nou llibre repassa les actituds canviants envers el secret i la transparència en els assumptes de l’Església
Plaça de Sant Pere / Sean Ang a Unsplash
Fa vint anys, l’Església catòlica es va embarcar en un dolorós procés de transformació després que les espantoses històries d’abús sexual van sortir a la llum, primer als Estats Units i després a altres llocs. No van ser només els delictes dels sacerdots els que van maltractar els menors, sinó l’escàndol encara més gran d’encobriments d’aquells crims per part dels bisbes.
D’aquí les demandes globals d’obertura, transparència i rendició de comptes que són requisits bàsics del dret civil i que s’han inclòs en el dret canònic només recentment.
Se suposa que la veritat i la justícia estan connectades a l’Església Catòlica. Per què va fallar el sistema? Això és el que examinem el meu company Rolando Montes de Oca i jo a Transparència i secretisme en l’Església catòlica .
Si la informació és poder, el secret també és poder. Els que governen les institucions civils, militars i religioses sempre ho han sabut. La transparència porta a exposar la pròpia vulnerabilitat i fa que un estigui obert a atacs.
Encara no s’ha formalitzat el dret a la informació dins l’Església per part dels fidels i del públic en general. Aquest buit només l’omplen parcialment els mitjans de comunicació de l’Església; els seus principis generals s’han d’incorporar al dret de l’Església.
A part de les finances, no existia cap obligació general de responsabilitat a l’Església Catòlica. Després que s’hagi exposat un encobriment gegantí d’abús a Xile, el papa Francesc va establir la responsabilitat a la baixa com un índex de bon govern i prevenció d’abús. La responsabilitat a la baixa ha de ser un aspecte essencial de la identitat de l’Església. Lluny de soscavar l’autoritat dels bisbes i superiors, la reforça protegint la gent de la desinformació i la manipulació. Prevé la corrupció i dinamitza la vida institucional.
Una organització privada com una escola o una empresa és responsable principalment davant les seves parts interessades. S’ha d’informar al públic només en casos d’interès públic legítim. Tanmateix, amb 1.500 milions de membres, l’Església catòlica és molt més que una organització privada. Per això, òbviament, ha d’estar obert.
Un historial lamentable d’escàndols d’abús sexual mostra que les auditories externes i les comissions d’investigació independents poden ser útils. Massa sovint la regla que “la roba bruta s’ha de rentar a casa” ha estat una excusa per a la paràlisi o el subterfugi.
Els informes d’investigació, com l’exposició guanyadora del premi Pulitzer del Boston Globe sobre els abusos sexuals, han fregat el nas de l’Església a la brutícia, però, malauradament, això era el que es necessitava per corregir errors terribles. Tanmateix, no tots els investigadors són competents i imparcials.
La Comissió Reial sobre l’abús sexual infantil a Austràlia i l’ Informe John Jay als Estats Units van ser exhaustius i justos. L’Església australiana va acceptar el 98 per cent de les recomanacions de la Comissió Reial.
Però informes similars a França i Alemanya han estat vergonyós. La independència no és suficient; els informes han de ser objectius i professionals, no orientats ideològicament.
Soc crític amb l’informe francès per diversos motius. Però un dels principals és simplement que no té dades. Les xifres que es donen per a les víctimes d’abús sexual infantil són titulars escandalosos, però bàsicament són extrapolacions i estimacions. Un informe sense dades verificables és un treball de destral, no un informe. L’Església catòlica a França està pagant el cost econòmic, reputacional i espiritual d’aquesta iniciativa.
Tots estem d’acord en els principis. Tots volem una Església oberta; que escolta; que no veu les víctimes com a problemes; que valora les aportacions dels laics; que respecta les dones; això no és elitista. De fet, aquests principis ja formen part de la llei de l’Església. Però les lleis soles no canvien les relacions a l’Església. Al nostre llibre parlem de com crear una comunicació eficaç amb els nostres grups d’interès, tant externs com interns, i com crear una responsabilitat a l’alça i a la baixa.
Implementar els principis de transparència i confidencialitat requereix d’equitat i prudència. Els eslògans de “total transparència” i “tolerància zero” també s’han utilitzat per colpejar persones innocents. La llista d’homes la reputació dels quals s’ha deixat a les escombraries i que posteriorment han estat exonerats no és curta: el cardenal George Pell , el cardenal Philippe Barbarin , l’arquebisbe Michel Aupetit …
En el govern de l’Església hem vist greus abusos del secret. Però l’abús de transparència és igualment problemàtic. Pot destruir la reputació i soscavar el principi legal i moral bàsic de la presumpció d’innocència. Determinar la culpabilitat als tribunals de justícia porta mesos o anys; La determinació de la culpabilitat al tribunal de Twitter és immediata i no hi ha cap tribunal d’apel·lació.
Veig la transparència com un estil de lideratge que respecta l’obertura. Ha de ser una relació on no hi hagi lloc per a la doble parla.
Després de les darreres reformes, és evident que els líders de l’Església no només són responsables davant Déu, sinó també davant del dret canònic. Cap autoritat pot considerar-se per sobre de la llei. La negligència, els encobriments i la falta de responsabilitat són punibles. No hi ha marxa enrere d’aquesta forma de govern més transparent i responsable. La corresponsabilitat amb els laics i la incorporació d’homes i dones amb talent són claus per a aquesta transformació.
Necessitem líders talentosos a l’Església. Però això no és més fàcil que en política. La descripció de la feina d’un bisbe sembla gairebé impossible. Volem que els bisbes siguin jutges savis; ser inversors astuts; ser gestors prudents; ser pastors empàtics i disponibles; ser doctrinalment sòlid; ser predicadors inspiradors… La santedat, que hauria de ser primordial, arriba com una idea posterior.
El fet que l’Església catòlica sigui jeràrquica per mandat diví no és el problema. El dret canònic per a tota l’Església i les constitucions d’institucions particulars dins d’ella funcionen com un fre a l’autoritarisme o al domini personal.
El problema és el menyspreu de la dimensió del servei en l’exercici de l’autoritat. Com ha advertit sovint el papa Francesc, el clericalisme i l’elitisme corrompeixen l’autoritat.
Dins dels cercles de l’Església, avui dia, es parla molt de la “sinodalitat” com una nova forma d’una “eclesiologia de comunió” que garantirà l’obertura, la participació activa, la rendició de comptes i la responsabilitat compartida en el futur. Però tot això serà xerrada buida tret que els líders no es comprometin tant amb la renovació organitzativa com personal. Les bones lleis i els nous procediments seran lletra morta sense santedat personal.
Filòsof, escriptor i catedràtic d’estètica i teoria de les arts (UPF)
El professor Rafael Argullol (Barcelona, 1949) manté la seva lúcida capacitat d’analitzar el món des de la filosofia i l’art. Aquest 2023 ho farà a través de deu llibres compilats en un volum de “preguntes bàsiques”, en diu, sobre temes com la llibertat i la veritat. La idea d’Europa, l’humanisme, l’extrema dreta i el mirall de les xarxes socials: tot alimenta el gruix d’un pensador que escriu tant a prop del soroll de l’actualitat com del silenci de la poesia.
