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El vacío existencial es la primera causa de ansiedad

Marian Rojas (Fotografía: Lupe de la Vallina)

Marian Rojas Estapé (Madrid, 1983) es la best seller de la pluma antiinflamatoria, la bata blanca y la sonrisa realista y consciente. Psiquiatra. En el momento más doloroso de su vida escribió Cómo hacer que te pasen cosas buenas (2018), y el viento de la naturalidad y la franqueza de sus páginas, siempre entre la ciencia y la experiencia, cosechó 350.000 ejemplares vendidos y un alto número de hogares reencendidos sin miedo al precio de la luz. Sus páginas trajeron más brillo, también para los ojos de una sociedad con síndrome de burnout que miraba hacia los lados, titubeante, incluso antes de que debutara el coronavirus.

Este año ha vuelto al podio de los libros más vendidos con Encuentra tu persona vitamina: una rebotica para conocernos y sanar la convivencia, y una vacuna de emergencia ante este clima de urgencias de salud mental que se salen de madre en nuestros propios domicilios.

No ha vivido aún su crisis de los 40 y ya ha salvado de muchas asfixias emocionales, angustias existenciales, ahogamientos en piscinas y en vasos de agua, tiros por la culata, encierros al vacío, sorderas de orgullo, miopías individualistas, cobardías crónicas, hiperplasias de inmadurez, esguinces familiares, anorexias de afecto, bulimias de egocentrismo… y suicidios.

El timbre de su consulta está que arde. Las páginas de sus libros viajan en el metro. Mujer de rojo sobre fondo gris-oscuro-casi-negro-mate. Apasionada. Ilusionante. Es un ventilador de divulgación científica, guiños de empatía y motivos contundentes para vivir con la cabeza alta.

Con la mirada puesta en una pandemia que sube y baja por el retrovisor. Con El País y su “España, en terapia” sobre la mesa del café. Muy cerca de las grúas monstruosas que recomponen el nuevo Bernabéu, zumo de oxitocina con vitaminas, andamios, reset, la ola en las gradas y ¡gol!

— Dice The Lancet que los casos de depresión grave han aumentado un 28% en todo el mundo y los diagnósticos de ansiedad, un 26%. Son porcentajes de guerra mundial que nos están hablando a gritos: “Conócete a ti mismo, cuídate, y protege a los demás”.

— No estamos diseñados para vivir en modo alerta. Las cifras son “lógicas” después de este tiempo de pandemia, porque casi nadie sabe enfrentarse de manera sana a la muerte, a la enfermedad, al sufrimiento y a la incertidumbre. Durante el confinamiento repetí muchas veces: “Si no puedes salir fuera, métete dentro”. Estas circunstancias son ocasiones de oro para pararse a pensar y hacerse las grandes preguntas. La pandemia bien gestionada nos ayudará a crecer. De momento, lo que veo en consulta es que la pandemia mal gestionada nos está enfermando.

— Desde el inicio de la pandemia, en España se prescriben el doble de psicofármacos. Pero en Encuentra tu persona vitamina nos habla de que nadie sale del hoyo solo con pastillas.

— Las pastillas pueden ser una grúa necesaria que nos sacan del hoyo y nos colocan de nuevo con los pies sobre la tierra. A partir de ahí, debemos contar con herramientas que nos permitan aprender a vivir sin fármacos. Las pastillas son impermeables que ayudan a no sentir. En los casos de depresión grave o de angustia sirven para paliar esos síntomas ansiosos depresivos, pero debemos prepararnos para seguir adelante sin impermeables. Recomiendo ir contando con recursos propios, poco a poco, para ser capaz de gestionar los problemas de cada día: un bache económico, la incertidumbre de la vida misma, la relación con personas que no nos convienen…

“Si contamos con herramientas para gestionar lo bueno y lo malo, vibra en nosotros un equilibrio interior y somos más felices”

— El CIS dice que el 35,1% de los españoles ha llorado en el último año y medio. Me parecen pocos. Lo que está claro es que ante una sociedad que cambia bruscamente cada día, la incertidumbre y las crisis cada vez necesitamos más estar rodeados de personas que curan: aspersores de oxitocina, en la jerga de tus libros.

— Yo he llorado varias veces durante la pandemia y no me importa admitirlo. En pleno confinamiento tuve a mi cuarto hijo y el mayor tenía cinco años… De pronto, me vi en unas circunstancias muy complejas de gestionar, porque mi marido era trabajador esencial. No conozco a nadie que no haya sufrido mucho en algún momento de esta pandemia. La incertidumbre, el miedo y el estrés nos intoxican de cortisol y las personas vitamina nos riegan de oxitocina, que inhibe el cortisol. Es importante aprender a ser persona vitamina y rodearse de personas vitamina, que son esas que en un solo instante te alivian de la tensión y saben sacar lo mejor que llevas dentro.

— Bienaventurados quienes te bajen el cortisol y te mejoran la vida, porque ellos son la mejor vitamina en este contexto de anemia existencial.

— Tener una persona con quien hablar o estar cuando lo necesitamos provoca ratos oxitocínicos que son el mejor regalo. Por primera vez en nuestra historia, hoy, cuando vemos a alguien, medimos antes el riesgo que el cariño. Prevalece el miedo a contagiarse sobre las ganas de verse. ¿Estará vacunado? ¿Lleva mascarilla? ¿Me ha dado la mano? ¿Le respondo con un abrazo? Todo este proceso mental es terrible en las relaciones humanas, que son de entrega, de servicio y de cariño.

— En tus libros abres muchas pestañas y hay una que me parece la más esperanzadora de todas: los seres humanos podemos cambiar. Tenemos capacidad para mejorar nuestra forma de ser y para hacer que nos pasen cosas buenas después de evitar las inercias malas.

— No conozco a nadie que no esté librando una batalla importante en algún aspecto de su vida, porque la vida es un drama y eso es una realidad. Al que no le preocupa la salud, le angustia el dinero, o el amor, o el trabajo, o los padres, o los hijos… Como psiquiatra y como persona que se dedica a investigar el comportamiento humano, cada vez tengo más claro lo importante que es ser capaces de disfrutar lo bueno y gestionar adecuadamente lo malo. Conozco a personas que protagonizan muchas vivencias positivas, pero no son capaces de disfrutarlas y deambulan en tensión. Suelen ser personas que, después, ante lo malo, se bloquean, se enfadan, pierden el control o enferman. Mi mensaje es esperanzador, porque yo he visto que, cuando contamos con herramientas para gestionar lo bueno y lo malo, vibra en nosotros un equilibrio interior y somos más felices.

— Es posible pensar en una sociedad en la que amanezcamos pensando: ¿cómo puedo hacer que todas las personas que se cruzan hoy por mi vida estén a gusto, aunque el mundo real no sea Pixar?

— En esto soy más pesimista, porque hay un fondo egoísta en la sociedad. Hoy estamos más conectados que nunca, tenemos más amigos en las redes sociales que nunca, y somos más individualistas que nunca. Y la pandemia ha exacerbado ese perfil. Nos levantamos por la mañana preguntándonos qué hago con mi vida, qué me satisface, y nos hemos olvidado completamente de qué hago con la vida de los demás o qué les satisface a quienes me rodean. Con mis libros, trato de impulsar que esto cambie, porque una sociedad individualista, se destruye. No estamos diseñados para vivir así. No tocarse, mata. Aislarse, enferma.

— Pongamos por hecho que yo quiero ser vitamina en medio del mundo. ¿Cómo puedo curar a una persona egoísta?

— Las personas que no son vitamina están sufriendo por algún motivo. La mejor manera de ser vitamina es dejar de juzgar a los demás. Debo comprender que detrás de la toxicidad de ese egoísmo, de ese mal humor, de esa frialdad, hay un daño patente o latente. Si levanto la barrera del juicio crítico y me impongo la del entendimiento, todo cambia. Yo escucho cosas increíbles en mi consulta, y evito juzgar, sobre todo desde que me tocó afrontar un caso muy grave que me dejó impactada. En este episodio concreto, pensaba que mi paciente era una mala persona, y cuando percibí ese planteamiento, me di cuenta de que así nunca sería capaz de ayudarle. Me despojé del prejuicio del juicio, intenté entender el camino por el que había llegado hasta ese comportamiento, y en ese momento el paciente empezó su fase de sanación, porque cuando comprendemos a alguien aflora la oxitocina, y si hay oxitocina, baja el cortisol, y cuando baja el cortisol, nos empezamos a curar.

“La mejor manera de ser vitamina es dejar de juzgar a los demás. Comprenderse y comprender es aliviar”

— Dices que la escucha activa “provoca un subidón de oxitocina instantáneo en el prójimo”. Que empatizar de verdad es una receta magistral para todos. Parece fácil, pero…

— La empatía es una cualidad maravillosa, pero ojo con la empatía exagerada. Hay personas que empatizan tanto que se pasan la vida sufriendo por todos los problemas del mundo. Debemos aprender a protegernos. De todas formas, para el 80% de la población, la empatía es dejar de ser el centro del universo para que los demás nos empiecen a importar. Todos nos damos cuenta perfectamente cuando interesamos de verdad a otra persona y sentimos esa conexión mágica ante quien nos entiende perfectamente.

— ¿Cómo se ayuda a curar la amargura, la tristeza y ese resentimiento que muchas veces reverbera en el diálogo social?

— La tristeza se contagia y los amargados se juntan. Son cosas de las neuronas espejo… Al triste hay sacarle de su zona de disconfort con mucha delicadeza. La amargura es un veneno. En ambos casos conviene ayudar a cada cual a saber cómo han entrado en su vida. Cuando el ser humano se entiende, entiende por qué ha llegado a una determinada situación. Si desconocemos el cómo, el cuándo y el por qué, la capacidad de salir se complica y se acaba huyendo hacia adelante buscando vías de escape rápidas como las redes sociales, la pornografía, los videojuegos, las compras compulsivas o la comida, que son extras que alivian momentáneamente la amargura, pero que, a la larga, nos destruyen.

— ¿Cómo podemos revertir el colapso de quien sufre incertidumbre crónica, miedo al presente y al futuro o vértigo por soledad?