En moments d’incertesa mirem als filòsofs a la recerca de respostes. ¿En aquest moment té més respostes o més preguntes?
— Més preguntes. Jo no em considero filòsof, em considero cercador de coneixement i de llibertat. Com diu l’etimologia de la paraula, som amants o entusiastes del coneixement, no tant posseïdors del coneixement. La nostra arma són les preguntes. Les respostes, quan hi ha respostes, són sempre provisionals, transitòries. Un ha de treballar el món de les preguntes i això ens acosta a l’art, que és un espai a través del qual l’home s’ha fet preguntes i ha donat respostes sensorials limitades a través de les obres. Però la cultura és sobretot un gran dipòsit de preguntes.
Ha estat treballant durant els últims quatre anys en un llibre que sortirà al maig.
— És un llibre molt extens, de mil pàgines, i està dividit en deu llibres. El primer es diu llibre de la veritat, el segon de la restitució, n’hi ha un de la jovialitat, de la llum, de l’afinitat, de la llibertat… Són una sèrie de preguntes que jo em faig respecte a mi i respecte a l’època que m’ha tocar viure. ¿M’he dit la veritat, he estat lliure, he restituït allò que se m’ha donat?
¿Té resposta a la pregunta de què és la veritat?
— És de les preguntes més antigues i més difícils de contestar, perquè mentim contínuament. Des que som petits ens ensenyen que l’estratègia vital per sobreviure és no afrontar les coses sempre com una veritat crua. Per tant, la vida és una indagació sobre la veritat. Als Evangelis, a la part de la passió, quan Jesucrist diu “vinc a donar testimoni de la veritat”, el prefecte romà Ponç Pilat li diu: “Què és la veritat?” I se’n va. Aquesta pregunta plana sobre els segles i sobre les diverses cultures. Crec que és important dir-li a l’ésser humà que la veritat ens permet viure la vida d’una manera més rica. Sobretot hem d’intentar no mentir-nos a nosaltres mateixos.
¿Vivim precisament en un moment en què excel·leix la mentida col·lectiva? Estic pensant en les xarxes socials.
— És un moment en què la mentida col·lectiva té un cert prestigi. La mentida col·lectiva sempre ha existit, a tots els segles, a totes les cultures, el que passa és que hi havia com una muralla davant d’aquesta mentida col·lectiva que pretenia desprestigiar-la i intentar lleis, comportaments, conductes que cerquessin la veritat. El que és peculiar i perillós és que a la nostra època hi ha una indistinció entre la veritat i la mentida, i aquesta indistinció no és penalitzada, fins i tot hi ha vegades que és elogiada i premiada.
Ara fa 30 anys que vostè va publicar El cansancio de Occidente, el diàleg amb Eugenio Trias. ¿S’ha redreçat aquest rumb?
— En alguns aspectes la situació ha variat molt, sobretot pel predomini de les noves tecnologies. L’any 92, que és l’època olímpica en què escrivim aquest llibre, hi havia l’existència d’ideologies i de tradicions culturals que llavors semblaven molt fermes i ara, en canvi, no ho semblen. Un dels fets distintius de la nostra època és com avances cap al futur sense capacitat per mirar al passat, analitzar-lo i reflexionar-hi. Es descarten molts dels exemples de la gran cultura que havien sigut fars per a l’home europeu, per a l’home occidental i per a l’home en general.
¿La incapacitat de reflexionar sobre el passat és, per tant, una incapacitat d’aprendre?
— Tenim una gran incapacitat de memòria. Cedim la memòria a la tecnologia. Moltes coses que abans sabíem de memòria ara confiem que internet ens les digui. Però no únicament cedim les dades a la tecnologia, sinó la capacitat de reflexió. Per exemple la cultura. La cultura no és una dada concreta. Si jo pregunto per Voltaire, no cal saber qui és Voltaire, es mira a internet. Si pregunto per la Il·lustració, igual. Si pregunto per la Revolució Francesa, igual. Tot això es trobarà a internet més o menys ben explicat, però el que internet no farà serà lligar Voltaire, Il·lustració i Revolució Francesa. La capacitat d’interrelació que en efecte és la cultura tenia o té un dels seus eixos principals en la memòria. Per això els grecs a la memòria, mnemòsine, la posaven com la matrona de les arts. La memòria és la capacitat d’interrelació, i això també en la nostra vida personal i col·lectiva. En el moment en què perdem la memòria de nosaltres mateixos, de la nostra vida, perdem d’alguna manera la nostra humanitat.
¿Sense memòria, capacitat de concentració ni capacitat d’interconnectar, ens aboquem a un temps de frivolitat?
— Diria de fragilitat. Una manca de defenses, una manca de capacitat de resistència, una manca de capacitat de concentració, això porta a una fragilitat. L’ésser humà està immers en una mena de tirania de l’actualitat contínua que fa que allò que avui és decisiu i molt important potser demà o demà passat ja no es considera o no existeix, i això el porta a una sensació que els seus referents són escassos, una sensació de nuesa. És una paradoxa perquè en teoria tenim l’ésser humà més armat tecnològicament de tota la història de la condició humana, però això, al mateix temps, va acompanyat d’una nuesa espiritual i fins i tot una nuesa mental considerable.
I com evitem aquesta fragilitat o nuesa? Amb l’humanisme?
— L’humanisme que hem d’intentar ha de tenir en compte la fi de l’egocentrisme, la fi de tants prejudicis de tot tipus que tenia la nostra cultura, fins i tot és un humanisme que ha de tenir en compte que l’home no es pot considerar el centre del món en el sentit absolut, sinó que s’han de considerar tots els éssers vius, el cosmos. És a dir, d’una manera egoista no podem proclamar que l’home és el centre del món, com el vell humanisme feia.
Com accedim a aquest nou humanisme?
— Hi ha dos corrents contraposats. Aquest predomini de la tecnologia que porta potser una pèrdua de la memòria, de referents, etcètera, sembla que podria anar en contra de l’humanisme. Però en els últims 20 anys el nou humanisme ha afrontat de cara molts prejudicis que tenia el que hem anomenat civilització i cultura. En aquest sentit, les desarticulacions més o menys revolucionàries que s’estan produint a la nostra època en el terreny de la raça, del sexe, en tots els terrenys que estaven oblidats, són molt interessants per a la construcció d’un nou humanisme.
¿Aquest nou humanisme té una revolució clau en el lloc de les dones al món?
— Indubtablement és un aspecte molt important, potser el més destacat, però també és molt important la nova relació que molts proclamen amb el planeta, amb la terra, amb el cosmos, amb els animals. Jo aquest estiu he estat llegint molt Simenon, i és un escriptor molt important i molt interessant, pràcticament un Balzac del segle XX, però els prejudicis que hi ha a la narrativa de Simenon, com en tots els escriptors del segle XIX, farien que molta gent s’escandalitzés actualment. Em penedeixo d’haver llegit un 80 per cent de llibres que tenien contingut antijueu, perquè això era habitual a la historia de la cultura europea, de la mateixa manera que era habitual el contingut racista i el contingut masclista.
¿Potser ara sí que haurem d’arribar a la conclusió que, malgrat el que sembla, evolucionem?
— Per això deia que es troben dos corrents contraposats, un que ens despulla i un altre que ens vesteix de manera diferent de com anàvem. I si això passa amb una certa saviesa, ens pot ajudar en aquest nou humanisme i pot facilitar un futur per a la condició humana.
¿Aquest nou humanisme com dialoga amb una Europa en guerra?
— L’humanisme vell va dialogar sempre amb situacions de guerra. L’humanisme reneix al Renaixement amb guerres contínues. El Renaixement es fa a Florència amb la pesta negra molt recent i amb guerres i lluites contínues. Montaigne escrivia assajos meravellosos a 20 quilòmetres del front de guerra al sud de França. Aquest nou humanisme ha d’apel·lar a la no-guerra, com feia l’antic, però amb les condicions actuals. Per posar un exemple, la invasió russa d’Ucraïna és totalment injusta i injustificada, però s’ha de tenir en compte que el manteniment de la geopolítica antiga també és injust. Intentar mantenir l’OTAN com el bloc hegemònic al món xoca amb la nova realitat del món, i per això la Xina, l’Índia, etcètera, no es conformaran que les coses siguin igual que al segle XX.
Europa ha de ser un territori flexible i obert a les migracions ”
Quina és la seva idea d’Europa?
— De les idees polítiques, la que més il·lusió m’ha fet a la meva vida és la idea d’Europa, però la idea que jo tenia és la de Goethe, de Rilke, de Valéry; és a dir, d’una Europa creativa des del punt de vista espiritual i cultural. Això ha estat substituït per una Europa que està massa construïda en termes burocràtics i centralistes, i en termes, per què no dir-ho, de corrupció, com s’està veient aquests dies. L’Europa unida a la qual podem aspirar és la dels primers grans pensadors, però tenint en compte que Europa de cap manera es pot plantejar recuperar la posició colonial o neocolonial, això és obvi. Europa ha de ser un territori flexible i obert a les migracions, fins i tot per necessitats demogràfiques.
¿La seva és una visió optimista de la realitat?
— Jo soc optimista o pessimista depenent de com em va el dia des del punt de vista emocional. El primer grau de coneixement de la veritat és saber com estàs tu. Els dolors i plaers de la humanitat no deixen de ser abstractes enfront del nostre plaer i el nostre dolor. Crec que es pot ser capaç de considerar la situació tràgica del món i, alhora, voler dir sí a la vida. No únicament sobreviure sinó viure. Per això torno al començament: un ha de viure per poder viure la vida dels altres, de la mateixa manera que un ha de tenir amor propi per poder estimar.
Però vivim un auge de la ultradreta. És un fruit humà més?
— M’indigna que quan es parla de Hitler o del nazisme es digui que és una cosa inhumana… Tant de bo fos diabòlica i inhumana! El problema és que va ser humana. Jo crec que els populismes d’ultradreta actuals són la conseqüència de l’enfonsament de les ideologies il·lustrades i romàntiques en la segona meitat del segle XX. El segle XXI és bastant orfe d’ideologia i, lligat amb l’amnèsia, és molt més fàcil que surtin a l’escenari bruixots que t’ofereixin curacions i salvacions immediates.
¿Per això nosaltres som més orfes en certeses?
— Som orfes en certeses perquè les velles ideologies humanístiques creaven complicitats entre aquells que hi participaven, i nosaltres tenim la sensació de campi qui pugui. Les noves tecnologies també juguen un gran paper d’emmascarament: la gent es creu que ja està connectada, però no està connectada amb profunditat. I com a conseqüència, un dels aspectes importants de la nostra època és el sentiment de soledat, del qual se n’ha parlat força últimament.
L’11 de desembre del 2017, la Guàrdia Civil va ocupar el Museu de Lleida per endur-se els béns del monestir
El fotògraf Jordi V. Pou va documentar, per encàrrec del museu, tots els passos del requisament. JORDI V. POU (MUSEU DE LLEIDA
El Museu de Lleida no ha tornat a ser el mateix des de l’11 de desembre del 2017. En una Catalunya minada per l’article 155, un centenar de guàrdies civils armats van entrar al centre i es van endur 44 obres originàries del monestir de Sixena per ordre d’un jutjat de primera instància d’Osca i d’un Íñigo Méndez de Vigo que exercia de conseller de Cultura. L’operació va començar a les 00.00 h, en una nit freda i plujosa, i va durar catorze hores; les últimes, marcades per les càrregues dels Mossos d’Esquadra contra la gent vinguda d’arreu del país que va protestar als carrers. Les sensacions i els sentiments dels que van viure aquella acció, dins i fora del museu, romanen cinc anys després. Aquest reportatge és un exercici de memòria d’onze persones que mai oblidaran el traumàtic 11-D del 2017.
“Va ser un cúmul de perversitats”, exclama el director del Museu de Lleida, Josep Giralt, que va haver de reaccionar amb molt poc marge de temps i prendre decisions que acabarien sent clau per trampejar els embats de l’ordre d’execució del trasllat. “El jutge, que era temporal, va ometre que hi fos present un secretari judicial, un fet inaudit. Se’n va oblidar o ho va fer expressament? A més, en declaracions a la premsa aragonesa, deia que no estàvem col·laborant i que, per por que la gent assaltés els furgons policials i cremés les obres, va adoptar un dispositiu policial exagerat, amb helicòpter inclòs. Això es pot consentir? El nostre neguit era: amb quina predisposició vindria la Guàrdia Civil? La meva gran preocupació era que no prenguessin mal la institució ni els treballadors del museu que vaig convocar aquella nit. I la millor decisió que vaig prendre, assessorat pels nostres advocats, va ser contractar un notari que fes seguiment de tot i donés fe de totes les accions. Així és com ens vam blindar. ¿No ho va ser també, de pervers, que la línia de protecció de la Guàrdia Civil fossin els Mossos per si s’havia de repartir llenya contra els manifestants, com així va ser? Encara em dol el silenci absolut que els professionals de museus espanyols van mantenir en aquesta operació, amb comptadíssimes excepcions (Compromís del País Valencià i el director del Museo de León, Luis Grau). Tant la societat civil lleidatana i catalana com els professionals dels museus del país ens van acompanyar en cos i ànima, i això no es pot oblidar mai. Cinc anys després, malgrat les sensacions agres que han quedat latents, n’hem de fer una bona lectura: el museu s’ha situat en l’imaginari de tot el país, mai no ha deixat de rebre mostres de suport dels ciutadans, ha guanyat públic, s’ha renovat i té un pla de futur potent que els patrons estan avalant.”
Galeria d’imatges del que es va viure dins del museu l’11-D. JORDI V. POU (MUSEU DE LLEIDA)
‘¿Por esto tanto follón?’