— Lo primero es saber si uno es así, o si las circunstancias han hecho que se convierta en una persona así. ¿Soy miedoso, sufridor, hipocondríaco, habitualmente irascible…, o lo soy ahora después de una pandemia, después de una ruptura afectiva, después de un problema de salud? Saber dónde y cómo se activó mi estado de alerta es importante para salir del túnel. Si son problemas de mi forma de ser, tengo que trabajar mi forma de ser. ¿Por qué soy así? ¿Algún trauma en el armario? Identificar las heridas y las causas es el primer paso para mejorar. Yo suelo exponerlos por escrito, con flechas, con colorines, porque ver tu vida simplificada plasmada en un papel nos descomplica y alivia las fuentes de tensión. Si no analizamos las cosas con calma, en frío, entramos en estado de incertidumbre, de miedo, de ansiedad, colapsamos en medio del desconocimiento y naufragamos en el desconcierto. Comprenderse y comprender es aliviar.

“El amor requiere mucha tolerancia a la frustración y una alta capacidad de posponer la recompensa y, sin embargo, todos ansiamos sentirnos queridos de esa manera”

— ¿A qué cosas buenas podemos agarrarnos cuando nos tiemblan los cimientos personales y sociales?

— No podemos tener miedo a profundizar. La historia nos ayuda a entendernos, la cultura nos hace más sabios, conocer vidas ejemplares nos enseña y nos inspira, desde un Nelson Mandela a un santo Tomás Moro, pasando por muchos grandes personajes que, en momentos de grandes sufrimientos, dolor y lucha, supieron encontrar un camino. En un mundo cada vez más materialista no podemos temer dar respuesta a nuestra sed de trascendencia. ¿Hay vida después de la muerte? ¿Todo lo que existe es tangible? ¿Admiro la grandeza del más allá? ¿Creo en Dios? Yo creo que hay un ser superior que nos quiere y nos protege, y me parece que creerlo te cambia la vida. Cada uno debe buscar sus respuestas preguntando, leyendo, escuchando… Encerrarse en el hoy y el ahora sin aclarar los interrogantes últimos que dan sentido a nuestra vida genera un vacío existencial, que es la primera causa de angustia. El amor es otro pilar fundamental. El motor principal que nos mueve a hacer cosas buenas es sentirnos queridos.

— En tu libro queda claro que amar bien es fundamental y, también, que amar bien es dificilísimo. Y nadie nos enseña…

— Aprendemos a querer durante nuestra infancia según nos quieran en casa. Si unos padres se gritan, se normaliza el grito como componente de las relaciones; si unos padres expresan su afecto, se busca esa manera de expresarse en la propia vida. Si unos padres se comunican, conversan y se entienden, se aprende a comunicarse adecuadamente en las relaciones personales, y si los padres se hablan en casa en el idioma de la tensión constante, a los hijos les faltarán habilidades para manifestar cómo se sienten. Nadie nos enseña a querer, pero cuando aprendes a querer bien, la sensación de plenitud es inmensa.

— Alertas de que reluce un “tabú sentimental” en la sociedad open-mindopen-heartopen-couple...

— En muchos círculos es más fácil hablar de sexo que de amor. Las mismas personas que cuentan que ven porno, tienen reparos en comentar el regalo que le han hecho a su mujer o la carta romántica que le han escrito a su pareja, porque eso sí les da vergüenza. Hay quien entra en crisis porque su novia le quiere presentar a sus padres, pero alardea con familiaridad de todas las posturas sexuales que practican en la intimidad. Estamos en un contexto social donde la consistencia del amor es líquida, incluso gaseosa. Vivimos en una sociedad basada en gratificaciones instantáneas –¡lo quiero todo y lo quiero ya!– en la que podemos comprar sushi, sexo, ropa y libros en menos de 24 horas, pero el amor es esfuerzo, trabajo, paciencia, perseverancia, atención… El amor requiere mucha tolerancia a la frustración y una alta capacidad de posponer la recompensa y, sin embargo, todos ansiamos sentirnos queridos de esa manera.

— Drogodependencia emocional: hemos apostado por las sensaciones fuertes posponiendo las razones para vivir. Y tampoco le acabamos de encontrar sentido a estas arenas movedizas…

— Querer sentir a todas horas tiene sus consecuencias, y una de ellas es que la inteligencia y la voluntad se vuelven irrelevantes. A más experiencias vibrantes, más dopamina y menos corteza prefrontal, que es la zona del cerebro de la atención, de la construcción, del control de impulsos, de la profundización, del discernimiento, del juicio moral… Sentir a todas horas hace que el criterio para opinar dependa de los sentimientos y no del pensamiento, y eso es un problema. Cada uno siente según su biografía, sus heridas y su estado de ánimo de esa mañana, y eso se observa perfectamente en las redes sociales, porque la razón está perdiendo la guerra.

— La felicidad no es Mr. Wonderful. La felicidad está en las ilusiones sencillas, defiendes tú.

— Lo que llamamos felicidad es la capacidad de disfrutar de las cosas buenas de cada día. El problema es cuando nuestro corazón está incapacitado para amar, para disfrutar, para compartir… La pandemia nos ha ayudado a valorar la felicidad en las pequeñas cosas.

“La gente buena tiene algo muy atractivo, que se llama corazón. La gente mala es gente herida, no lo olvidemos”

— Has vendido más de 350.000 ejemplares de Cómo hacer que te pasen cosas buenas. Y estás en el podio de los más vendidos de no ficción con esta segunda obra. Los libros curan, al menos a muchos lectores. Pero la autora supongo que irá de ala…

— El primer libro lo escribí para ayudar a mis pacientes y tener un apoyo para mis conferencias. Me alegra saber que un mensaje esperanzador que toca las fibras sensibles del ser humano está calando en la sociedad, pero estoy abrumada por la respuesta. He tenido que aprender a gestionarme ante esta avalancha, que, de haberla intuido, la habría rechazado desde el principio, porque yo soy muy casera y disfruto en la consulta, y de pronto me he visto en medio de un tsunami a lo grande. Como me conozco muy bien, he intentado poner frenos y barreras para que esto no me afecte más de lo normal, aunque ha habido momentos de agobio.

— Reconocer la vulnerabilidad es un componente importante de la empatía. Parece que ese prototipo de perfección que nos proponían las redes sociales y la televisión ha perdido hegemonía. El maquillaje y el postureo ya no nos dan confianza. Escuchamos mejor a quienes tienen heridas, porque son como nosotros.

— La perfección no existe, pero nos la venden. No conozco ninguna vida sin heridas, pero nos atrae tanto la belleza y la armonía, aunque sean artificial, porque alivian el sufrimiento. Cuando estamos sumergidos en el drama, mirar mundos supuestamente ideales nos evade, aunque, en general, ayuda más constatar que todos somos humanos y que tenemos nuestras luces y nuestras sombras. Es bueno que sepamos que las redes sociales son el paraíso del filtro, y que el perfeccionista es el eterno insatisfecho. Quien ansía la perfección constantemente es un gran sufridor que acaba somatizando en algún frente, porque vive con la tensión de quien no sabe disfrutar.

— Sus investigaciones científicas acaban aconsejando abrazos, equilibrio, normalidad, escucha, silencio, paz… Parece un villancico…

— ¡Me encanta!

— Hay tanta dopamina en los villancicos como en la bondad de la gente, que también existe.

— Todos conocemos a gente buena y a todos nos gusta estar con esa gente, porque tienen algo muy atractivo, que se llama corazón. Son personas que siempre buscan comprenderte y entenderte sin juzgarte. La gente mala es gente herida, no lo olvidemos.

— Navidad y asombro. Infancia y misterio. Sorpresa y horizontes. Dar gracias y pedir perdón. Pasar página y hacer propósitos de año nuevo.

— Después de la pandemia, es muy sano hacer un reset, rebobinar, ver en qué hemos mejorado este año, de qué me siento orgullosa, de qué me arrepiento, a quién le debería pedir perdón, a quién iría a darle un abrazo consciente de que lo necesita… No viene mal hacerse estas preguntas y ser valientemente consecuentes con las respuestas. También nos sirve pensar propósitos realistas para el año que viene, y no me refiero a ir al gimnasio o a dejar de fumar, sino a temas vitales más consistentes. Solo la conquista de haber traído a la mente ese deseo de mejorar nos guía ya por el camino correcto.

— ¿Pedimos a los Reyes Magos algo especial para que nos conserve con salud la corteza prefrontal?

— Pedimos a los Reyes que no perdamos la ilusión de la infancia o que la recuperemos, porque las cosas buenas pueden suceder.

— ¿Venderá Amazon barriles inyectables de oxitocina?

— Si Amazon supiera donde los venden, no me cabe la menor duda…

Álvaro Sánchez León

Al sur de la frontera

Documental producido y dirigido por Oliver Stone, realizado en 5 países de Latinoamérica con entrevistas a ex y actuales presidentes, tales como Hugo Chavez, Lula da Silva, Cristina Fernandez de Kirchner, Rafael Correa, Evo Morales, Néstor Kirchner, etc.

La cinta examina asimismo las políticas económicas de libre mercado favorecidas por los gobiernos de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional durante los últimos años, y cómo estas han favorecido las grandes disparidades económicas de los países latinoamericanos.

Sugiere asimismo que la colapso del peso argentino en 2001, junto a las sospechas de los planes de erradicación de narcóticos y el descontento por la venta de los recursos naturales a las multinacionales, también han contribuido en la región al ascenso de líderes socialistas y socialdemócratas.

La “estafa” trans: “La transexualidad es homofobia, terapia de conversión para homosexuales”

Tras sufrir daños irreversibles, Sandra Mercado denuncia la “degradación de la transexualidad” que pretende Irene Montero y el “nuevo fascismo queer”.

Sandra Mercado, transexual | LD

Desde que la ministra de Igualdad, Irene Montero, anunció la llamada ley Trans, las feministas han venido denunciando que dicha normativa es literalmente “una aberración“. Sin embargo, no son las únicas. Aunque muchos no se atreven a alzar la voz, lo cierto es que cada vez son más los propios transexuales que la consideran “una locura”. Sandra Mercado es una de ellos. “La transexualidad es homofobia, terapia de conversión para homosexuales“, denuncia abiertamente.

Sandrita -como le gusta que la llamen- nació siendo un hombre. Y hoy, insiste, lo sigue siendo, a pesar de su apariencia de mujer. Hace unos años completó su transición con una vaginoplastia y, en contra de lo que esperaba y de lo que muchos le prometieron, su disforia no ha desparecido. Darse cuenta de la “estafa” de la transexualidad le hizo caer en un pozo muy hondo: “Es como si te hubieras hecho de una secta y, de repente, fueras consciente de ello. Para mí fue un shock el darme cuenta de la verdad de la transexualidad”.

Hoy, gracias a la ayuda de psicólogos y psiquiatras -abolicionistas del género, matiza- resurge de sus cenizas para mostrar al mundo esa verdad a través de su propia historia. Lo hace en su canal de Youtube y en esta charla con Libertad Digital, en la que denuncia “ese nuevo fascismo llamado queer, lleno de purpurina” por el que se ha dejado llevar la ministra de Igualdad y que, según dice, ha desembocado en una “degradación de la transexualidad“.

Nazismo, maltrato y acoso escolar

“Yo siempre tuve claro que era homosexual. En el colegio, yo me enamoraba de chicos, como mis amigas. Nunca he sentido atracción por las mujeres”, arranca su relato. No era lo único que tenía claro: “Ya en la guardería, siempre me fijaba en las profesoras con el pelo largo, en el maquillaje, en los tacones… Todo eso me fascinaba, pero no me hacía plantearme que fuera una niña, simplemente yo tenía esos gustos”.Me perseguían por la calle para intentar matarme, me hacían bullying en el colegio y hasta mi padre me llamaba ‘maricón’

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Sandra Mercado, cuando todavía era un niño

Sin embargo, todo aquello pronto empezó a ocasionarle graves problemas en el pueblo en el que vivía, un pequeño municipio situado a unos 40 kilómetros de Barcelona, donde se convirtió en el objetivo de uno de los tantos grupos neonazis de principios de los 90. “Me perseguían por la calle para intentar matarme, me hacían bullying en el colegio y hasta mi padre me llamaba ‘maricón’ -explica tratando de no dejarse llevar por el dolor de los recuerdos-. Me obligaba a jugar al fútbol, me decía que tenía que ser del Real Madrid, y yo todo eso lo odiaba. Yo solo quería barbies, me gustaba el color rosa… Pero esperaban que yo me comportara como un machote. No me dejaban expresarme como yo quería, porque a la mínima ya me decían que todo eso era de niñas”.

Su madre fue la única que trató de comprenderle: “Fue a hablar con las profesoras para preguntarles qué me pasaba y ellas le dijeron que no tenía ningún problema, que los juguetes no eran nada más que eso, juguetes, así que me compraba todas las muñecas que yo quería, pero me las escondía debajo de la cama para que mi padre no las viera”.

La ‘plumofobia’ y el origen de su disforia

Hoy, a sus 35 años, es consciente de que todo aquello fue el origen de su disforia. Y no sólo la homofobia, sino también la “plumofobia” que existe en la sociedad y a la que, según dice, contribuyen muchos homosexuales: “Yo siempre he sido muy amanerado, con muchísima pluma, era un niño con una voz muy femenina, gesticulaba mucho… Y cuando empiezas a sufrir discriminación y maltrato, todo eso poco a poco te empuja a querer pensar que eres una mujer porque piensas que, si encajas como mujer heterosexual, te van a dejar en paz”.Piensas que si encajas como mujer heterosexual, te van a dejar en paz

El punto de inflexión llegó en la adolescencia. “Empecé a tener disforia, pero yo creo que la disforia o dismorfia la sufrimos todos. La sociedad en la que vivimos nos hace crearnos complejos. Yo era un chico que tenía mucho vello en la cara y en el pecho, y que se metieran conmigo por eso también me hacía rechazar mi cuerpo, pero no creo que tenga que ver con la transexualidad -reflexiona dos décadas después-. Es como cuando las chicas gorditas o un niño que lleva gafas y tiene granos en la cara no le gusta verse así, pero porque nos han metido en la cabeza que eso es algo horrible”.

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Siempre ha sentido predilección por la ropa de mujer

Por aquel entonces, ya usaba ropa considerada de chica. “Iba al Bershka y me compraba mis pantalones de campana, mis plataformas…”, recuerda orgullosa. Sin embargo, cuando empezó a desarrollar su disforia pensó que aquello no era suficiente. “Seguía siendo un hombre, así que necesitaba un tratamiento hormonal”.

El inicio de la hormonación

Empezó a trabajar en bares y discotecas y conoció a muchos transexuales que le hicieron replantearse todo e iniciar la transición para tratar de convertirse así en una mujer: “De alguna manera, piensas que te vas a volver invisible, ya no eres ese maricón al que van a insultar o al que van a pegar. Hay muchas variables que pueden influir, pero en mi caso fue por culpa de la discriminación, el maltrato y los estereotipos sexistas”.Hay muchas variables que pueden influir, pero en mi caso fue por culpa de la discriminación, el maltrato y los estereotipos sexistas

Y así fue como inició el tratamiento hormonal de la mano de psicólogos que, según denuncia, nunca le dieron alternativa: “La disforia tiene un origen, una raíz, y nadie indagó en mi raíz. Simplemente me señalaron ese camino“. Aunque Sandra está convencida de que, si muchos profesionales no lo hacen, es por miedo. “No es que no quieran, es que la ley no les deja, porque si cuestionan el origen de tu disforia, pueden tener problemas”.

Al igual que a otros tantos jóvenes de la época, le dijeron que tenía “la mente de una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre”. Y ella se lo creyó a pies juntillas: “Llegué a pensar que, en el embarazo de mi madre, había habido algún problema y me había quedado a medias, porque todo me hacía ver que parecía una mujer y que, con unas cuantas hormonas y una cirugía, ya sería una mujer completa”.

El “infierno” de la vaginoplastia

En aquella época no existían las unidades de género en los hospitales, así que inició el tratamiento hormonal con un endocrino privado. Llegó a visitar al famoso cirujano Iván Mañero para hacerse la vaginoplastia, pero la operación que le ofrecía costaba entre 30.000 y 40.000 euros, así que decidió esperar. “La transexualidad es un negocio que mueve millones, no te imaginas hasta qué punto”, lamenta.La transexualidad es un negocio que mueve millones, no te imaginas hasta qué punto

En 2010, la Seguridad Social empezó a incluir la cirugía en su cartera de servicios y se apuntó en la lista de espera. Tardó cinco años en recibir una llamada, pero, en 2015, por fin le dieron cita con un psiquiatra para que valorase si era candidata a una vaginoplastia. “Lo único que hizo fue hacerme preguntas sexistas: si de pequeña jugaba con muñecas o con coches, si en el sexo era la pasiva o la activa… Y, claro, concluyó que era la candidata ideal, y como yo en aquella época tenía el sexismo muy interiorizado, pues también”.

Unos meses después, llegaría la primera consulta con el cirujano. “Lo único que me dijo fue que me quedaría poca profundidad. Solamente te dicen eso. No te explican nada, esconden las consecuencias a corto y a largo plazo”, denuncia Sandra, a la que aquella operación le ha ocasionado “daños irreversibles”.Tengo momentos mejores, momentos peores, pero es un daño que ya es irreversible

Sin entrar en muchos detalles, nos cuenta que la vaginoplastia es “una cirugía muy invasiva”, que “el postoperatorio es un infierno” y que, en muchos casos, como el suyo, el sufrimiento no termina ahí. Pasado un año y medio o dos años, le diagnosticaron una estenosis en la uretra. “Me daban antinflamatorios, pero llegó un momento en que casi no podía orinar. Imagínate los dolores que pasé”. Finalmente, la volvieron a operar. “Experimentaron conmigo”, denuncia. Y, aunque finalmente todo salió bien, los nervios del suelo pélvico le han quedado dañados para siempre. “Tengo momentos mejores, momentos peores, pero es un daño que ya es irreversible. Es como si tuviera una cistitis permanente”.

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Hoy, Sandra cuenta su experiencia en un canal de Youtube

Así, lo primero que Sandra reclama es transparencia: “Siempre he dicho que ojalá por lo menos hubieran sido honestos conmigo y me hubieran explicado los riesgos, porque si me los cuentan, te prometo que yo me lo hubiera pensado mejor”. Por eso, hoy se siente orgullosa de poder ayudar a otras personas a través de sus redes sociales: “Si una vez que escuchan mi historia quieren seguir adelante, que lo hagan, pero muchos se han puesto en contacto conmigo y me han dicho ‘gracias, porque gracias a tu testimonio, me lo he replanteado y no me hago la vaginoplastia. Me quedo con mi pene y me expreso, me visto y luzco como quiero’ “. De hecho, advierte de que incluso las hormonas pueden provocar daños irreversibles. En su caso, dispepsia estomacal o, lo que es lo mismo, una inflamación severa del estómago.

La “estafa” de la transexualidad

Sandra empezó a movilizarse en las redes sociales hace dos años, cuando descubrió que las cirugías no habían acabado con su disforia. Sin embargo, ha tenido que pasar unos meses alejada de todas las plataformas por el shock que le produjo entender cuál había sido la verdadera raíz de su problema: el sexismo. “Después de leer mucho, me di cuenta de que la transexualidad era una estafa, de que realmente somos homosexuales atormentados por estereotipos sexistas y que el único camino para poder superar la disforia o llevarla lo mejor posible es aceptarme tal y como soy”.Transexualidad es homofobia, terapia de conversión para homosexuales. Es querer heterosexualizar la homosexualidad

Hoy, trata de hacer ver a sus seguidores que muchos de los problemas que padecen se acabarían con la supresión de los estereotipos sexistas: olvidarse de que hay cosas de chicas y cosas de chicos, cosas que están bien vistas si tu apariencia física es la de una mujer y cosas que no. “Transexualidad es homofobia, terapia de conversión para homosexuales. Cuando escucho a transexuales decir ‘yo soy una mujer heterosexual’, es mentira. Primero, porque el sexo no se puede cambiar, porque es inmutable y segundo, porque sigue siendo el mismo varón homosexual. Es querer heterosexualizar la homosexualidad”.

La “degradación” de la ley trans

Reconoce que el asunto “es muy complejo”, pero, precisamente por eso, Sandra cree que no se puede despachar con una ley como la que promueve la ministra Montero: “La ley de 2007, que es cuando yo me hice el cambio de nombre, ya era maravillosa. Esto es una degradación de la transexualidad”. De hecho, incluso se queja del nombre de la propia ley. “Ahora todo es un paragua trans dentro del que cabe todo: hombres autoginefílicos, el fetichismo travesti, el tema de las drac… Es un borrado de las propias personas transexuales que sufrimos de disforia”, lamenta Sandra, mientras insiste en lo absurdo de promover cientos de géneros distintos. “¿Dónde quedan luego las estadísticas de la violencia de género?”, se pregunta indignada.