“Va ser el pitjor dia de la meva vida”, confessa el llavors conservador del Museu de Lleida Albert Velasco, un dels testimonis del que es va viure i es va patir dins del centre a partir de les dues de la matinada, quan ell, juntament amb els altres tècnics catalans, hi va entrar. La Guàrdia Civil i els tècnics aragonesos van arribar minuts abans de dos quarts de quatre: “El vigilant de seguretat del museu ens va avisar quan va escoltar pel walkie d’un mosso que ja eren al peatge de Soses. La sensació mentre els esperàvem era estranya, com la dels ostatges de l’atracament d’un banc a les pel·lícules, amb la diferència que la policia que estava a punt d’arribar sabies que no venia a salvar-te. Primer van retirar les peces del magatzem, de poc o cap interès. «¿Por esto tanto follón?», va dir un policia en veure-les. El més dur va ser quan van anar a buscar les obres de les sales i vaig veure dos agents fent-se una selfie amb les caixes sepulcrals de les monges. «On posa en el vostre pla de treball que us heu de fer fotos amb les peces?», els vaig etzibar cridant. Els van obligar a esborrar-les. La relació amb els tècnics aragonesos va ser correcta. Excepte amb el director general de Patrimoni, Nacho Escuín, que a estones ens va estar provocant. Al seu cap de premsa el van fer fora quan el van enxampar trucant a periodistes per passar-los informació confidencial. Un altre moment colpidor va ser quan, de dins estant, ens van enviar per WhatsApp els vídeos de les càrregues policials contra la gent que protestava al carrer. Vaig plorar molt. Hi ha res de positiu en uns fets tan bèsties? Doncs sí: que aquell dia i els següents el Museu de Lleida va arrelar al cor dels ciutadans.”
La conservadora del Museu de Lleida Carmen Berlabé va ser una lluitadora incansable del patrimoni de Sixena preservat a Catalunya des dels inicis del conflicte. “Encara ara m’angoixo quan recordo l’entrada de la Guàrdia Civil al museu, en formació i a pas militar. Van ocupar el museu. Tots els que érem a dins vam estar retinguts. Com si fóssim una banda armada. Nosaltres érem l’enemic. Vaig passar molta por. Sabíem que qualsevol situació de pèrdua de nervis podia tenir unes conseqüències brutals. I, de provocacions per fer-nos exaltar, n’hi va haver. Tot estava planificat per crear psicosi. Per què, si no, van venir de nit? Era absolutament innecessari. Va ser un acte d’escarni. Volien ensenyar-nos que ens havien vençut. Un estat totalitari ens va obligar a viure això. Va ser un escarment als catalans. L’únic moment en què em vaig sentir reconfortada va ser quan vam sortir a acomiadar les obres i vam veure la gent del carrer plorant i cridant de desesperació. Les seves cares no les oblidaré mai [plora]. Quanta dignitat. Se’l sentien seu, aquell patrimoni. Les peces van ser les altres víctimes: d’estar ben cuidades en un museu públic ara estan en un edifici en obres de propietat privada. L’únic que espero és que el que vam viure aquella nit no es repeteixi mai més. A mi m’ha quedat estrès posttraumàtic. Vaig estar temps sense poder dormir bé. Tinc sobresalts quan hi penso.”
Pocs dies abans, la cap de comunicació del Museu de Lleida, Marga del Campo, ja va veure les orelles al llop. “Estàvem a punt de tancar, al museu ja pràcticament no hi quedava ningú, i es van presentar un grup de guàrdies civils amb una ordre que jo vaig interpretar com una intimidació. Nerviosa, vaig trucar a l’advocat i em va dir que no hi podien entrar perquè l’ordre tenia un defecte de forma. Van marxar enfadats i em van dir: «El día 11 de diciembre empieza a las 00.00 h.» El dia 10, diumenge, al matí vaig anar a treballar per atendre la premsa. Vaig passar la tarda a casa i a les onze vaig tornar al museu, i ja no en vaig sortir. Els tècnics aragonesos van venir proveïts de menjar i cafè. Nosaltres no teníem res. Només por. No hi va haver cap estona de descans. No sabies quina hora era. Et senties sol i aïllat. No t’immutaves amb cap provocació, ni quan et feien brometes. Potser esperaven sentir-nos cridar o veure’ns plorar. No els vam donar aquest plaer. Vam voler cuidar al màxim la imatge del museu, un museu públic obert a tothom. Als treballadors ens havien posat al centre de la diana. Hi vam respondre amb professionalitat. I la nostra gran sort va ser contractar un notari perquè aixequés acta de tot el que passés aquella nit dins del museu. No se l’esperaven. No sé què hauria passat sense la seva presència vetlladora. Estàvem realment espantats. En aquell context de repressió, política, econòmica i també cultural, el Museu de Lleida va ser una víctima més.”
La conservadora restauradora del Museu de Lleida Núria Gilart té poques ganes de tornar a recordar. La seva feina va consistir a fer les fitxes de totes les obres que van marxar, amb les anotacions del seu estat de conservació: “El que els passés pel camí i al seu nou destí ja no era responsabilitat nostra.” Però res va ser senzill. “Vam treballar sota molta pressió i estrès. D’entrada ens van dir que tampoc calia que fóssim allà, que ells ja tenien les fotos del que s’havien d’endur. Com si no fóssim necessaris. Ens hi vam quadrar: les peces les trauríem nosaltres una per una i ho documentaríem tot, amb fotografies i vídeos. No s’esperaven que estiguéssim tan preparats. Vaig anar per feina, concentrada, en bucle, obviant tota la resta. La relació amb els tècnics aragonesos va ser distant. No parlàvem. Només vaig interactuar amb les restauradores. No crec que els fes gràcia el paper que els va tocar fer. A mi no me n’hauria fet. La situació era surrealista, incomprensible. No tenia cap sentit des del punt de vista tècnic. Tot estava al servei de la política. Vaig acabar molt cansada i, sobretot, trista. Sense ganes de parlar amb ningú, vaig marxar corrents cap a casa. Em va emocionar veure els missatges al mòbil de tants col·legues que eren a fora i que patien per nosaltres perquè no sabien què estava passant a dins. El que vaig viure aquella jornada em va fer replantejar moltes coses. No calia fer-ho així. Procuro no pensar-hi.”
“Tu saps què és estar envoltat de 100 agents de la Guàrdia Civil armats amb metralladores, fins i tot per anar al lavabo?” Jusèp Boya, llavors director general de Patrimoni de la Generalitat, va decidir motu proprio, juntament amb Magda Gassó, cap del servei de Museus, anar a Lleida. “El 155 havia deixat el govern escapçat i nosaltres dos érem les dues úniques autoritats que quedàvem al Departament de Cultura. No vam volem deixar sol l’equip del Museu de Lleida. Ningú ens va ordenar que hi anéssim, i el cas és que, un cop allà, els aragonesos em volien fer fora. M’hi vaig quadrar: «Soc aquí perquè això és casa meva.» Va ser una de les nits més dures de la meva vida professional. Vaig sentir una barreja de sentiments, d’impotència, ràbia i desolació. Tot el que va succeir aquella llarga nit em va afectar moltíssim. Vam sentir el suport de la gent que hi havia a fora cridant (les càrregues dels Mossos em van fer plorar) i em va emocionar veure-hi tants companys dels museus catalans. Quan va marxar l’última caixa, vaig dir al personal del museu: «Hem de tancar el dol. El Museu de Lleida ha de tirar endavant.» I ho ha fet. Aragó va buscar premeditadament aquesta punyalada final. Mai va estar disposat a dialogar. Els vam oferir un dipòsit de llarga durada d’una part important del fons, sempre que reconeguessin la propietat de la Generalitat. Però no, ells el que volien era la rendició. La lluita no s’ha acabat: els tribunals europeus encara hi han de dir la seva. Perquè no oblidem que es van lliurar les obres, però no els diners.”