Además, Sandra advierte del peligro de la despatologización que promueve el Gobierno. “Ahora cualquier menor que quiera hormonas o bloqueadores, los tendrá y, por eso, a mi esta ley me da terror, me da muchísimo miedo”, confiesa tras entender que esa no ha sido la solución a sus problemas y que, sin embargo, ya no tiene marcha atrás. La misma indignación muestra por el limitado papel de los progenitores: “Si un padre o una madre se opone o le da a entender a su hijo que hay otras alternativas, le pueden quitar hasta la custodia“.Si una persona transexual no ni tiene ningún problema, ¿por qué la Seguridad Social le va a cubrir con hormonas y cirugía?

Y eso por no hablar de la contradicción que supone despatologizar la disforia, pero incluir los tratamientos dentro del sistema público de salud: “Si una persona transexual no ni tiene ningún problema, ¿por qué la Seguridad Social le va a cubrir con hormonas y cirugía? Es que esta ley no hay por donde cogerla, es absurda la mires por donde la mires”. De ahí que recomiende a lrene Montero que se preocupe “por las hembras biológicas de la especie humana, cosa que no hace, y luego, si quiere, que se preocupe por los verdaderos homosexuales que hemos sufrido homofobia, pero no por identidades ficticias”.

El “fascismo queer” y los menores

Es consciente de que su discurso es y será criticado por muchas personas que pensarán que ella no es una auténtica transexual. “¿Y por qué ahora ya no soy transexual? ¿Porque mi discurso ya no va con el suyo?”, se responde a sí misma. “Es que esto ya es una especie de nazismo. Lo queer es muy fascista”, sentencia sin renunciar a su verdad: “Las personas que piensan que estoy loca son personas transexuales que tienen el género muy interiorizado, y yo te estoy hablando de la raíz del problema y eso duele, porque la verdad duele”.

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Aunque aparentemente ya es una mujer, sigue sufriendo disforia

Sin embargo, a Sandra no le importa esta sobreexposición si con ella consigue evitar un arrepentimiento tardío, sobre todo cuando aquellos que emprenden el camino de la transición son menores de edad: “Estamos hablando de estereotipos sexistas que son reversibles, pero cuando los menores empiezan con los bloqueadores, hay cosas que son irreversibles“.

Por eso, el último mensaje de esta larga charla es para ellos: “A los menores que quieran iniciar la transición o se lo estén planteado, yo les diría que su biología es perfecta, que deberían aprender lo que es el sexismo y el género. Y si son muy muy pequeñitos, que los propios padres lo aprendan y eduquen a sus hijos a través de la aceptación de sus cuerpos. Si quieren lucir, vestirse y expresarse como quieran, que lo hagan, pero no por ello significa que son del sexo opuesto“.

https://www.libertaddigital.com/espana/politica/2022-02-12/la-estafa-trans-la-transexualidad-es-homofobia-terapia-de-conversion-para-homosexuales-6864361/

Ana Iris Simón, la escritora que cantó las cuarenta

La periodista de izquierdas ha sido calificada de reaccionaria por un discurso que dio el pasado sábado en La Moncloa

El 22 de agosto de 2019, en la revista Vice, en la que trabajaba antes de irse a la calle tras sufrir el tercer ERE de su vida profesional, Ana Iris Simón Cuesta (Campo de Criptana, Ciudad Real, 29 años) escribió un artículo titulado “Crecí en una familia de feriantes en la España de los ochenta” que fue extraordinariamente leído. Lo leyeron también las periodistas Jimena Marcos y María Jesús Espinosa de los Monteros, que escribieron, deslumbradas, a la editora Eva Serrano, de Círculo de Tiza.

“Deberías leer a esta chica”, fue el mensaje que recibió Serrano junto al enlace. Serrano telefoneó a Ana Iris Simón y quedó con ella. “Me pareció una niña duende, muy morena, muy femenina, que hablaba de cosas que parecían mágicas”, dice la editora al teléfono. Acordaron una suerte de continuación de aquel artículo viral en Vice, y Serrano comenzó a recibir, a ritmo lento, textos de la escritora sobre la feria y la vida en la feria. Hasta que cesó abruptamente y estuvo varios meses sin enviar nada.

La razón era que se había muerto su tío Hilario y después, de pena, su abuela Mari Cruz, y aquello fue el detonante para que las dos, editora y autora, retomasen el libro volcándolo directamente en su familia a partir de una lección del fallecido Hilario: seguimos vivos y cerca en las historias que nos contamos. Aquello se llamó Feria y no es la biografía de los Simones y los Bisuteros, como son conocidas las dos ramas familiares de la autora, sino que estos, y La Mancha, se utilizan para vertebrar un ensayo recibido primero con euforia, como los éxitos discretos, y después con violenta división de opiniones, como los éxitos masivos. Esta semana, en la plataforma Amazon, Ana Iris Simón ha sido la autora más vendida de España, por encima de la superventas María Dueñas, que acaba de publicar Sira, la continuación de El tiempo entre costuras.

¿Por qué? El 20 de mayo Ana Iris Simón recibió una llamada de La Moncloa. ¿Le apetecería participar en un acto con el presidente del Gobierno sobre retos demográficos y la iniciativa España 2050? Dijo que sí. “¿Pero a ti por qué te llaman?”, le preguntó su madre, la Ana Mari. Ana Iris Simón se puso a escribir un discurso que es, básicamente, un resumen del primer capítulo de Feria (Círculo de Tiza, 2020), el libro que la ha puesto en boca de todo el mundo, y cuando terminó recordó que no tenía impresora.

En casa de un amigo, aprovechó para preguntar qué le parecía lo que había escrito. “¿Me paso?”. No, le respondió. El sábado 22 se presentó en el acto embarazada de ocho meses largos y dijo: “Está muy bien ayudar a empresas ecológicas y ponerle wifi al campo. Pero no habrá agenda 2030 ni plan 2050 si en 2021 no hay techo para las placas solares porque no tenemos casas, ni niños que se conecten al wifi porque no tenemos hijos”. También: “Se me ponen los pelos de punta cada vez que se habla de necesitar inmigrantes que nos paguen las pensiones, como si fueran divisas. Emigrar fue un trauma para mi abuelo en los setenta y para mis amigos en 2008, y mientras les pedimos a los inmigrantes que paguen nuestras pensiones, no les estamos permitiendo pagar las de sus padres ni las de sus abuelos en sus países de origen, y eso me suena a robarle la mano de obra a los que hace siglos les robamos el oro”.

“¿Autoficción neofascista o reivindicación de lo comunitario?”, tituló un artículo eldiario.es. “¿Falangista o de izquierdas sin tonterías?”, planteó El Español. Ana Iris Simón genera, sobre todo, preguntas. En su libro, de 220 páginas, sus detractores señalan varios pasajes en los que supuestamente la autora enseñaría la patita, como uno en el que, de adolescente, una amiga suya punk escucha a Estirpe Imperial, grupo neonazi, y a Simón le gusta una canción, Primavera, porque le parece “muy bonito eso de que un ángel fuera cabalgando con brío y valor, y de que le cantaran a una patria que echaban de menos desde la lejana y gélida Rusia”; otro cuando le escribe a su futuro hijo que casi nadie entendió El Quijote salvo Ramiro Ledesma Ramos, “el joven Ramiro, que por gracia de Ortega se enamoró de su fulgor y su brío y quiso requijotar España. Pero esto no te lo diré, lo de Ledesma Ramos, no porque seas pequeño ni porque vaya a ser que te líes, porque serás un chico listo, sino porque te dejaré descubrirlo”.

Más allá de eso, el verdadero debate de Feria es el espíritu que impregna todo el libro y el que puso su autora sobre la mesa en La Moncloa. ¿Vivimos peor que nuestros padres? Ana Iris Simón cree que sí. Voces a derecha e izquierda creen unas que no y otras que sí. “Lo que ha pasado con Feria”, dice a EL PAÍS, “es lo mismo que ha pasado con Díaz Ayuso, que está en mis antípodas ideológicas: que decimos lo que se oye en el bar”. Simón se considera de izquierdas (“mi posición es la de Podemos de 2015: el pueblo contra la casta”) pero cree que el eje izquierda/derecha lleva a la inmovilidad “y a un bipartidismo de bloques con el que el 15-M quería romper”.

Cuando salió de La Moncloa hacia Aranjuez, donde vive, su nombre ya estaba en todos los titulares. “Esperamos que no te hayas arrepentido de haber venido por la que se ha liado”, le dijeron dos representantes del Gobierno. Dijo que no. ¿Y de algunos pasajes de Feria se arrepiente?, le pregunta este periódico. “No”, responde. “Mucha gente que ha leído Feria y ahora lee algunas interpretaciones debe de sentirse gilipollas. ¿Leí un libro falangista, neofascista?”. Su padre, comunista como su abuelo y su bisabuelo, le escribió un wasap en 2019 acerca de la conveniencia de la palabra “patria”: había dado con una carta del bisabuelo represaliado escribiéndole a su hijo sentir estar exiliado de su patria. “El relato lo hacemos nosotros o lo hacen otros. Imaginario, yo no sé, llámame escéptico. Y también eso lo dudo. El imaginario lo creáis los que sabéis escribir. A los demás se nos olvida”.

https://elpais.com/ideas/2021-05-29/ana-iris-simon-la-escritora-que-canto-las-cuarenta.html?outputType=amp

Lucio Urtubia, el albañil que estafó a la First National City Bank

El último golpe al franquismo se lo dio el 18 de julio de 2020. Lucio Urtubia moría en París cuando los fascistas en España celebraban el aniversario del “glorioso alzamiento nacional” de 1936 al que los republicanos y gentes de izquierdas lo conocen por golpe de estado. Lucio nació en 1931 en una familia muy humilde de Cascante, Navarra.

Su padre cayó enfermo de cáncer y murió cuando él tenía 19 años. Con ocasión de una visita, su padre le pidió que le matase para liberarle de los dolores que estaba sufriendo con el cáncer terminal. La agonía de su padre le provocó una tremenda congoja. De ahí le surgió la idea de atracar el banco de su pueblo donde trabajaba una señora que conocía para pagar tratamiento para su padre. Fue con un cuchillo y no pudo hacerlo.

«si el paro y la marginación crearan revolucionarios, los gobiernos habrían acabado ya con el paro y la marginación»

Desde niño tuvo que ayudar a su padre para poder mantener a la familia que tenía 6 hijos. El trabajo duro le abrió los ojos al hacerle entender que quienes mandaban y vivían como marajás en los pueblos eran los curas, los jefecillos de los cuarteles de la guardia civil y el secretario. La mayoría de las personas trabajaba de sol a sol malviviendo cabizbaja y él lo consideraba tremendamente injusto. Ya desde muy joven, su carácter contestatario o “revoltoso” le hizo pasar por la cárcel. Él mismo cuenta que “mi suerte fue nacer pobre pobre porque no tuve que hacer ningún esfuerzo en perder el respeto a todo lo establecido”.

Su padre había muerto ya y Lucio fue reclutado para el servicio militar con lo que faltaba un sueldo en su casa. Consciente de esta situación, él aprovechó para hacerse con un puesto en la cocina. Muy pronto tuvo la idea de robar comida, mantas y zapatos de los almacenes del ejército para que su familia viviese mejor.  Sacaba el botín en cubos de basura que alguien recogía. Estando de permiso se descubrió que era él quien desvalijaba los almacenes y optó por desertar del ejército y huir a Francia en 1954. Robar al ejército y desertar estaba penado con la pena de muerte en tiempos de Franco (1936-1975).

Ya en París, muy pronto se hizo asiduo de los círculos anarquistas mientras trabajaba de albañil, puesto que le buscó una hermana suya afincada en la capital de Francia. En esos círculos había exiliados españoles que pertenecían a la CNT. Aunque tenía una formación muy precaria por haber tenido que abandonar la escuela a los 12 años, tenía una curiosidad innata que le permitió leer y asimilar el mensaje de autores que teorizaban sobre asuntos de índole política de cierta complejidad. Sus amigos anarquistas le hacían llegar toda suerte de libros que él consumía con avidez. Llegó a conocer a Albert Camus y a André Breton. Muy poco después de mudarse a París, le pidieron que ocultase al anarquista español Quico Sabaté. Vivieron juntos algunos años hasta que Sabaté, muy en contra de lo que le propuso Lucio, atravesó los Pirineos, fue capturado y ejecutado en España.

Para entonces, Lucio ya tenía una agenda y contactos con anarquistas en España y a nivel internacional que estaban luchando contra dictaduras desde la clandestinidad. Quico fue su maestro y pasó algún tiempo en la cárcel. Lucio Urtubia perpetró varios atracos a bancos a nivel internacional para financiar proyectos anarquistas. Abandonó los atracos porque temía herir a algún empleado del banco. Cuando Quico regresó de la cárcel, se quedó sorprendido del dinero que había podido amasar Lucio. Lucio se reafirma en que robaban bancos porque ninguno de sus amigos era hijo de industriales ni tenían ministros ni políticos que les diesen dinero. Nada le hubiese producido mayor desasosiego que herir o quitarle la vida a alguien.

Como la lucha contra las dictaduras continuaba y ninguno de sus había heredado una cuenta corriente abultada, alguien en el grupo de anarquistas tuvo la idea de falsificar dólares para arrodillar a los Estados Unidos. Lucio cuenta que hasta llegó a entrevistarse con el Che con motivo de su visita a Francia para ejecutar esas operaciones desde Cuba. El Che, entonces ministro de industria, rechazó esa propuesta. Por lo tanto, su grupo de activistas siguió maquinando el plan. Con otros cuatro amigos creó una imprenta que imprimía pasquines para la lucha clandestina en España. Empezaron a falsificar documentos de identidad y pasaportes que les permitían abrir cuentas bancarias y alquilar pisos.  En algún momento, los servicios jurídicos les alertaron de que la pena por falsificar dólares era de 20 años de cárcel mientras que la de falsificar traveller´s cheques era de solo cinco años.

Lucio conoció al falsificador Laureano Cerrada que le presentó unos dólares falsos fabulosos. Basándose en esa idea y de forma organizada los artistas se pusieron a hacer las planchas, se compraron travelers cheques y se imprimieron miles de cheques con un mismo número que los miembros de grupos anarquistas retiraban en bancos a nivel mundial, también en los EEUU. Se ponían de acuerdo en qué días retirar el dinero de los travelers cheques.  Según cuenta Lucio, había 30 grupos organizados a nivel mundial. Solo él sabe cuánto dinero se “expropió” al banco más grande del mundo, City Bank, por este método.

Los traveler´s cheques era una modalidad de pago que permitía adquirir el cheque en la moneda de un país y retirar dinero en moneda de otro país. Por ejemplo, se podía comprar el cheque en pesetas y después presentar ese cheque en un banco francés y retirar francos franceses. Era como dinero al contado. La First National City Bank se quedaba con una comisión. Esos cheques los negociaban los bancos y los originales llegaban a la central en los EEUU después de algún tiempo. En los años 70 el grupo empezó a “expropiar” el banco americano por medio de esta estafa.

Pasó cierto tiempo hasta que los operarios de la City Bank se dieron cuenta que había traveler´s cheques tan perfectos que era imposible detectar que eran falsos porque hasta los números impresos en ellos eran números que existían. Ahora bien, había cientos de cheques con el mismo número. No se podía detectar el fraude con las listas de números que ponía la First National City Bank a disposición de los bancos, porque los números eran reales.

Lo que hizo saltar todas las alarmas en los EEUU era que había una masa ingente de cheques en circulación en muchos países europeos, pero principalmente en Francia. El 9 de julio de 1980 fue detenido Lucio en París con un maletín y pasó a disposición judicial. Estaba lleno de miles de cheques traveler´s. Registraron su casa, pero no encontraron ni las planchas ni la impresora. Lucio callaba y los traveler´s falsos seguían llegando a la central en los EEUU por millares. La policía francesa no tuvo más remedio que informar a los directivos de la City Bank que no se habían encontrado las planchas. La City Bank optó por una negociación con Lucio para cercar las pérdidas que se estaban ocasionando al banco.

Lucio dice con mucho orgullo y una sonrisa entre angelical y picarona en una entrevista de Jordi Évole que la City Bank le pagó lo que él pidió. Jordi insiste y Lucio le cuenta que fueron 40 millones de francos de los años 80. Son entre 5 y 6 millones de euros al cambio de hoy. Añade que entregaron los cheques en circulación y algunas de las planchas. Se guardaron algunas planchas por si la City Bank cambiaba de opinión y volver a extorsionarlos. Lo que “expropiaron” con los traveler´s cheques solo lo saben Lucio y la City Bank. Tal vez por eso, se abstuvo la City Bank de emprender acciones legales contra Lucio.

La mayor estafa bancaria a nivel mundial es desconocida para la mayor parte del mundo, pero no así en Francia, donde Lucio goza de mucha popularidad. Lucio puso en el bajo de su casa un local que servía para charlas y actividades culturales, porque la cultura era para él primordial. Él dice sentirse muy privilegiado porque su mayor riqueza es haber nacido pobre.

Con mucha humildad afirma que fue poco a la escuela y todo lo que aprendió lo aprendió en París. A pesar de no tener estudios, lo invitan a dar charlas a universidades francesas y fuera de Francia. Pero lo que más le enorgullece es que la gente vaya a visitarlo. Dice que pasan 100 personas a la semana por su local. Los institutos de bachillerato vienen a casa a visitarlo cuando tratan ciertos temas en la clase de historia. Se siente muy orgulloso de su vida y si volviese a nacer, volvería a hace lo mismo.

Las personas que han tenido trato con él, lo recuerdan con mucha ternura. Roland Dumas, exministro de Asuntos Exteriores de Francia fue su defensor en el juicio de los cheques. Cuenta que cuando habló con él, se confirmó lo que pensaba de él, que Lucio robaba para apoyar causas políticas, que no se quedaba el dinero. La puesta en circulación de los cheques tenía por objetivo desestabilizar los regímenes políticos afincados. De ahí que Lucio, en los primeros momentos de esta empresa política viajase en desde París a Hendaya en tren y atravesase la frontera hacia Valcarlos. Conocía muy bien esos caminos desde su época de contrabandista.

Estos cheques llegaban a manos de anarquistas españoles que empleaban el dinero en acciones de insurgencia y resistencia al régimen franquista. Igual que apoyó a la disidencia franquista, también apoyó a los tupamaros de Uruguay y a tantos otros grupos que luchaban contra la opresión de regímenes capitalistas que beneficiaban a unos pocos y sumían en la miseria a los más pobres y harapientos de forma inversamente proporcional. No cree en ninguna forma de gobierno porque citando a Maquiavelo en una entrevista a GARA afirma que “no se puede gobernar sin crimen”. El poder corrompe y no se libra ningún régimen de su crítica.  Apela a la responsabilidad individual de los seres humanos para vivir con dignidad, en harmonía  y hacer el bien.

No es ningún secreto que estuviese a favor de la independencia de Euskadi. A buen entendedor, pocas palabras.

https://elhuron.net/2020/07/19/lucio-urtubia-el-albanil-que-estafo-a-la-first-national-city-bank/

Brahim: d’arribar amb una narcollanxa a estudiar, treballar i aprendre català

La vida d’aquest noi que va venir del Marroc d’adolescent desmunta el discurs racista

El Brahim passejant pel seu barri de Can Serra, a l’Hospitalet de Llobregat 
MANOLO GARCIA

A Andalusia també va conèixer una altra màfia, la dels treballadors dels centres d’acollida, que li demanaven 500 euros per dur-lo a Catalunya

“Si estudio i parlo idiomes és impossible no trobar feina”, deia convençut el Brahim ara fa quatre anys. En tenia 17 i havia arribat a Catalunya després d’un periple perillós des del seu Oumjrane natal, al Marroc berber. L’ARA recollia la seva història –llavors sota el pseudònim de Rachid–, com havia deixat enrere família i amics per creuar l’estret de Gibraltar en una llanxa carregada de droga. Sent un nen va haver d’aguantar les pallisses dels policies marroquins que l’interrogaven per saber el seu nom quan el van enxampar intentant creuar des del port de Kssar Sghir: el Brahim va esborrar tots els contactes del mòbil i se’ls va aprendre de memòria per evitar que contactessin amb la família i el fessin tornar. A Espanya, després de pagar més de 2.000 euros a una màfia que el va traslladar fins a La Línea de la Concepción, va anar saltant de Còrdova fins a Granada, passant per Sevilla, abans d’aterrar a Barcelona. A Andalusia també va conèixer una altra màfia, la dels treballadors dels centres d’acollida, que li demanaven 500 euros per dur-lo a Catalunya.