L’historiador de l’art i museòleg Damià Amorós va sortir de casa seva, a Sarral, que encara era de nit, i a Lleida el va rebre la mateixa foscor. “Les llums blaves de les sirenes dels cotxes policials que tenyien la façana del museu van ser el primer senyal que el que estava succeint no era normal. Hi havia un ambient d’enterrament. De ràbia i de decepció. Era una derrota. El que més em va colpir no va ser el moment de la marxa de les obres, sinó la imatge just després, quan els treballadors del museu van sortir tots junts a fora. Va ser un moment de molta connexió amb els professionals dels museus catalans que érem allà. Vaig trobar fora de lloc que en la concentració també hi hagués polítics. A ells els pertocava fer una altra feina: les gestions per impedir el que estava passant, tan dramàtic per a la gent de Lleida que estava veient com li desapareixia una part de la història del seu territori. Em dol que tot hagi quedat confós en un fumeral nacional ben estrany. Les grans damnificades de la instrumentalització política d’aquest patrimoni han estat les peces. Privatitzar el que era una col·lecció pública és gravíssim.”
El futur president de la Generalitat, Quim Torra, que concorria com a número onze en la llista de Junts per Catalunya a Barcelona en les eleccions al Parlament, va arribar a Lleida de matinada. “Feia un fred terrible, però la sensació de fred era, sobretot, interior. Semblava mentida que s’hagués arribat a aquella situació, que no s’hagués pogut aturar. Era increïble que allò estigués passant davant dels nostres nassos. Tots els que hi érem compartíem un sentiment d’indefensió absoluta davant d’aquella aberració patrimonial. Ens sentíem ultratjats. Quan les obres van marxar, al carrer es van viure moments de molta tensió. Vaig ser a un pam d’un policia, un mosso… La contundent reacció de la gent va ser d’alta civilitat. Em va commoure sobretot el coratge del personal del museu, i aquella escena final, quan van sortir tots junts i els vam aplaudir. Estaven desfets.”
Estàvem en guerra?
La directora del Museu d’Art de Girona, Carme Clusellas, va agafar l’últim tren que sortia de Girona i a les onze ja era a Lleida. Havia reservat una habitació d’hotel, però… “No em vaig moure del carrer en tota la nit. Al principi n’érem poquets, va ser al matí que es va començar a omplir. Que què em va impactar més? Veure tants policies armats, com si estiguéssim en guerra. Als museus no en portem, d’armes. I les maneres amenaçadores d’aquests policies. Ens filmaven. Dues dones grans a primera fila cridaven: «Ens roben!» És el que va ser: un robatori. Com pot ser que se’ns estigués maltractant així? El Museu de Lleida l’únic que havia fet amb aquell patrimoni era cuidar-lo, restaurar-lo, difondre’l i explicar-lo. No estava amagat en cap catacumba. La imatge dels treballadors del museu al final de tot va ser un moment de llàgrima. Grans professionals. Cinc anys després, les obres s’estan podrint i ningú diu res, no ho entenc. Aquí a Catalunya no interessa crear conflicte, però allà, a Aragó, sí, perquè els dona uns enormes rèdits polítics. Som veïns, és tristíssim. Sí, ho tornaria a fer, tornaria a passar una nit al ras per defensar el nostre patrimoni, a Lleida i allà on fes falta.”
El periodista d’El País José Ángel Montañés, amb una llarga trajectòria en diversos conflictes patrimonials, el de Sixena concretament des del seu inici, va ser un dels professionals de la informació que van cobrir els fets de l’11 de desembre des de les dotze en punt de la nit, quan els Mossos van blindar l’accés al museu. “Intuïem que passaria alguna cosa, però no sabíem ni quan ni com. A títol personal, va ser l’experiència més extrema que he viscut mai. Les sensacions de sorpresa i incredulitat van ser intenses, perquè aquella brusquedat només l’associaves a museus de països en situacions de guerra. En el meu cas, vaig veure les dues cares de la notícia. A Lleida, la de la desgràcia, amb una violència en tots els sentits, no només física, i a menys de 60 quilòmetres, a Vilanova de Sixena, la de l’alegria quan hi van arribar les obres. Les reaccions tan oposades de la gent, una gent que potser fins llavors no s’havia interessat pas per aquelles obres, ni aquí ni allà, em van sacsejar. La lliçó de tot plegat és que no és bo per al patrimoni que se’l col·loqui en l’àmbit de la política.”
El director del Museu d’Art Jaume Morera de Lleida, Jesús Navarro, ja era a mitjanit al carrer per donar suport als seus companys, i no se’n va moure. “Va ser una nit excepcional, amb molts moments durs, però també emotius, de solidaritat i empatia. La gent, sobretot la de Lleida, se sentia identificada amb aquell patrimoni i ho va rebre com una agressió. Es va consumar una operació sense precedents en l’àmbit dels museus i que difícilment es repetirà en un futur. El que menys importava en aquest conflicte era el patrimoni, perquè, si hagués estat l’interès primordial, s’hauria acordat una gestió compartida, una via que va ser bandejada tot d’una. En portar-ho al pla polític, farcit d’anticatalanisme, ja no hi havia diàleg possible, perquè tot es plantejava com la victòria dels uns i la derrota dels altres. I el gran contrasentit és haver tret les obres de l’exposició pública. Ni tan sols podem parlar de restitució: a qui si les propietàries originals ja ni existeixen?”
La marxa de les obres, catorze hores després. AGÈNCIES.
TRETZE DATES CLAU
1188
El reial monestir de Santa Maria de Sixena (Vilanova de Sixena, Osca), exponent de la riquesa de la Corona d’Aragó, va ser fundat per la reina Sança de Castella, esposa d’Alfons el Cast, en ple desert dels Monegres. Des de l’origen l’habitaven monges de l’orde de Sant Joan de Jerusalem, que n’eren les propietàries (tant de l’edifici com dels seus béns).
1923
El conjunt monàstic és declarat patrimoni nacional. Però la seva decadència, que ve de segles, continuarà imparable i en ple segle XXI encara no s’hi han fet les inversions per reformar-lo.
1936
A l’inici de la guerra, el cenobi va ser incendiat pels revolucionaris de la zona. Les pintures murals, molt afectades pel foc, van ser arrencades per una expedició de ‘monuments men’ catalans, amb l’ajuda de gent del poble, i van ser traslladades al MNAC per salvaguardar-les.
1960
Les monges firmen un comodat (un préstec indefinit) de les pintures murals amb el museu català, que les ha restaurat i les tracta amb cura màxima per protegir-les.
1970
Les religioses, poques i ja grans, deixen el ruïnós monestir, abandonat per les autoritats d’Aragó, i s’instal·len a Catalunya, primer a la Bonanova de Barcelona i després en un convent de nova planta a Valldoreix.