El sinuós viatge que el Brahim va fer quan era adolescent queda lluny. Amb 21 anys és ara una persona autosuficient, que combina els estudis amb la feina i ja no rep prestacions. En dos anys va treure’s el grau mitjà d’automoció i electromecànica de vehicles en un institut de la Zona Franca. Va fer les pràctiques en un taller de cotxes (Midas) i quan tenia 18 anys el van contractar. “No en sabia res, però els meus companys em van ajudar i van ensenyar-m’ho tot”, recorda. Feia mitja jornada per compaginar-ho amb els estudis i en poc més d’un any va poder tornar els més de 2.000 euros que li havien deixat per fer el salt a Europa. Amb l’arribada de la pandèmia es va quedar sense feina, però amb el temor que pogués perdre els papers va aconseguir que l’empresa el tornés a contractar. “La feina tornava i vaig dir al meu cap: ‘No em paguis com abans, però necessito la feina’”. Va estar-s’hi uns mesos, fins que es va tornar a quedar sense ocupació.

Van ser setmanes complicades perquè havia de renovar el NIE i necessitava un contracte laboral vigent. A través de l’ONG Punt de Referència, que ajuda el jovent tutelat i extutelat a emancipar-se, va fer una crida per trobar feina. Tenia tres setmanes. I va funcionar. Va entrar a Damm, en aquest cas d’operari de maquinària de reciclatge d’ampolles. El setembre del 2021 va començar el grau superior i va haver de deixar la feina perquè no podien oferir-li la mitja jornada. Però, a finals d’any, el seu antic cap a Midas, l’Eduard, el va tornar a cridar, ara per treballar en un taller de Vilafranca del Penedès. Es va haver de comprar un Seat León i durant més de mig any sortia a quarts de set del matí cap a la nova feina, on treballava fins a les 13 h, i a la tarda, a les 15 h, ja obria els llibres a la Zona Franca.

Viatge obligat a casa

L’estabilitat es va acabar aquest l’estiu. La mare del Brahim s’havia d’operar per uns problemes als genolls i ell necessitava estar amb ella. Va signar una baixa voluntària i va anar-se’n a casa per cuidar la família, els seus quatre germans petits i la mare, que estava en un hospital a més de dues hores del poble. Ell mateix va assumir els costos de la intervenció: més de 3.000 euros.

A la tornada a Catalunya, a través d’Infojobs, va trobar feina a finals d’agost en un altre taller, Aurgi. “Des del principi els vaig deixar clar que volia estudiar, que em quedava un any i volia acabar. No volia que m’enganyessin, ni jo a ells”, explica. I torna a fer jornades maratonianes: estudia al matí i a la tarda, durant sis hores diàries, s’està al taller, un horari que complementa el dissabte per arribar fins a les 40 hores setmanals. 

L’any que ve, mentre faci les pràctiques, la seva intenció és estudiar català, informàtica i anglès. Sap que aquesta serà la seva casa durant molt de temps i vol integrar-s’hi: “Hi ha gent que ve al taller i em parla en català, jo els responc quatre paraules, però quan ja parlem del cotxe, he de passar al castellà perquè no en sé prou, no m’expresso del tot bé”. El Brahim té el somni de muntar el seu propi negoci i saber l’idioma del país és un mínim. També espera dur els seus quatre germans a Barcelona, tot i que li agradaria que hi aterressin quan ja fossin majors d’edat. Abans, si pot, intentarà entrar a la universitat per estudiar online enginyeria mecànica.

Mentre dibuixa el seu futur, pendent que li atorguin els papers de “llarga durada” que ha sol·licitat, intenta estalviar –deu diners a un amic que n’hi va deixar per pagar les despeses mèdiques de la mare– i fer arrels al país que l’ha acollit. Persones com l’Eduard, el seu excap, o la Vicky, una referent que li va oferir el seu cotxe quan ell el necessitava i que per al Brahim és com la seva “germana espanyola”, l’han ajudat quan més ho necessitava. No són els únics catalans amb qui ha fet amistat. Amb companys més grans del grau ha anat d’excursió al Pirineu o va a jugar a futbol cada diumenge prop de l’Hospital de Sant Joan de Déu, a Esplugues de Llobregat.

El racisme

De moment, viu amb tres companys més del seu país. Ell administra el pis de lloguer en què estan instal·lats a l’Hospitalet. Un dels nois treballa a les obres, un altre estudia i el tercer fa pràctiques a Siemens. “No soc l’excepció, tots els meus companys del centre treballen o estudien. El 85% dels nois que arribem som així, però el grup que no ho és podreix el 85% que treballem o estudiem”, argumenta el Brahim sobre la imatge pública al voltant dels menors no acompanyats. Durant els primers mesos a Barcelona, de fet, va haver d’empescar-se-les perquè el grup dominant al centre no el rebutgés. “Vaig tenir sort de saber dir que no, em deien d’anar a robar o a fumar i vaig dir que no, però un nen de 15 anys moltes vegades no sap negar-s’hi”, reflexiona. Quan era al centre sortien de marxa i li donaven alcohol. Ell se n’anava al lavabo, tirava la beguda i es treia una ampolla de Red Bull de la butxaca per substituir-la. “Feia veure que anava ebri per no quedar malament amb ells, perquè no tenia ningú més. Després van venir amics que eren com jo”.

El Brahim conviu amb tres companys més en un pis de lloguer MANOLO GARCIA

“Et trobes gent meravellosa i altres situacions de racisme. No puc jutjar, perquè no vull perjudicar tota la gent que m’ajuda i s’ha portat bé amb mi”, reflexiona. Assumeix que la imatge d’alguns dels seus companys –una minoria, aclareix– perjudica la resta. Però, molts cops, s’ha trobat respostes injustificades de persones nascudes a Catalunya. Al taller mateix, quan els clients el veuen, li pregunten amb cert recel: “M’ho faràs tu?” Es queden a prop controlant com treballa perquè “no hi confien”, però quan veuen el resultat final s’acaba emportant les “propines més importants”. N’està tip que la policia l’aturi pel carrer sense justificació. Fins i tot, quan va perdre el NIE i va anar a fer la denúncia a la comissaria dels Mossos de la Florida, el van fer fora: “Em van dir que havia de demanar cita. Quan vaig insistir per obtenir un justificant, per si algú feia alguna cosa amb el meu NIE, el policia em va dir: ‘Ets el fatxenda del barri, tira d’aquí o et trec fora a la força’”.

“Soc feliç, angoixat per estudiar i treballar alhora, perquè de vegades estic cansat i em pregunto per què ho he de fer, perquè no tinc temps per a mi ni per als amics, però paga la pena”, resumeix abans de confessar que si pogués tirar enrere repetiria el camí que el va dur fins a Catalunya. Això sí, no se n’aniria de casa tan jove. “No em quedaria al Marroc, he vist situacions molt dures, i aquí veig que ho estic fent bé”, afirma convençut.

https://www.ara.cat/societat/brahim-arribar-narcollanxa-marroc-estudiar-treballar-aprendre-catala_130_4504532.html

“Perdón” y “Paz”: la carta de una nieta de un represor franquista a las víctimas

Una vecina de Santa Eulalia de Cabrera reconoce la violenta muerte de dos vecinos en una operación para acabar con el mítico líder de la guerrilla antifranquista Manuel Girón en 1951 en un gesto que los nietos de las víctimas agradecen

Una cascada de dolores y perdones. Muchísimas décadas después. Eso es lo que una sencillísima carta manuscrita que ha aparecido en el pueblo de Santa Eulalia de Cabrera (municipio de Encinedo en la provincia de León) ha conseguido arrancar a raíz de reconocerse de manera por primera vez pública y directa algunos salvajes asesinatos de represión ocurridos en la comarca leonesa de la Cabrera, que fuera santuario de la primera guerrilla antifranquista de España, con el mítico Manuel Girón como uno de sus líderes.

La carta del perdón final, asumiendo aquellos crímenes siempre conocidos pero jamás aireados, está firmada por Gema Rodríguez Ballester. Ella ha querido hacer el esfuerzo que varias generaciones obviaron y escribir el reconocimiento de algunas muertes de la represión en la dura posguerra de esta comarca, repleta de violencia silenciada durante décadas.

En la puerta del Cabildo del pueblo, el punto donde de manera habitual se sitúan escritos y avisos oficiales o populares, ella pegó hace unas semanas una carta de su puño y letra que seguro que fue difícil de escribir. Decorada con unas flores, el texto reza así:

“Santa Eulalia. 7 de julio de 2022

Estas flores blancas son para el hombre y la mujer, cuyos nombres desconozco, vecinos de Santa Eulalia de Cabrera, que en los años 50 fueron torturados y asesinados a manos de mi abuelo, Benjamín Rodríguez Cañueto, y de su hermano pequeño, José Rodríguez Cañueto. Ambos emigraron a Sevilla, como una forma de huida, imagino.

A las familias de este hombre y esta mujer, en nombre de mi familia quiero decir: “LO SIENTO”

Siento mucho todo lo que sucedió. Siento mucho vuestro dolor. Una pérdida así no se puede reparar pero con este gesto pretendo al menos reconocer la responsabilidad que mi linaje paterno tuvo en estos actos criminales. Y pedir PERDÓN.

La guerra terminó. Que la paz sea para todos, para los que ya murieron y para los que seguimos vivos.

Que Dios tenga en su Reino a aquellas víctimas que tanto sufrieron sin comprender y a sus perpetradores, haciéndoles reflexionar sobre sus actos y haciéndoles restablecer el equilibrio en el continuum de la vida.

La Guerra terminó. Paz para todos.

Si alguien encuentra esta carta y conoce a algún miembro de estas familias a las que me dirijo, le agradecería que les hiciera llegar estas palabras“

No parecía conocer mucho los detalles pero sí el dolor que sin duda la actuación de sus propios familiares causó. Así, salió a la luz la historia de los Rodríguez Cañueto. Ahora se reconoce por fin que fueron ellos los artífices de la muerte de los vecinos Antonio León Carrera y Carmen Ballesteros Rodríguez un fatídico 23 de abril de 1951.

La traición que acabó con el mítico Girón
Tal y como relata y demostró en su libro ‘El monte o la muerte’ Santiago Macías, “mientras José fue uno de los autores materiales, su hermano Benjamín lo fue de forma intelectual, tanto para contactar con algunos miembros del último grupo guerrillero -que estaban al tanto de la operación- como señalando a los objetivos entre la población”.

Además de este episodio, también sale a la luz indirectamente una especie de demostración definitiva de que José Rodríguez Cañueto fue el artífice de la histórica traición por la que cayó El Girón, quien fuera desde 1936 la pesadilla de resistencia antifranquista en el monte para el régimen fascista de Francisco Franco.

Infiltrado en la última cuadrilla maqui de Girón, se ganó la amistad del líder y aprovechando una ocasión única le mató disparándole a bocajarro mientras desayunaba cerca de Molinaseca el 2 de mayo de 1951, desfigurándole la cabeza para causar confusión y enterrándole evitando que su sepultura se convirtiera en un referente de la lucha contra el dictador y su régimen de 40 años. Dicen que cobró 80.000 pesetas, una fortuna de la época.

Reacciones a la historia
Ahora, las simples líneas de Gema Rodríguez Ballester han desatado el perdón que reclamaban, en cascada. En el grupo de Facebook ‘Cabreireses entusiastas’, donde se compartió su escrito, ya son dos los familiares directos de los vecinos asesinados los que han reaccionado a los detalles de la historia.

Tere Franco afirma: “Soy nieta de Antonio León y aunque nada va a cambiar el dolor de mi abuela y de sus hijos me parece un buen gesto que desde aquí quiero dar las gracias”. Parecido mensaje que desde Francia ha escrito Carmina Cortes: “Hola. La mujer que mataron en Santa Eulalia era mi abuela Carmen Ballesteros. Gracias por reconocer públicamente el horror que cometió tu familia”, le replica ella a Rodríguez Ballester.

Para Santiago Macías, que arrojó tanta luz sobre hechos como estos, las de la emotiva carta “son unas palabras que no van a cambiar el pasado, pero honran a quien las ha escrito porque pocas veces se pueden ver cosas así”. Porque “para perdonar, alguien tiene que pedir previamente perdón”, zanja. Es así como la verdad, la historia y los sentimientos pueden ayudar a cerrar heridas.

https://www.eldiario.es/castilla-y-leon/perdon-paz-carta-nieta-represor-franquista-victimas-abuelo-pueblo-leon_1_9221094.html

Razones para devorar ‘Manual para mujeres de la limpieza’ aunque no seas muy de cuentos

¿Quién dice que los cuentos no venden? La edición póstuma de esta antología de relatos de Lucia Berlin (1936-2004) ha sido uno de los best seller del año pasado y, según parece, promete serlo también de este. Los elogios en la prensa y el boca-oreja han convertido a ‘Manual para mujeres de la limpieza’ (Alfaguara) en un insólito fenómeno literario.

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Te damos cinco razones para que dejes de decir aquello de «prefiero un libro gordo que me tenga enganchado un par de meses»:

1. Se puede leer como «un libro gordo que me tenga enganchado un par de meses». Los 43 relatos que componen ‘Manual para mujeres de la limpieza’ tienen tanta carga autobiográfica que se pueden leer casi como unas memorias, como 43 capítulos en la vida de Lucia Berlin. Una vida itinerante (de Alaska a California pasando por Chile), agitada sentimentalmente (se casó tres veces y tuvo cuatro hijos), inestable laboralmente (profesora, recepcionista, enfermera, limpiadora…) y bañada en litros y litros de alcohol.

2. Enlazando con el punto anterior, ‘Manual para mujeres de la limpieza’ es una obra maestra de la autoficción. Aunque con una particularidad: está escrita cuando a esta forma de escribir no se le llamaba autoficción. Si te gusta la literatura del yo (de la que aquí hemos reseñados varios ejemplos: ‘La hierba de las noches‘, ‘Cocaína‘, ‘Para acabar con Eddy Bellegueule‘, ‘Hermano de hielo‘…), los relatos de Berlin te dejarán con unas enormes ganas de haberla conocido.

3. Sirve como guía para señoras de la limpieza, pero también como manual de autoayuda. Los relatos de Berlín son terapéuticos. Están situados en lugares sórdidos, tristes, dolorosos: hospitales, prisiones, lavanderías, centros de desintoxicación… Están protagonizados por alcohólicos, inadaptados, fracasados, enfermos… Y hablan de adicciones, de problemas de salud, económicos, sentimentales, de infancias tristes. Sin embargo, están envueltos en una extraña alegría, en una ternura tan paradójica como vivificante.

4. Son muy divertidos. Berlin demuestra tener un sentido del humor admirable. Sus relatos están atravesados por una luminosa y fina ironía en la que no cabe el cinismo (en esto se diferencia de Raymond Carver, con quien ha sido comparada). Sus personajes pueden ser marginales y desgraciados, pero tienen tanta dignidad y alegría como la que exhibe la escritora en sus fotos. Quién diría viéndolas que es una borracha que vive en una caravana, tiene empleos precarios, sufre de escoliosis, tuvo una madre alcohólica que se suicidó, un marido yonqui y una hermana que murió de cáncer.

5. Es ‘Paterson‘ hecho realidad. Resulta curioso comprobar las semejanzas entre la vida como escritora de Berlin y la del protagonista de una de las mejores películas de 2016. No es difícil imaginar a la cuentista escribiendo sentada en un banco mientras espera el autobús, en la lavandería mientras hace la colada o en la mesa de la cocina mientras se termina de hacer la cena. Una escritora proletaria que, como William Carlos Williams, el poeta al que evoca ‘Paterson’ y con el que también se ha comparado la escritura de Berlin, es capaz de extraer toda la belleza, el humor y la alegría que permanece oculta tras la cruda y cotidiana realidad.

https://jenesaispop.com/2017/02/11/289035/5-razones-devorar-manual-mujeres-la-limpieza-aunque-no-seas-cuentos/

https://elpais.com/cultura/2016/04/26/babelia/1461686913_788507.html

Àngels de vida

Hogar

Es diuen Elvira i Maite. La primera va estudiar a l’ Institut Químic de Sarrià. La segona és arquitecta i dissenyadora d’èxit. Dues mares de família barcelonines que han fet de l’amor i la solidaritat el pilar de les seves vides. Elles són dues de les fundadores de la Llar de Maria de Badalona. Gràcies a elles seixanta noies soles i vulnerables han tirat endavant l’embaràs. I tot gràcies al temps, l’amor i els mitjans que els dediquen perquè visquin el do de la maternitat.

“Quan parlem de vida, hem de tenir en compte que salvem la de la mare i la del nadó, perquè a ella l’hem acostat a Déu”. Elvira Casas (Barcelona, 1964) és l’artífex d’aquest petit miracle que ha tornat a la vida mares soles, angoixades i sense recursos. Avui gaudeixen de la maternitat. I veuen les coses molt diferents. Enrere deixen un escenari negre de desesperació en el qual només cabia la idea de l’avortament.

Són seixanta mares de diverses nacionalitats amb menys de 30 anys. I seixanta criatures que avui tenen a la Llar de Maria els seus àngels de la guarda a la terra. Una tasca ingent en la qual participen psicòlegs, educadors socials, infermeres, metges, advocats, sacerdots i un grapat de 30 voluntaris que assisteixen a tota hora a les mares que aposten per la vida. “Quan diuen sí a la vida, nosaltres ens hi aboquem”, apunta l’ Elvira.

Des de la seva fundació el novembre del 2014, el propòsit de la Maite i l’ Elvira ha estat confiar aquesta casa a la Mare de Déu. “Res no seria possible sense la intercessió de la Verge”, diu l’Elvira. De fet, el lema de l’associació és “ Deixa’t estimar per Ella”, recorda la Maite.

La por, la baixa autoestima, les mancances afectives, la solitud, la falta de feina són característiques comunes d’aquestes noies. “Al principi estan molt tristes, però en poc temps experimenten un gran canvi”. Maite Oriol (Barcelona, 1953) ho explica molt bé: “ Busquem en el seu interior la veritat, però la clau és l’amor de Déu. Un amor que fa que elles s’enamorin ràpidament del nadó que porten dins”.

I l’amor de Déu fa brotar en elles la fortalesa per tirar endavant. Aquest és l’esperit de la Llar de Maria. El primer que reben les noies després de passar el llindar de la porta d’aquesta casa del carrer Roger de Flor és una abraçada afectuosa. “És amor incondicional. No se les jutja. Les ajudem en el moment més important i més dur de la seva vida. Perquè la forma suprema de la creativitat humana és la maternitat”, assenyala la Maite. “Els diem que qui els acull és la Mare de Déu. Nosaltres som els seus instruments”, intervé la Elvira.

Després vindrà tota una cascada d’ajuts que aportaran seguretat i formació a les joves mares. El treballador so­cial els busca feina i les ajuda amb l’elaboració del currículum. De fet, les seixanta noies ateses ja han trobat feina. La psicòloga organitza grups de suport on s’exposen els problemes i es busquen solucions. Una pràctica que les uneix molt. Els dissabtes es destinen a formació, que es divideix en tres blocs: l’afectiva sexual, la relativa a la salut del nadó i de la mare i l’ensenyament dels valors cristians.

Cadascuna de les noies té el seu àngel particular: una de les 30 voluntàries que està sempre pendent de la mare fora de la Llar de Maria i l’acompanya. Des de fer un cafè fins a l’assistència en el part. Arriba el moment esperat. Les noies donen a llum i reben tot el material per al nadó: el bressol, la canastreta, bolquers… Cada setmana es beneficien també de lots de menjar i productes per a la higiene personal.

La vida familiar segueix a la Llar de Maria. Batejos, aniversaris, xerrades. “Ens reunim setmanalment per menjar juntes i fer una tertúlia”, assenyala la Maite. Aquesta casa ara és casa seva, la seva família. Ja no estan soles.

La història d’èxit de la Llar de Maria es vol ampliar a la parròquia de la Sagrada Família (“ Lloc d’acollida de pobres per excel·lència”, recorda la Maite) i l’Hospitalet, on escoles com Xaloc i Pi­neda oferiran beques per als infants. Perquè com deia la ma re Teresa de Calcuta: “La imatge de Déu està en aquell infant que encara no ha nascut”. El seu web és http://www.hogardemaria.org.

https://www.lavanguardia.com/edicion-impresa/20170903/431010470273/angels-de-vida.html

Eudald Carbonell: “Els humans som imbècils”

Parlem amb el conegut arqueòleg, Eudald Carbonell, director de les excavacions al jaciment arqueològic de l’Abric Romaní

Segon estiu amb la covid com a protagonista, què ha suposat per les excavacions de l’Abric Romaní?