1983-94
La Generalitat i el MNAC els compren 97 obres per 50 milions de pessetes (300.000 euros). També activen conjuntament les gestions per convertir en donació la cessió de les pintures murals, però la mort de les últimes religioses frena que es formalitzin.
1995
La Santa Seu, pressionada per l’Església espanyola, parteix la diòcesi de Lleida, de la qual Sixena formava part, i trenca així vuit segles d’història comuna.
2012
El Tribunal Constitucional denega el dret de retracte per adquirir les obres que havia reclamat Aragó catorze anys abans. Aragó activa immediatament un altre litigi, ara per la via civil, perquè es declarin il·legals els contractes de compravenda de les peces. En paral·lel, també judicialitza el cas de les pintures murals. Totes les sentències que es dicten a partir del 2015 seran a favor seu. Les autoritats aragoneses en demanen les execucions provisionals, i els tribunals aragonesos ho consenten.
2016
El jutjat núm. 1 d’Osca obliga a entregar, encara sense sentència ferma, les 97 peces al monestir abans del 25 de juliol. El dia 26 només hi arriben les 53 que conserva el MNAC als seus magatzems.
2017
L’11 de desembre la Guàrdia Civil entra al Museu de Lleida i s’endú els altres 44 béns.
2018
El jutjat núm. 2 d’Osca, que du el cas de les pintures murals, paralitza el retorn provisional del conjunt, alertat pels experts, que l’avisen del seu delicat estat de conservació. Deixa la decisió final al Tribunal Suprem.
2020
La comunitat eclesiàstica que resideix de lloguer a Sixena, de l’orde de Betlem i que no té res a veure amb les monges santjoanistes (a l’Estat, ja només resideixen en un convent, a Àlaba), deixa el monestir farta de l’enrenou mediàtic i els menyspreus del govern d’Aragó.
2022
A finals de novembre, el Tribunal Suprem va admetre a tràmit els recursos de cassació que va presentar fa dos anys la part catalana contra la sentència de les pintures murals. A la comunitat veïna han anat sortint veus crítiques amb la gestió de l’afer. Diverses entitats religioses i civils han fet una recollida de firmes per demanar al papa que es reinstauri la vida espiritual al monestir.
Jordi Galves. Barcelona. Dissabte, 22 d’octubre de 2022
Alguns ciutadans discrepem. I és que estem conformes amb l’expulsió de l’activista Mohamed Said Badaoui d’Europa. Allò que no ha volgut veure la majoria progressista —amb molt mala consciència— del Parlament de Catalunya ho ha llucat de seguida la policia espanyola. S’entén molt bé que això hagi anat així. Primerament perquè ara, a Madrid, no volen espantar-nos com el 17 d’agost de 2017.
La bòfia, naturalment, és un niu d’ultradretans armats, mancats de qualsevol mena de consciència, ho sabem, però almenys són uns uniformats que no somnien truites amb els islamistes. Els coneixen bé, són molts anys d’africanisme espanyol, de colonialisme professional, d’innombrables carnatges i espolis, perquè ara hagin d’aturar-se per una declaració llagrimosa i carrinclona del PSC, Esquerra, Junts, CUP i els comuns demanant la completa llibertat de Badaoui.
Quan es miren ells amb ells tots els ultradretans es reconeixen, és molt difícil d’equivocar-se quan tots van coixos del mateix peu. Amb la saba del feixisme es nodreix per igual el militarisme europeu i l’islamisme militant. Giorgia Meloni i Ali Khamenei són el mateix en contextos nacionals enormement diferents. De manera que, avui, no trobem enlloc una religió mahometana moderada, ni culta ni comparable a les formes teologals humanistes d’un Jacques Maritain o d’un Hans Küng.
En els nostres dies les diverses societats islàmiques del planeta sencer viuen segrestades per un mateix legitimisme purista, per un puritanisme radical que malda, debades, contra el corrent secularitzador que afecta tothom i totes les religions i creences. L’islam, una religió que vol dir submissió a Déu, viu pitjor que cap altra aquest inevitable procés de secularització.
Badaoui tenia precisament aquesta sagrada missió a Catalunya. Més enllà de les màscares, hi ha líders de la immigració islàmica que només treballen per això, perquè la societat musulmana immigrant no quedi diluïda, seduïda, integrada dins de la societat catalana.
Perquè els creients musulmans del nord d’Àfrica, sovint poc islamitzats de portes endins i de manera crònica, no deixin mai de ser captius, deutors i subordinats de les classes dirigents tradicionals del Marroc i el Magrib. Els he vist com actuen i són el més semblant a la màfia italiana a la Nova York dels temps d’Al Capone.
Aquella família ha deixat d’anar a la mesquita, caldrà recordar-los que hi han d’assistir sempre. Aquell noi ha començat a festejar amb una noia no musulmana i no ens convé que surti del clos de la immigració on manen els que sempre han manat. Aquella altra, la filla petita d’un bon musulmà, lamentablement ja estudia a la universitat i té idees pròpies, ha deixat de dur el vel.
Caldrà ajudar el pobre pare perquè recuperi el domini damunt la seva filla. Alguns joves musulmans ja fan com els europeus, tenen amics i amigues dels dos sexes, fins i tot es fan amb negres, amb l’excusa que també són musulmans. No, no, els negres a una banda i els magribins a l’altra. D’imam negre per a tots els musulmans no en veureu cap.
Cal continuar furgant a la ferida de la mala consciència dels europeus. Dir-los o insinuar-los a cada moment que són racistes si no s’avenen a deixar-nos que governem la nostra gent. Com menys integrats estiguin els nostres magribins, més febles seran, més necessitaran dels líders, dels activistes islàmics. Pel camí de la religió es justifica tot. Perquè tot és religió.
Naturalment, avui en dia, que la nostra gent pugui menjar porc o saltar-se el dejuni no és important en si. L’important és que a través del menjar halal, a través del ramadà, a través de la mesquita, podrem governar diverses famílies. Com més desconnectats els individus d’origen islàmic de la societat catalana, més necessitaran la família islàmica.
Per això ens va ajudar molt quan el president Aragonès va dir públicament que els islàmics no s’han d’integrar a la societat catalana perquè ja són catalans tal com són ara. Ho ha entès molt bé. A aquests polítics independentistes els interessa promoure i protegir la comunitat islàmica. Perquè en unes eleccions municipals, on tenim dret de vot, podem fer votar massivament diverses famílies a favor d’un candidat o d’un altre. El grup, sempre per damunt de l’individu.
Mohamed Said Badaoui vesteix i es presenta en públic com un salafista, com un radical del morro fort. Per això duu la barba així, perquè retallar-la, cuidar-la, per exemple, és cosa d’efeminats, tal com determina la santa tradició. Anar descurat és anar com determina el Profeta.
Qualsevol musulmà reconeix pel seu aspecte qui és del morro fort, els autèntics, els que mantenen viva la flama de l’islam. No cal que diguin res, tothom entén els codis de vestimenta, els dobles sentits, la presència de la marca, el que anomenen la figa, damunt del front, els jocs de paraules en àrab.
Un dia Badaoui va dir-li a una periodista que el volia saludar que no, que no podia tocar-la. Que ho lamentava però que no podia donar-li la mà. Perquè la dona és impura. Ara, Badaoui serà deportat al Marroc, si no hi ha canvis d’última hora, juntament amb un company. És probable que pugui tornar. O que d’altres continuïn avui mateix la seva feina abominable.