La mateixa resposta que vaig donar a Atapuerca la dono aquí, el Romaní no para. Hi ha un criteri de continuïtat de prendre tot tipus de protocols perquè la gent no es contagii i fer bombolles, però jo tinc la opinió que si es para una cosa costa molt d’engegar-la, per tant, la covid ha sigut un problema greu, però la covid no frenarà la vida. Aquesta és l’actitud.

Una cosa que em crida l’atenció és que tothom està treballant en mitjons, perquè ho fan això?

Per no trepitjar el material arqueològic i paleontològic que hi ha, si vas amb unes botes com les meves, jo estic treballant en un altre lloc, i les fots sobre una mandíbula de cérvol o un fòssil i el “matxaques”.

Cada dia trobeu restes arqueològiques?

Sempre hi ha centenars o milers d’objectes. Hi ha la part d’excavació, la part de laboratori per fer el seguiment i el rastreig de tot el que es troba. L’espai està organitzat per metres quadrats alfanumèricament i es va recollint tot el material que es troba i seguim una estratègia, quan s’acaba un nivell i hi ha una capa estèril es continua buscant-ne un altre. Ara estem al nivell R.

Com es decideix que el terreny és estèril?

Quan no es troba res és estèril. Fas una cata i si no trobes res vas baixant fins que trobes el següent nivell.

Atapuerca o Capellades?

Tot, però primer Atapuerca.

Quanta gent sou treballant aquí?

Pocs, 15 o 20. Abans de la pandèmia havíem arribat a ser 40.

Els que treballeu aquí, conviviu junts?

Sí, menys alguns tots estem vacunats i som una bombolla. Estem sempre junts.

Què és el més interessant que trobeu?

Sempre el foc. Els fogars és allà on la gent es socialitza. N’hem trobat més de 300 o 400 i és l’excavació en la que s’han trobat més fogars de la història dels neandertals.

Els humans seguim socialitzant al voltant d’algun “foc”?

Ara socialitzem diferent, ho fem amb altres coses, amb els mitjans tecnològics i no ens fa falta estar junts. Ara la interacció és tecnològica. La tecnologia és el que ens fa humans. La presència presencial és el passat. El contacte humà serà menys important que el digital.

Amb les troballes arqueològiques podem saber alguna cosa sobre el futur de la espècie?

Els humans tenim present perquè hem tingut passat, i el que és important és saber què volem fer en un futur. Quan tinguem clar què volem fer en un futur, quants volem ser al món, com volem distribuir la riquesa, etcètera podrem mirar com ens ha anat el passat i veure què s’ha fet bé i què s’ha fet malament. Amb el clima igual, podem saber que la tendència del clima, en la que hi estem influint nosaltres, és dolenta per l’espècie i també podem trobar què passava abans quan canviava el clima i ens ajuda a conèixer i a pensar sobre nosaltres.

I, els humans, sabem què volem en un futur? 

No.

I això és un problema?

Naturalment.

Quina relació tenien els neandertals amb la natura que els envoltava?

Com que no tenien la tecnologia molt perfeccionada era una relació molt més biològica que social i ecològica. Aquí hi hem trobat, fins i tot, espècies àrtiques, és a dir, hi ha hagut moments que ha fet molt fred i hi ha hagut moments que han estat molt semblants al que tenim ara. Però, abans, el clima evolucionava per ell mateix, ara nosaltres amb el diòxid de carboni, amb el metà estem intervenint en el clima. I, clar, abans érem molt pocs, però ara som milers de milions i aquest és el problema que té l’espècie. O pensem què volem fer i seriosament ens posem a fer-ho, és a dir, o hi ha consciència d’espècie o el futur de la humanitat no el veig gaire clar.

Precisament sobre això, l’any 2017 en una entrevista vas afirmar que estava apunt d’arribar un caos, el caos era la covid i tot el que estem vivint ara?

En el caos ara ja hi som, l’any 2017 hi estàvem entrant i ara ja hi som. I el caos porta a la destrucció. I la destrucció, o hi ha un fort col·lectiu intel·lectual humà de pensament o serà inevitable.

La destrucció és l’extinció?

No, l’extinció és diferent. Un col·lapse no és extinció, jo penso que aquesta situació portarà l’espècie a un coll d’ampolla.

Per tant, ens en sortirem com a espècie?

Sí.

Què hem de fer davant d’aquesta situació?

S’hauria d’augmentar la diversitat del planeta, parar la globalització, que és el pitjor que ha fet l’ésser humà perquè uniformitza i trenca la diversitat i hauríem de tenir una consciència crítica d’espècie diferent de la que tenim.

Arribarà un moment que estiguem convivint amb altres espècies d’humans? 

Sí, molt probablement a finals del segle XXI serem tres o quatre espècies humanes. I, llavors quan anem a altres llocs com Mart serem més. 

Tu creus que hi arribarem, a Mart?

Sí, jo crec que jo ho veuré. Anirà tot molt de pressa. La gent ara diu que anar a Mart són molts mesos i tal, d’aquí 50 anys tardarem un parell de setmanes en arribar-hi. Els motors de propulsió iònica, els ordinadors quàntics i tot això permetrà que puguem passar un cap de setmana a Mart. És com dir que els trens abans anaven a 60 per hora i ara van a 800. El futur ja el tenim aquí, ara s’ha descobert dins d’un ordinador quàntic un cristall del temps que ha trencat les lleis de la termodinàmica i això és un canvi de paradigma humà brutal.

Canvia la concepció de l’univers?

De tot. De tot l’ésser humà, perquè l’ésser humà és qui pensa com és l’univers perquè en realitat no ho sap.

L’extinció dels neandertals com va ser?

Ara sabem que no es van extingir, som nosaltres. L’espècie es va barrejar, es va creuar i ara som nosaltres. Si que va ser una desaparició del món però no es van extingir.

Com és que hi ha un jaciment d’aquesta magnitud aquí a Capellades? 

No ho sé. Està aquí, s’ha conservat, està en una zona de pas i s’està treballant i per això és important. És com una mina d’or.

Fins on podeu arribar aquí?

Portem 12 metres i ens en queden 40. D’aquí 100 o 150 anys s’acabarà l’excavació.

Com era la vida dels neandertals?

Podem saber que aquests grups que venien eren de més de 6 i menys de 12, que el foc era l’element fonamental de transformació de la seva vida i de les relacions socials i que eren bàsicament caçadors purs.

Què fem similar als neandertals?

Pràcticament tot. Ells pintaven, feien art, tenien tecnologia, enterraven els morts. Fem bàsicament el mateix. Excepte que ara tenim la capacitat d’intervenir sobre el canvi termodinàmic del propi planeta.

Ells tenien més consciència d’espècie?

No en tenien.

Creus que nosaltres en tindrem?

Jo penso que això que hi ha ara no es pot arreglar però, quan arribi el daltabaix de la crisi ho arreglarem per pebrots perquè no tindrem més alternativa que arreglar-ho. 

I el daltabaix quan serà?

Falta poc. Ja hi som. El col·lapse jo el veuré. Tu segurament el viuràs i molt temps.

Què implicarà?

Centenars de milions de morts, gana, destrucció i desorganització fins a tornar aconseguir un equilibri amb el planeta.

No fa bona pinta doncs…

En una alta probabilitat pinten bastos i bastos de veritat. Ara, això no serà el final de la espècie. És com si en una família de 12 en moren 5. Encara en quedaran 7.

Hi ha hagut un col·lapse similar anteriorment?

Com el que viurem penso que no. La socialització del capitalisme va costar 200 o 300 milions de morts en molt poc temps, la primer i la segona guerra mundial. Aquest cop seran molts més milions.

Déu n’hi do…

S’ha de parlar clar. Quan fas les coses com el cul, les coses van com el cul. Això és el que passarà.

Quant de temps fa que fem les coses com el cul?

Molt. Bàsicament des que el capitalisme ha estat el sistema que ha organitzat la vida humana.

El comunisme n’és la solució? 

El comunisme és una solució teòrica però, a la pràctica els humans no tenim capacitat intel·lectual per aplicar-lo.

Som més estúpids que el que la teoria exigeix?

Exacte (riu). Més que estúpids som imbècils. Perquè un estúpid no n’és conscient, un imbècil fa coses que no hauria de fer i que sap que no hauria de fer. Però, hi ha esperança.

Qui sobreviurà?

Els més ben adaptats. No els més forts, de fet, probablement els més forts són els que palmaran.

És una adaptació a nivell físic o mental, la que fa falta?

A tots els nivells. Si tu tens aigua a casa teva perquè hi ha una font i no n’hi ha més és pitjor, perquè vindrà tothom que vulgui aigua a casa i et mataran. Encara que siguis molt fort et pelaran. La gent buscarà la forma de sobreviure. El millor per adaptar-se és no tenir res. Si no tens res, a no ser que arribem al canibalisme, ningú et tocarà els pebrots.

A títol individual què podem fer per intentar evitar això?

Hi ha un concepte que estic treballant en el meu llibre, que l’has de comprar quan surti, que es dirà Humanització o extinció, que parlo que l’individu com a col·lectiu és molt important, però no col·lectivitzar l’individu. Això serà el futur de l’espècie si ho fem bé. Tots els individus pensem, tots tenim maneres d’adaptar-nos i com més formes diferents tinguem, tindrem més capacitat diversa de fer funcionar el món.

Comprar el teu llibre pot ajudar a sobreviure?

N’estic convençut. Si més no ens pot ajudar a saber perquè palmem. Humanització o extinció, sortirà a l’octubre o novembre. Si més no, llegir-lo et farà a pensar i reflexionar.

Ens falten espais per pensar? Estem massa distrets?

Molts. Estem distrets en les coses que ens portaran al desastre. Els romans ja ho feien i van palmar. Si estàs distret és el que passa. Quan els dents de sabre vivien a Atapuerca, si estaves fent la migdiada venia un animal d’aquests que pesava 400 quilos, et fotia una mossegada i ja eres mort. No podien estar distrets, aquella gent vivien sempre estressats, no com ara.

Estar estressat és bo?

És fonamental per adaptar-se. Un individu relaxat té les de palmar.

https://anoiadiari.cat/entrevista/eudald-carbonell-humans-imbecils/