El Papa Francisco recibe a un niño durante su audiencia general de los miércoles en el Aula Pablo VI en la Ciudad del Vaticano.- EFE
El mundo al revés: cuentas de twitter del mundo de la izquierda haciéndose eco, e incluso aplaudiendo, según qué declaraciones del Papa Francisco, y tanto la derecha ultra como la ultraderecha españolas criticándolo o ninguneándolo, cuando no insultándolo sin recato alguno. No entiendo nada, pero lo que menos alcanzo a comprender es el silencio de los obispos españoles.
El sábado 16 de octubre, durante su intervención vía zoom en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares, el Papa defendió “un salario universal” y abogó por “la reducción de la jornada laboral” como medidas para un mayor acceso de todos al trabajo. Con esta propuesta, Bergoglio vino a redondear el mensaje que días antes había dirigido a la FAO durante la celebración del Foro Mundial de la Alimentación, y en el que textualmente afirmó: “Para la humanidad el hambre no es sólo una tragedia sino una vergüenza. Ante esta realidad, no podemos permanecer insensibles o quedar paralizados. Todos somos responsables”.
¿Cómo queremos que diciendo estas cosas la ultramontana derecha española no ande cabreada con el Sumo Pontífice? Andan descolocados, los “pobres”, porque además del himno o la bandera, sin duda están convencidos de que el catolicismo es también patrimonio exclusivamente suyo. Les está complicando mucho el discurso tanto a ellos como a cuantos poderosos abusan de su posición:
“Pido a los medios de comunicación que terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio”, escribió Francisco en su cuenta de twitter –@Pontifex- el mismo día 16 de octubre echando más leña al fuego. Este Papa “es una catástrofe para la iglesia, un populista, se apresuró a proclamar Marhuenda en la tele esa misma noche. Y añadió: “Como católico, lo resistiré hasta que dios lo lleve a su sino y llegue un Papa que tenga la cabeza mejor ordenada”.
Quizás convenga recordar a estos “sepulcros blanqueados” que lo que está haciendo Francisco, en realidad no es ninguna novedad: proviene de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), allá por 1891, cuando los Papas empezaron a publicar encíclicas sociales. En todas ellas, desde la Rerum novarum de León XIII hasta la Laborem excersens de Juan Pablo II, se encuentran presentes ideas como que “el trabajo está por encima de la producción” o que “toda propiedad tiene una hipoteca social”. Y en todas aparecen principios básicos como la dignidad del ser humano, el bien común o la solidaridad.
Lo que ha hecho Francisco es proporcionarle mayor altavoz a esta doctrina, reivindicarla, ponerla en valor, pero todo estaba ya dicho por algún Papa anterior. En la carta que envió a México para ser leída el 26 de septiembre durante los actos del Bicentenario de la Independencia no se decía nada que no se hubiera dicho ya: “Tanto mis antecesores como yo mismo, recordaba, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización”.
En su cuenta políglota de twitter, el sábado pasado Francisco debió pensar que era un buen día para difundir su mensaje “urbi et orbi”: además de leerle la cartilla a los medios de comunicación como ya hemos visto, decidió no dejar a nadie con poder sin su correspondiente admonición:
“Pido a los gobiernos y a todos los políticos que trabajen por el bien común; a los fabricantes y traficantes de armas que cesen totalmente su actividad, a los grandes laboratorios que liberen las patentes, a las grandes corporaciones alimentarias, que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución. A los grupos financieros y organismos internacionales de crédito, pido que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas….” Y así sucesivamente hasta completar una docena de tuits donde no dejó títere con cabeza.
Ni siquiera aquí había nada nuevo, porque estas admoniciones se pueden encontrar en la encíclica “Fratelli tutti” publicada hace ahora un año, también en la exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, de noviembre de 2013, o en la encíclica “Laudato si” de 2015, dedicada a la ecología. Tanto en estos como en otros muchos escritos Francisco había denunciado ya la existencia de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera.
Lo único novedoso es que el Vaticano decida trasladar todo esto a las redes sociales aumentando así tanto su repercusión como el escozor producido a la mayoría de los hooligans de la ultraderecha española. Que los medios españoles, teniendo en cuenta en manos de quiénes están, insulten o permanezcan callados puede entenderse, pero los jerarcas de la Iglesia católica… ¿qué hacen ellos puestos de perfil? ¿qué hacen viendo pasar los días sin decir esta boca es mía?
Consulto la cuentas de twitter de Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal: ni un solo retuit a las peticiones de su jefe directo; tampoco en la cuenta de Carlos Osoro, arzobispo de Madrid. Y eso que ambos son, al menos sobre el papel, las personas de confianza colocadas por Bergoglio al frente de la Conferencia Episcopal Española. Ninguna referencia tampoco en la cuenta institucional, ni en la de Luis Argüello, secretario general, aunque este sí salió a la palestra para reclamar que se leyera la carta completa del Papa a los mexicanos antes de criticarla. Por lo demás, nada de contestar a las arremetidas ultras. Solo silencio. ¿Alguien me lo puede explicar?
Al final vamos a tener que resignarnos y verle la parte positiva. Por lo menos no están echando leña al fuego ni apoyando públicamente los desafueros de Marhuenda, Ayuso, Espinosa de los Monteros, Aznar y compañía. Algo es algo. Porque algunos obispos me conozco yo que estarían encantados, si tuvieran poder en estos momentos, de irrumpir en escena y soltar cuatro frescas en esa línea.
No estaría mal que la plana mayor de los obispos españoles, en teoría todos ellos de la confianza de Francisco, salieran ya de sus madrigueras y se pronunciaran claramente contra esta especie de cruzada de las ultraderechas contra un Papa al que ahora solo parece defender la izquierda. Que tampoco es eso, ni tanto ni tan calvo. Cuanto antes acabemos con esta esquizofrenia mejor, ¿no les parece?
La sociòloga de la religió Mar Griera i el teòleg i jesuïta Víctor Codina han alertat de l’aprofitament que fa l’extrema dreta del cristianisme per difondre el seu missatge i han alertat del fonamentalisme cristià que fomenten dirigents com Donald Trump (EUA), Jair Bolsonaro (Brasil) o Jeanine Áñez (Bolívia).
Griera, que va participar dilluns passat amb Codina a la conferència “Fonamentalismes cristians i autoritarismes” organitzada per Justícia i Pau i Cristianisme i Justícia, ha advertit, en declaracions a Efe, de la instrumentalització del cristianisme que duen a terme aquests dirigents polítics.
Griera defensa que “les persones que formen part de comunitats cristianes voten menys a la dreta radical”, però que entre els votants de l’extrema dreta es troba “una identitat cristiana no practicant que oposa la cultura cristiana als migrants musulmans que rebutgen”.
La sociòloga posa com a exemple d’aquest simbolisme cristià que utilitza el líder de l’extrema dreta Santiago Abascal, “que primer es va casar pel civil, però després del divorci, es va casar per l’Església”.
“Racisme cultural”
“El racisme de l’extrema dreta actual no és biològic, sinó cultural”, adverteix Griera, que ha assenyalat que la ultradreta “utilitza el discurs que la civilització judeocristiana ha de separar-se de la civilització islàmica per justificar el racisme”.
El fonamentalisme cristià va sorgir en la dècada del 1910 als Estats Units, i segons Griera, en aquell moment “eren comunitats tancades que rebutjaven entrar en política i que se centraven a interpretar la Bíblia de manera literal”.
Aquesta reclusió canvia al llarg de segle XX, fins que apareix “un fonamentalisme amb característiques de moviment social”, que es vincula amb una dreta radical que “formalment respecta el mètode democràtic però que ataca les bases de la democràcia”.
“Les grans manifestacions de plataformes com Hazte Oír a principis dels anys 2000 contra el matrimoni entre persones de mateix sexe o l’avortament són mostres d’aquesta agenda conservadora de l’església que surt al carrer”, exposa Griera.
“Més incògnites que certeses”
Tot i així, la sociòloga alerta que hi ha “més incògnites que certeses” pel que fa al fenomen de l’extrema dreta, ja que és un fenomen recent: “estudis de fa dos anys explicaven que a Espanya no era previsible el sorgiment d’una força d’extrema dreta com a la resta d’Europa”, recorda.
El teòleg Víctor Codina explica que la instrumentalització del cristianisme “aporta seguretat a l’extrema dreta” per justificar un discurs de “pensament únic, vertical, sense diàleg i masclista” i posa l’exemple del polític italià Matteo Salvini, que va parlar en contra dels migrants “amb el rosari a la mà”.
En una extensa entrevista con la agencia argentina de noticias ‘Télam’, el pontífice habla del “sueño de San Martín y Bolívar” y convoca a la unidad regional
El papa Francisco durante una audiencia general en la plaza de San Pedro, en el Vaticano. ALESSANDRA BENEDETTI (CORBIS)
El papa Francisco hizo una firme defensa del perfil “popular” de la Iglesia latinoamericana y su papel emancipador en una región que, consideró, “será víctima hasta que no se termine de liberar de imperialismos explotadores”. En una entrevista de alto contenido político, concedida en Santa Marta la semana pasada a la agencia argentina de noticias Télam, el pontífice evitó mencionar a esos “explotadores” porque, dijo, “son tan obvios que todo el mundo los ve”. E invitó a América Latina a pensarse “desde la periferia” para cumplir el “sueño de unidad de San Martín y Bolívar”.
“Me llamó la atención una conferencia que escuché de Amelia Podetti, una filósofa que ya falleció, en la que dijo: ‘Europa vio el Universo cuando Magallanes llegó al Sur’. O sea, desde la periferia más grande, se entendió a sí misma. La periferia nos hace entender el centro. Podrán estar de acuerdo o no, pero si vos querés saber lo que siente un pueblo, andá a la periferia. Las periferias existenciales, no sólo las sociales. Y ahí se muestra el pueblo”, dijo el Papa.
En esa periferia está América Latina, ese sitio donde “se ve la verdadera realidad”, según Francisco. La región tiene entonces el desafío de construir desde allí la unidad y “liberarse de los imperialismos”. “Latinoamérica todavía está en ese camino lento, de lucha, del sueño de San Martín y Bolívar por la unidad de la región. El sueño de San Martín y Bolívar es una profecía, ese encuentro de todo el pueblo latinoamericano más allá de la ideología. Esto es lo que hay que trabajar para lograr la unidad latinoamericana”, dijo Francisco a Télam.
Nacido en Argentina hace 85 años, Francisco se convirtió el 13 de marzo de 2013 en el primer Papa latinoamericano. Desde entonces no ha vuelto a su país, pero ha visitado Brasil -su primer viaje al exterior, en julio de aquel mismo año-, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba, México y Colombia. En todos esos países la Iglesia Católica está fuerte porque, dijo Francisco, “tiene una historia de cercanía al pueblo muy grande”: “Es una Iglesia popular, en el sentido real de la palabra. Es una Iglesia que se desnaturalizó cuando el pueblo no podía expresarse y terminó siendo una Iglesia de capataces de estancia, con los agentes pastorales que mandaban”. “La Iglesia latinoamericana tiene aspectos de sujeción ideológica en algunos casos. Los ha habido y los seguirá habiendo porque eso es una limitación humana”, agregó el Papa, “pero es una Iglesia que pudo y puede expresar cada vez mejor su organización popular”.
Francisco habló durante más de una hora y media y se mostró francamente recuperado de su artrosis en la rodilla derecha, el mal que lo obligó a suspender una gira prevista para principios de julio por República Democrática del Congo y Sudán del Sur. La suspensión disparó los rumores de una posible renuncia. Consultado por Télam si aún había “Papa para rato”, optó por una respuesta casi de protocolo: “Que lo diga el de arriba”. Se mostró, sin embargo, muy animado durante la charla. Habló de la guerra en Ucrania, la necesidad de acercar la política a los jóvenes y del fin de la pandemia. “No podemos volver a la falsa seguridad de las estructuras políticas y económicas que teníamos antes [de la covid-19]. Así como digo que de la crisis no se sale igual, sino que se sale mejor o peor, también digo que de la crisis no se sale solo. O salimos todos o no sale ninguno”, dijo Francisco.
El Papa es consciente del poder de su voz “disonante”, como la definió, pero también criticó lo que consideró la manipulación mediática de sus palabras. “Si hablo yo todos dicen “habló el Papa y dijo esto”. Pero también es cierto que te agarran una frase fuera de contexto y te hacen asegurar lo que no quisiste decir. Por ejemplo, con la guerra hubo toda una disputa por una declaración que hice en una revista jesuita: dije “aquí no hay buenos ni malos” y expliqué por qué. Pero se tomó esa frase sola y dijeron ‘¡el Papa no condena a Putin!’. La realidad es que el estado de guerra es algo mucho más universal, más serio, y aquí no hay buenos ni malos. Todos estamos involucrados y eso es lo que tenemos que aprender”, dijo. Llamó entonces a reconsiderar el concepto de “guerra justa”, aquella que justifica la reacción la víctima: “Puede haber una guerra justa, hay derecho a defenderse, pero como se usa hoy día ese concepto hay que repensarlo. Yo he declarado que el uso y la posesión de armas nucleares es inmoral. Resolver las cosas con una guerra es decirle no a la capacidad de diálogo”.
Jorge Bergoglio cumplirá el año próximo diez años como Papa. “Bergoglio nunca se imaginó que iba a terminar aquí. Nunca”, dijo. Y recordó cómo fue aquel día de la elección. “Yo vine al Vaticano con una valijita, con lo puesto y un poquito más. Más aún: dejé preparados en Buenos Aires los sermones para el Domingo de Ramos. Pensé: ningún Papa va a asumir el Domingo de Ramos, así que yo el sábado viajo de vuelta a casa. O sea, nunca me imaginé que iba a estar acá”. “¿Y cómo miraría Bergoglio al Papa?”, le preguntó Télam. “Yo creo que en el fondo diría ‘¡Pobre tipo! ¡La que te tocó!’. Pero no es tan trágico ser Papa”.